El Banco Central de México (Banxico) subió su tasa de interés en 75 puntos base a 8.5%, su mayor nivel desde que el banco adoptó el régimen monetario actual, en 2008. Este movimiento era esperado por prácticamente todos los analistas y el mercado.
Por sexta vez consecutiva, Banxico subió sus propias expectativas de inflación para el cierre de este año, y lo hizo de forma considerable: ahora espera un 8.1%, 0.6% más que hace un mes y medio. Aunque estas son cifras más realistas que las anteriores, en opinión de Fintual, los estimados del Banco continúan siendo optimistas, en términos de la velocidad con que Banxico espera que baje la inflación.
Banxico sigue claramente preocupado por el potencial efecto que la alta inflación puede tener en su persistencia a través de las mayores expectativas de inflación. Además, el banco se nota más pesimista sobre el crecimiento económico, principalmente por peores perspectivas para el crecimiento global.
Al contrario de lo que algunos pensaban, la decisión fue unánime: después de que la inflación de Estados Unidos fue menor a lo esperado, y que subió probabilidad de que la reserva federal (Fed) reduzca su velocidad de alza de tasas en septiembre, había quien esperaba votos divididos entre 50 y 75 puntos base.
Al igual que la Fed, Banxico dejó abierta la posibilidad de un menor aumento de tasa en la próxima reunión. En otras palabras, si se cumplen las condiciones para que la Fed desacelere a 50 puntos base el ritmo de alza de tasas en septiembre, Banxico seguramente también lo hará. Podríamos decir que, en estos momentos, los datos de inflación y crecimiento en Estados Unidos son incluso más relevantes que los domésticos para las próximas decisiones de tasa local.
Debido a la ausencia de sorpresas, la decisión tuvo poco impacto de mercado. Por Priscila Robledo Economista jefe en Fintual |
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