·       En el marco del Día Mundial contra la Hepatitis, instituto informa sobre la instrumentación de programas de educación continua en clínicas y hospitales

A través de pruebas rápidas en unidades médicas de primer nivel de atención, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) promueve la detección temprana de hepatitis B y C, ya que si no se tratan a tiempo pueden provocar cirrosis hepática o carcinoma hepatocelular, condiciones médicas que ponen en riesgo la vida de las y los pacientes.

En el marco del Día Mundial contra la Hepatitis, que se conmemora el 28 de julio, la encargada de la clínica de esta enfermedad del Hospital Regional (HR) “1° de Octubre”, Nancy María del Carmen García Casarreal, informó que con el apoyo de esta estrategia que se realiza en salas de espera de clínicas y hospitales fue posible diagnosticar a personas asintomáticas; algunas han desarrollado esta patología desde hace más de 15 años y no lo sabían. “Esto les permitió acceder a un tratamiento que les evitará un deterioro vital”.

Los módulos de diagnóstico de esta enfermedad, indicó, funcionan de la siguiente manera: se toma la muestra con una gota de sangre, y en minutos se indica si es o no reactivo; en caso de serlo, se canaliza de inmediato para toma de muestras para evaluación de carga viral, de manera que, aproximadamente en dos semanas, las personas derechohabientes están recibiendo tratamiento.

La también especialista en medicina interna explicó, que el Issste, al formar parte del Programa Nacional de Eliminación de la Hepatitis C del Gobierno de México, está comprometido a brindar acceso a pruebas rápidas para detección, ya que entre 15 y 30 por ciento de quienes desarrollan cirrosis tuvieron como factor de riesgo la presencia de esta condición médica, mientras que entre 11 y 19 por ciento desarrollan hepatocarcinoma.

Las pruebas diagnósticas que se realizan en las clínicas del Issste son específicas para cada tipo, por lo que se utilizan anticuerpos, ya sea para hepatitis A, B, o C, con una serie de marcadores que, en combinación, indican si la infección es reciente o crónica. Ello ha permitido referir de manera inmediata a derechohabientes a hospitales para recibir medicina; de esta forma se evitan complicaciones en la salud, puntualizó.

Nancy García detalló que la hepatitis tipo A se cura con reposo; la hepatitis tipo B requiere tratamiento farmacológico; sin embargo, 10 por ciento puede convertirse en crónica y requerirá atención especializada. En promedio, 25 por ciento de pacientes con hepatitis B crónica sin tratamiento fallecen por complicaciones de cirrosis, por lo que es importante diagnosticar en etapas tempranas.

Señaló que la hepatitis tipo C se puede curar si se detecta a tiempo, mientras que las personas que se encuentran en estadios avanzados, e incluso que han desarrollado cirrosis, pueden acceder en el Issste a procedimientos especializados que mejoren su calidad de vida.

El médico adscrito al servicio de gastroenterología, José Armando Carmona Castañeda, recordó que la hepatitis es una inflamación persistente del tejido del hígado que permite el desarrollo de cicatrices causadas por depósitos de colágeno sobre este órgano.

Inicialmente, la hepatitis tipo A puede ser asintomática; posteriormente causa náuseas, vómito, dolor de cabeza, abdominal, fiebre, escalofríos y, a veces, coloración amarillenta en piel y ojos, mientras que las hepatitis tipo B, C y D —cuyo curso es mayormente crónico— pueden desarrollar signos después de años.

El Issste se suma a los objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para eliminar la hepatitis C en el año 2030, ya que tiene cura, por lo que el trabajo no se limita a las instituciones de salud, sino que se amplía a acciones comunitarias de prevención. Además, el instituto implementa programas de educación continua sobre esta patología en clínicas y hospitales, que van desde sensibilizar sobre el correcto lavado de manos, frutas y verduras, hasta la realización de tamizajes para diagnóstico oportuno y canalización.