“Depresión” es un término complicado. Al igual que muchos diagnósticos en psiquiatría, la palabra “depresión” tiene usos comunes y específicos. Los niños pueden quejarse de “sentirse deprimidos” después de una ruptura romántica, o después de no ser elegidos para formar parte del equipo escolar, pero tienden a salir, relativamente rápido, del caos en el que se encuentran. En estos casos, simplemente ellos están usando una palabra común con connotaciones médicas. Sería similar a un niño con una tos desagradable diciendo que tiene “broncoespasmos.” La diferencia, por supuesto, es que la mayoría de los niños no dicen palabras como “broncoespasmos.”
Esto puede llevar a una confusión y problemas de comunicación cuando se trata de depresión clínica. La depresión es un diagnóstico médico grave, aunque extremadamente tratable. Los niños deprimidos pueden tener retraso en su desarrollo, son más vulnerables a traumatismos y abuso de sustancias, e incluso pueden estar en peligro de cometer suicidio. En este artículo, Massachusetts General Hospital explicará en detalle la depresión en niños y cómo tratarla.
Estar atento a la depresión es una buena idea, pero cómo hacerlo no siempre es tan claro. Considere el caso de Julia.
Julia tiene 16 años, acaba de obtener su licencia de conducir y maneja la camioneta de su padre. La camioneta también es útil para transportar el equipo de su banda, un grupo punk de estilo “indie” que ella y tres de sus amigos han formado. Julia es una niña estupenda; toca el contrabajo antiguo en lugar del bajo eléctrico, y lleva un sombrero viejo que compró el año pasado en una tienda de segunda mano. Su banda en realidad se está volviendo bastante buena, y tuvieron un gran avance el otoño pasado, cuando llegaron a las semifinales en una competencia de bandas locales en su escuela.
Pero ahora sus amigos y sus padres están preocupados. Ella ha cancelado las últimas tres prácticas en el transcurso de unos meses. Sus calificaciones están bajando, y todo lo que hace es dormir. Ella insiste en que no está usando ninguna droga; simplemente no le importa nada y quiere que todos, especialmente sus padres, la dejen en paz. La semana pasada, publicó una foto de nada más que pintura negra bajo el título de “autorretrato” en su página de Facebook. Cuando sus amigos hicieron comentarios en la página, ella no respondió. Esto causa una llamada de uno de sus amigos a los padres de Julia, quienes la llevaron con su pediatra.
El pediatra habló con los padres y Julia juntos, y luego con Julia sola. La pediatra averiguó que el abuelo paterno de Julia se había suicidado y que Julia se había sentido bastante mal durante el último mes; al no detectar ningún período durante el cual Julia pareciera ser inusualmente enérgica, la pediatra concluyó que Julia sufría de depresión.
“Por supuesto que está deprimida”, dice su madre. “Solo mírala.”
¿Qué es la depresión?
La depresión es un síndrome caracterizado por un estado de ánimo triste persistente o a veces de ánimo irritable. Al hacer el diagnóstico, los médicos a menudo se refieren a los síntomas de depresión que son neurovegetativos. Estos incluyen falta de sueño, disminución del interés en cosas que antes eran de interés para la persona, poca energía, sentimientos de culpa, pérdida de esperanza y cambios en el apetito.
Además, las personas deprimidas pueden sostener sus cuerpos de manera diferente, a veces apenas moviéndose, y otras veces, demasiado inquietas. Los pensamientos y comportamientos suicidas son los signos más alarmantes, aunque no es necesario ser suicida para estar deprimido. En general, un individuo necesita experimentar un estado de ánimo deprimido, así como cinco síntomas neurovegetativos para ser diagnosticado con depresión clínica. Es importante recordar que algunas de estas características pueden cambiar; sin embargo, si alguien que conoce a una persona que sufra de alguno de estos síntomas de depresión, se recomienda consultar con un médico.
La Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil (AMPI), estima que el 12% de menores de edad son afectados por problemas psicológicos de distinto tipo. El problema más frecuente es la ansiedad, que afecta al 12% de la población infantil. La depresión representa el 10% (2% en niños y 8% en adolescentes), mientras que el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) se presenta en el 4% de los infantes.1
¿Cómo se ve la depresión?
Los especialistas de Massachusetts General Hospital, el hospital n.1 en investigación médica de los Estados Unidos y el único reconocido en las 14 especialidades clínicas evaluadas por U.S. News, sostienen que debido a que los niños cambian tanto a medida que crecen, los síntomas de depresión en los jóvenes pueden verse diferentes a los síntomas de depresión en adultos, o incluso comparados con otros niños de diferentes edades.
Se agrega a esto lo que tal vez sea el dilema más obvio: los adolescentes deprimidos a menudo tienen síntomas de depresión atípicos. En lugar de sentirse tristes, pueden sentirse irritables. En lugar de perder el apetito, pueden desear más alimentos ricos en carbohidratos. En lugar de tener dificultades para dormir, pueden dormir todo el tiempo. También pueden manifestar su irritabilidad, con frecuencia, en forma de extrema sensibilidad a las críticas.
Entonces, un niño o adolescente cansado, sensible, irritable, y que come comida chatarra podría estar deprimido, no sólo estar comportándose como un típico adolescente. Es por eso que el problema de los trastornos del estado de ánimo entre los adolescentes puede ser confuso. Se estima que dos de cada 10 niños y jóvenes que viven en la Zona Metropolitana en México presentan síntomas relacionados con la depresión.2
Los buenos médicos pasarán una buena cantidad de tiempo separando los desafíos normales del desarrollo adolescente, de la depresión clínica; información como el historial genético familiar y la pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban son pistas importantes que ayudan al médico a hacer el diagnóstico adecuado.
A pesar de las diferentes formas en que la depresión puede verse en los jóvenes, en cuanto a la depresión en niños hay algunas generalizaciones:
- Los niños más pequeños deprimidos suelen expresar más quejas físicas que los adolescentes con la misma condición.
- Los dolores de cabeza o de estómago son comunes entre los pre adolescentes deprimidos.
- Los niños más pequeños a menudo exhibirán mayor ansiedad por separación.
- Cerca de la adolescencia, los que sufren de depresión clínica, comienzan a parecerse a los adultos con la misma enfermedad, con la excepción de que en general, experimentan más de los síntomas de depresión atípicos mencionados anteriormente.
- Los adolescentes tienen más probabilidad de pensar seriamente en el suicidio.
Para complicar más las cosas, los estudios demuestran de manera bastante consistente que los padres a menudo no son conscientes de que sus hijos adolescentes se encuentran deprimidos. Los niños hacen todo lo posible para pretender que están bien debido a las presiones sociales. Una persona con conocimiento de depresión clínica, le hará preguntas directas al adolescente sobre la experiencia de la depresión.
La proporción de niños y niñas con depresión también cambia a medida que los niños crecen. Los preadolescentes tienen tasas similares entre niños y niñas, pero durante la adolescencia, las niñas con depresión superan en número a los niños 2 a 1, y esta proporción persiste hasta la edad adulta. La mayoría de los médicos e investigadores consideran que las diferencias biológicas y culturales entre los diferentes grupos de edad, y entre niños y niñas, juegan un papel en estas variaciones demográficas.
Finalmente, y muy importante, un estado de ánimo deprimido puede representar trastornos psiquiátricos y médicos distintos de la depresión clínica.
Un niño puede estar sufriendo de trastorno de estrés post traumático o experimentando una reacción de adaptación a un evento difícil de la vida, como por ejemplo, la muerte de un miembro de la familia. Además, el estado de ánimo deprimido también puede representar un síntoma de una enfermedad física como enfermedad tiroidea, anemia, mononucleosis o como resultado de desnutrición en condiciones como la anorexia nerviosa.
¿Cómo se trata la depresión?
El tratamiento de la depresión clínica incluye tanto psicoterapia como medicamentos. Muchos casos de depresión en niños necesitan consejería o soporte emocional, durante el cual el consejero ayuda al niño a comprender y hacer frente a sus sentimientos. La psicoterapia familiar y la psicoeducación de la familia, en cuanto a los síntomas de depresión y circunstancias que pueden agravar o contribuir a los síntomas que experimenta el niño o adolescente, también son útiles.
Los medicamentos más comúnmente recetados son los antidepresivos, especialmente medicamentos conocidos como los “Inhibidores de la Recaptación de la Serotonina” (ISRS). Estos medicamentos carecen de los efectos secundarios de los antidepresivos más viejos, e incluyen agentes como fluoxetina (Prozac), sertralina (Zoloft), escitalopram (Lexapro), fluvoxamina (Luvox) o citalopram (Celexa). Cualquiera de estos medicamentos es efectivo para la depresión clínica, aunque algunos niños pueden responder a un medicamento más que a otro, debido en parte a las características específicas de cada subtipo de antidepresivo, o de la tolerancia a cada medicamento.
Además de los inhibidores de la recaptación de serotonina, otros medicamentos efectivos para el tratamiento de la depresión clínica incluyen el bupropion (Wellbutrin) y venlafaxina (Effexor), entre otros. Una combinación de psicoterapia y medicamentos suele ser el régimen de tratamiento más útil en el tratamiento de depresión en niños y adolescentes.
Julia va a mejorar. Los conocimientos médicos relacionados con el tratamiento de la depresión en niños y adolescentes han crecido con gran éxito en las últimas dos décadas. Julia va a necesitar ser monitoreada y, con suerte, empezará a confiar en los demás, de manera que se sienta lo suficientemente cómoda contactándolos en tiempos de crisis. En realidad, a veces el simple hecho de saber qué es lo que uno padece, brinda un gran consuelo. Julia probablemente volverá a tocar su contrabajo pronto.
1 Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil
2 Secretaría de Salud Estado de México
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