jueves, 24 de noviembre de 2022

Minuta de la reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 10 de noviembre de 2022 (24 noviembre 2022)

 1. LUGAR, FECHA Y ASISTENTES 1.1. Lugar: Reunión celebrada por enlaces virtuales. 1.2. Fecha de la sesión de la Junta de Gobierno: 9 de noviembre de 2022. 1.3. Asistentes: Victoria Rodríguez Ceja, Gobernadora. Galia Borja Gómez, Subgobernadora. Irene Espinosa Cantellano, Subgobernadora. Gerardo Esquivel Hernández, Subgobernador. Jonathan Ernest Heath Constable, Subgobernador. Rogelio Eduardo Ramírez de la O, Secretario de Hacienda y Crédito Público. Elías Villanueva Ochoa, Secretario de la Junta de Gobierno. Se hace constar que en fechas anteriores a la celebración de esta sesión, se desarrollaron trabajos preliminares en los que se analizó el entorno económico y financiero, así como la evolución de la inflación, sus determinantes y perspectivas (ver anexo). 2. ANÁLISIS Y MOTIVACIÓN DE LOS VOTOS DE LOS MIEMBROS DE LA JUNTA DE GOBIERNO Entorno Externo La mayoría mencionó que se anticipa una recuperación moderada de la economía global en el tercer trimestre. Señaló que ello obedece en parte a la reapertura de actividades en China. Algunos añadieron el repunte de la economía estadounidense. Uno consideró que dicho repunte se debió a un incremento de las exportaciones, mientras la demanda interna continuó desacelerándose. No obstante, la mayoría resaltó el debilitamiento en las economías europeas. En cuanto a los mercados laborales, comentó que en las economías avanzadas continuaron mostrando fortaleza. Sin embargo, uno notó la paulatina reducción del apretamiento del mercado laboral estadounidense, ante una ligera disminución del cociente de vacantes a desempleo y la moderación del dinamismo de la nómina no agrícola. Otro detalló que a pesar de los importantes incrementos salariales, el poder adquisitivo de los hogares continúa erosionándose por la inflación elevada. La mayoría mencionó que las perspectivas de crecimiento mundial para 2023 siguieron deteriorándose. Destacó que según indicadores prospectivos hay señales de afectaciones al comercio internacional. Algunos agregaron que indicadores adelantados de manufacturas y servicios muestran debilidad. Uno argumentó que la desaceleración económica mundial es resultado del apretamiento monetario global, de menores estímulos fiscales y de los choques derivados del conflicto en Ucrania. Algunos señalaron que se espera una desaceleración en la inversión en capital fijo en Estados Unidos. Uno detalló que ya se observa un debilitamiento significativo del sector inmobiliario y apuntó que el ahorro personal se encuentra en sus niveles más bajos desde 2015, lo que en su opinión puede sugerir una reducción de la demanda agregada hacia delante. Entre los riesgos para la economía global, la mayoría destacó los asociados a la pandemia, tensiones geopolíticas, y condiciones financieras más apretadas. Uno opinó que la probabilidad de una recesión global aumentó. Algunos consideraron que el balance de riesgos para la actividad económica mundial permanece sesgado a la baja. Todos destacaron que las presiones sobre los precios de las materias primas y las disrupciones en las cadenas de suministro han dado señales de mitigación. Uno detalló que ello se observa en los índices que miden la presión en las cadenas, los pedidos pendientes, los tiempos de entrega, los precios de insumos y los de transporte de carga, en donde se han alcanzado niveles similares a los observados previo a la pandemia. La mayoría notó que en ciertas economías la inflación general disminuyó. Uno comentó que en algunos países ya se podría haber superado el pico inflacionario. No obstante, la mayoría advirtió que la inflación global continúa elevada y por encima de los objetivos de los bancos centrales. Algunos resaltaron que persisten las presiones sobre la inflación subyacente. Al respecto, uno resaltó la divergencia entre regiones. Señaló que hay economías donde los procesos inflacionarios domésticos han permanecido aislados de las presiones globales, algunas donde la inflación continúa aumentando, y otras donde ha comenzado a descender. Consideró que, aunque las reducciones en la inflación general aún no se trasladan al componente subyacente, estas disminuciones son relevantes, ya que el nivel de la inflación general es importante para los efectos de segundo orden y para la persistencia de sus componentes. Añadió que los índices de precios al productor, que suelen preceder a la dinámica de la subyacente, presentan mejorías en varias economías. Concluyó que hacia delante se esperan menores presiones inflacionarias. Algunos comentaron que se sigue anticipando la convergencia hacia los objetivos de los bancos centrales entre finales de 2023 y 2024. No obstante, 2 uno advirtió que persisten riesgos al alza e incertidumbre sobre la evolución futura de la inflación en el nivel global. La mayoría comentó que un amplio número de bancos centrales siguió incrementando sus tasas de referencia, algunos en menor magnitud a lo previsto. Consideró que en algunas economías es posible que se modere el ritmo de los incrementos. Algunos notaron que ciertos bancos centrales continuaron realizando incrementos en magnitudes elevadas. Algunos señalaron que ciertos bancos centrales de América Latina anunciaron el fin de su ciclo alcista o se anticipa que pronto lo alcanzarán. En este contexto, uno reflexionó sobre la evaluación de riesgos que están enfrentando los bancos centrales: por un lado, el riesgo de detenerse prematuramente en el proceso de apretamiento ocasionando una inflación más arraigada y difícil de combatir y, por el otro, que un apretamiento excesivo afecte significativamente a la actividad económica o que provoque inestabilidad financiera. La mayoría mencionó que se espera que las tasas de referencia permanezcan elevadas durante un periodo prolongado. Respecto de la Reserva Federal, todos indicaron que en su decisión más reciente aumentó la tasa de fondos federales en 75 puntos base. La mayoría consideró que dicha institución podría disminuir la velocidad de sus ajustes próximamente. Algunos comentaron que anunció que los aumentos futuros dependerán del apretamiento monetario acumulado, de los rezagos de la política monetaria, y de la evolución de la economía y de los mercados financieros. Algunos agregaron que el presidente de dicho organismo afirmó que ahora prevén un nivel de tasa terminal mayor al anticipado previamente. Uno comentó que también mencionó que mantendrán una postura restrictiva por un tiempo prolongado. Otro añadió que dicho presidente señaló que seguirán un enfoque dependiente de los datos. La mayoría mencionó que las tasas de interés aumentaron alrededor del mundo y que las condiciones financieras permanecieron apretadas. Algunos destacaron que los mercados financieros continuaron registrando volatilidad. Uno notó que los de economías emergentes siguieron mostrando cierto deterioro. Advirtió sobre los riesgos para los mercados financieros internacionales ante la posibilidad de un apretamiento monetario excesivo y de una recesión global. Algunos resaltaron el deterioro de las condiciones de liquidez en los mercados de renta fija. La mayoría notó cierta mejoría en los mercados accionarios. Algunos mencionaron que ello obedeció a reportes corporativos mejores a lo anticipado. Uno opinó que también contribuyó la percepción de que las tasas de interés pudieran haber alcanzado sus niveles máximos. La mayoría resaltó la fortaleza del dólar estadounidense. No obstante, uno señaló que se depreció en el margen. Sin embargo, consideró que la fortaleza del dólar en un contexto de condiciones financieras astringentes a nivel global, podría resultar en: i) un mayor costo del servicio de la deuda denominada en esa divisa; ii) un mayor traspaso de las presiones inflacionarias externas; iii) una salida de capitales de economías emergentes ante menor apetito por riesgo; y iv) mayores riesgos para la estabilidad financiera. Actividad Económica en México La mayoría subrayó que, según la información oportuna, en el tercer trimestre la economía mexicana siguió recuperándose. Algunos indicaron que mostró un ritmo de expansión similar al de los dos trimestres previos. La mayoría resaltó que este fue mayor al esperado. Algunos notaron que la actividad económica prácticamente ha regresado a los niveles previos a la pandemia. La mayoría especificó que a la recuperación contribuyeron los tres principales sectores económicos. Sin embargo, indicó que la recuperación continúa siendo heterogénea. Uno puntualizó que aproximadamente un 18% de la actividad sectorial todavía se encuentra rezagada en más de un 5% respecto de sus niveles previos a la pandemia. Algunos advirtieron que la economía mexicana continuará enfrentando un entorno de debilidad económica y elevada incertidumbre global. Uno agregó que, para el último trimestre del año, se mantiene la previsión de una moderación en la actividad económica, aunque potencialmente menor a la que se esperaba previamente. Por el lado de la producción, la mayoría resaltó el buen desempeño del sector manufacturero. Uno precisó que ha estado apoyado por la mayor producción automotriz. Otro advirtió que la construcción ha mostrado una tendencia a la baja en meses recientes. La mayoría apuntó que las actividades terciarias continúan mostrando dinamismo. Uno detalló que esto se observó especialmente en los servicios más vinculados con las actividades manufactureras. Agregó que los sectores más asociados a actividades presenciales presentaron un menor dinamismo. 3 Por el lado de la demanda, la mayoría notó que el consumo privado mostró una reactivación en agosto. Algunos destacaron el impulso del consumo de bienes y servicios nacionales. En relación con los determinantes del consumo, algunos mencionaron que las remesas continúan en niveles elevados. Uno puntualizó que acumulan 29 meses de incrementos a tasa anual, aunque muestran ciertas señales de desaceleración. Otro notó que la masa salarial real también se mantiene en niveles altos. En contraste, algunos comentaron que el índice de confianza del consumidor se ubica por debajo de los niveles prepandemia. La mayoría indicó que la inversión fija bruta ha mostrado debilidad. Algunos resaltaron el estancamiento de la inversión en construcción. No obstante, algunos hicieron notar la mejoría en el rubro de equipo de transporte. En cuanto a la demanda externa, algunos destacaron el buen desempeño de las exportaciones, principalmente de las automotrices. La mayoría señaló que las tasas de desocupación se ubican en niveles bajos. Uno mencionó que el empleo formal ha mantenido una tendencia positiva. En este contexto, consideró que el mercado laboral continuó operando favorablemente y otro que sigue mostrando fortaleza. No obstante, uno opinó que la recuperación de este mercado mostró cierto estancamiento en el tercer trimestre. Algunos señalaron que indicadores tales como la tasa de participación laboral aún se encuentran en niveles inferiores a los observados antes de la pandemia. Uno indicó que, al segundo trimestre de 2022, la tasa de ocupación en el sector informal se ubicó por encima del 28% y con una ligera tendencia creciente. En este sentido, otro consideró que se aprecian señales mixtas sobre el desempeño del mercado laboral. La mayoría consideró que las condiciones de holgura en la economía siguieron reduciéndose. Uno notó que la estimación de la brecha del producto no es estadísticamente distinta de cero. Sin embargo, otro opinó que aún se mantienen amplias, pues al tercer trimestre del año el PIB aún se encuentra muy por debajo de su tendencia de largo plazo. Detalló que la holgura obedece principalmente a la evolución de la inversión, así como del consumo que, aunque ha superado su nivel pre-pandemia, continúa rezagado respecto de su trayectoria tendencial. Por su parte, uno argumentó que dados los problemas de medición del PIB potencial, la brecha del producto podría ser menor a lo estimado. Inflación en México Todos destacaron que la inflación general disminuyó en octubre, ubicándose en 8.41%. La mayoría detalló que ello obedeció a la disminución del componente no subyacente. En este sentido, uno opinó que la reducción de la inflación general no ocurrió por las razones adecuadas. Algunos detallaron que dicho descenso se debió al comportamiento de precios específicos. Uno agregó que poco más del 40% de los genéricos aún presentan variaciones anuales mayores a 10%, lo cual sugiere presiones generalizadas. Algunos comentaron que en octubre la inflación general se ubicó por debajo de los pronósticos del Banco de México. Uno agregó que eso se observó también con el dato de septiembre. Otro enfatizó que la inflación ha sorprendido a la baja relativo a las expectativas de los analistas. Uno observó que se han registrado cuatro quincenas consecutivas de disminuciones en la inflación anual. Apuntó que en octubre la tasa mensual anualizada se ubicó ligeramente por encima de su promedio histórico. Agregó que ello indica que las presiones han disminuido respecto de las observadas en la primera mitad del año. No obstante, otro opinó que las inflaciones general y subyacente siguen afectadas por las presiones acumuladas derivadas de la pandemia y del conflicto bélico. Todos señalaron que la inflación subyacente continuó con su tendencia ascendente, situándose en 8.42% en octubre. La mayoría destacó que registra 23 meses incrementándose. Uno enfatizó los niveles históricamente altos de este índice. Otro sostuvo que aún no muestra señales claras de alcanzar un máximo. Algunos mencionaron que sigue enfrentando presiones considerables. Uno comentó que el componente subyacente que excluye alimentos procesados registró una inflación anual significativamente inferior y más estable que lo observado en el componente subyacente tradicional. Todos resaltaron que la inflación de las mercancías alimenticias es la que presenta las mayores presiones. Uno comentó que ha registrado variaciones anuales de doble dígito durante los últimos ocho meses. Algunos consideraron preocupante que continúe aumentando y que más del 70% de sus genéricos registre variaciones mensuales con ajuste estacional anualizadas superiores al 10%. Uno apuntó que las mercancías no alimenticias también siguen enfrentando presiones. Respecto de los precios de los servicios, algunos notaron que están respondiendo al incremento en la demanda derivada de la mayor 4 movilidad. Uno enfatizó que se espera que esta tendencia al alza se mantenga en los próximos meses. Otro mencionó que los mayores costos de operación también han contribuido. La mayoría alertó que existen presiones en los precios de servicios de alimentación. Uno señaló que entre los bienes no comerciables estos son los que más han aumentado. Algunos explicaron que las presiones sobre los precios de las mercancías alimenticias se han traspasado a los precios de los servicios de alimentación. Uno puntualizó que estos dos rubros explican más de la mitad de la variación del componente subyacente. Indicó que también se observan presiones significativas en los servicios turísticos. Algunos notaron que la inflación de los servicios disminuyó en el margen. Uno puntualizó que ello se debió a una menor variación en los precios de las telecomunicaciones. Otro observó que los componentes de educación y vivienda han tenido un comportamiento similar al observado antes de la pandemia. Todos comentaron que la inflación no subyacente disminuyó. La mayoría mencionó que ello obedeció al comportamiento de los precios del gas L.P. Algunos notaron que en octubre la inflación mensual del componente no subyacente se ubicó en niveles históricamente bajos. Uno señaló que las presiones sobre este componente se han mantenido bajas y estables por varios meses. No obstante, otro consideró preocupante que la evolución favorable de este componente provenga principalmente de los menores incrementos anuales en los precios de un energético, que se explican en parte por un efecto base. Algunos añadieron que los precios de los agropecuarios presentaron menores variaciones en el margen. Uno alertó que su inflación se mantiene en niveles de dos dígitos. Todos coincidieron en que algunos de los choques que han afectado a la inflación han dado señales de mitigación y señalaron las menores presiones sobre las cadenas de suministro. No obstante, uno comentó que ello no se ha visto reflejado en la inflación subyacente de México. Algunos notaron la disminución de la inflación de los precios al productor. Uno destacó que esta reducción fue de 300 puntos base entre junio y octubre. Detalló que ello eventualmente ayudará a que la inflación subyacente comience a reducirse. Otro puntualizó que esta disminución se observó particularmente en los precios de los bienes intermedios del sector industrial, cuya inflación anual acumula cuatro caídas consecutivas. Opinó que para que el problema inflacionario comience a resolverse se requiere que las presiones externas, especialmente en Estados Unidos, disminuyan. No obstante, advirtió que las presiones en los precios domésticos no cederán inmediatamente debido a crecientes presiones internas, como las derivadas de aumentos al salario mínimo. Mencionó que además existe una inercia de incrementos en los precios de bienes no comerciables que no será fácil de controlar. Así, consideró que hay algunas señales mixtas de menores presiones externas y crecientes presiones internas. Uno añadió que existen presiones adicionales de costos provenientes de los mercados laborales, asociadas al dinamismo del empleo y el elevado crecimiento de los salarios nominales, incompatible con la meta de inflación. Otro agregó que los precios de las materias primas aún permanecen en niveles elevados, ejerciendo presión sobre diversos costos de producción. La mayoría destacó que se incrementaron las expectativas de corto plazo. No obstante, uno mencionó que las correspondientes a los siguientes 12 meses disminuyeron ligeramente en octubre. Todos notaron el ajuste al alza en las expectativas de inflación para el mediano plazo. Algunos resaltaron que su dispersión ha aumentado. Uno opinó que lo anterior indica que cada vez es menor el consenso en torno a un determinado nivel. Destacó que, a diferencia de episodios anteriores, donde el incremento de las de corto plazo no se traspasaba a las de mayor plazo, ahora vemos que las expectativas de la inflación para los próximos cuatro años ya alcanzaron la cota superior del intervalo de variabilidad. Consideró que parecería que las expectativas inflacionarias son más sensibles a sorpresas negativas de la inflación. Señaló que las anteriores pudieran ser señales de un mayor riesgo de desanclaje de las expectativas inflacionarias. En cuanto a las expectativas de largo plazo, la mayoría apuntó que permanecieron estables, aunque por arriba de la meta. Uno comentó que para el componente subyacente aumentaron entre agosto y octubre. Algunos notaron que la distribución de las expectativas de mayor plazo se ha sesgado hacia valores más altos que la mediana. Respecto de las expectativas extraídas de instrumentos de mercado, todos comentaron que siguieron aumentando. Uno notó que la mayor compensación por inflación y riesgo inflacionario indica que existe una gran incertidumbre sobre el futuro de la inflación. Otro mencionó que las expectativas de largo plazo se ubicaron en 3.25%. La mayoría destacó que para el corto plazo los pronósticos para la inflación general presentan revisiones marginales a la baja, mientras que los correspondientes a la subyacente se revisaron 5 ligeramente al alza. Algunos puntualizaron que por primera vez en varios meses no se ajustó al alza el pronóstico para la general. Uno comentó que ello indica que el balance de riesgos ha comenzado a ser más consistente con las previsiones centrales. Sin embargo, algunos consideraron que la inflación aún no ha alcanzado un punto de inflexión. No obstante, algunos consideraron que es probable que esta haya alcanzado su punto de inflexión en el tercer trimestre del año. Anticiparon que es posible que en los meses subsecuentes se materialice una trayectoria descendente de la inflación. Uno comentó que se espera que la inflación subyacente siga subiendo en los próximos meses, para alcanzar su máximo en el cuarto trimestre del año. Respecto de los riesgos al alza para la inflación, la mayoría destacó la persistencia del componente subyacente en niveles elevados. Uno apuntó que permanece el riesgo de que la pandemia y el conflicto geopolítico continúen presionando a los precios de diversos bienes y servicios. Añadió que no pueden descartarse episodios de depreciación cambiaria, ante posibles eventos de volatilidad en los mercados financieros internacionales. Otro mencionó que debido a que la brecha del producto podría ser menor a lo estimado, es probable que se enfrenten presiones de demanda. La mayoría advirtió que podrían observarse mayores presiones por los incrementos de costos asociados a las condiciones de contratación o revisiones salariales. Al respecto, uno apuntó que las revisiones de los salarios contractuales continúan elevadas, destacando las del sector privado, que en septiembre llegaron a 8.2%, comparado con un 4.5% en las del sector público. Enfatizó que estos incrementos fueron mayores a los observados en agosto, en un contexto donde el indicador global de productividad laboral ha registrado ocho trimestres consecutivos disminuyendo. Opinó que los aumentos al salario mínimo esperados para los próximos dos años, la menor productividad laboral y los elevados niveles de inflación que se prevén a lo largo de 2023, impondrían un reto aún mayor para el combate a la inflación. Otro mencionó que en su opinión no hay presiones salariales generalizadas, sino que estas son focalizadas y reflejan la heterogeneidad en la recuperación económica. Consideró que por ahora no se observa una espiral precios-salarios ya que, contrario a lo que históricamente ocurre en esos episodios, actualmente el crecimiento de los salarios reales ha sido inferior al de los precios. Detalló que algunos estudios de organismos internacionales sugieren que una dinámica entre precios y salarios como la que actualmente se observa, no necesariamente ha conducido a una espiral preciossalarios, sino a una recuperación del salario real una vez que la inflación empieza a descender. Agregó que actualmente los mayores incrementos salariales se observan en sectores donde las remuneraciones están más vinculadas al salario mínimo, por lo que estos incrementos corresponden a factores ajenos a la formación de expectativas de inflación. Concluyó que, si bien no hay evidencia contundente de que se estén enfrentando este tipo de presiones, es importante continuar monitoreando la dinámica entre inflación y salarios. En cuanto a los riesgos a la baja, uno mencionó las menores presiones inflacionarias que pudieran resultar de una desaceleración de la economía global sea mayor a la anticipada, así como de la resolución de las afectaciones a las cadenas de producción y distribución. La mayoría señaló que el balance de riesgos para la trayectoria prevista de la inflación sigue sesgado al alza. Uno detalló que el balance continúa sensiblemente sesgado al alza sin materializarse un cambio de tendencia. Otro opinó que los determinantes observados y esperados de la inflación han comenzado a distribuirse más cerca del pronóstico central del Banco. Entorno Macrofinanciero La mayoría destacó que el peso mexicano se apreció, mostrando mayor resiliencia que otras monedas. Resaltó su comportamiento ordenado en un contexto externo incierto, volátil y de mayor aversión al riesgo. Señaló que la resiliencia de la moneda nacional ha estado asociada a los sólidos fundamentos macroeconómicos del país. Algunos agregaron que también han contribuido los niveles relativamente elevados del diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos ajustado por volatilidad. Uno indicó que dicho diferencial refleja las acciones de política monetaria implementadas por el Banco de México. Añadió que ello no significa que exista un objetivo para el nivel del tipo de cambio. Precisó que en una economía con libre movilidad de capitales no pueden tenerse simultáneamente un objetivo para el tipo de cambio y una política monetaria independiente. Enfatizó que, al seguir una política monetaria enfocada en la estabilidad de precios con un régimen de flexibilidad cambiaria, el tipo de cambio debe continuar funcionando como un amortiguador de los choques que enfrente la economía. La mayoría señaló que las tasas de interés de corto plazo de bonos gubernamentales registraron aumentos, y las de mediano y largo 6 plazos cambios acotados. Uno opinó que los incrementos de corto plazo responden al ciclo de alzas en la tasa de referencia, mientras que las tasas de mediano y largo plazos mostraron cierta volatilidad en línea con la dinámica de las tasas en el nivel global. Otro mencionó que la curva de rendimientos de instrumentos de tasa real mostró incrementos importantes, especialmente en los nodos de corto plazo. Resaltó que el índice de condiciones financieras para México continúa en una zona de apretamiento, derivado de presiones persistentes en el mercado de deuda, el riesgo país, la inflación y el crecimiento económico. Uno agregó que las primas por riesgo de incumplimiento disminuyeron, en contraste con lo que se observó en otras economías emergentes. Algunos destacaron el incremento en el mercado accionario derivado de resultados trimestrales favorables de las empresas. En cuanto al crédito de la banca comercial a las empresas, uno señaló que en el tercer trimestre continuó recuperándose de manera gradual, observándose una mejoría en la demanda por parte de las empresas, si bien las condiciones de otorgamiento siguieron siendo astringentes. Agregó que el crédito al consumo mantiene una tendencia positiva en términos reales, aunque se anticipa un menor ritmo ante la desaceleración económica prevista. Destacó que los índices de morosidad han venido disminuyendo. Política Monetaria La Junta de Gobierno evaluó la magnitud y diversidad de los choques que han afectado a la inflación y sus determinantes, así como la evolución de las expectativas de mediano y largo plazos y el proceso de formación de precios. Consideró también los mayores retos para la conducción de la política monetaria ante el apretamiento de las condiciones financieras globales, el entorno de acentuada incertidumbre, las presiones inflacionarias acumuladas de la pandemia y del conflicto geopolítico, y la posibilidad de mayores afectaciones a la inflación, así como la postura monetaria que ya se ha alcanzado en este ciclo alcista. Con base en ello, decidió por mayoría incrementar en 75 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 10.00%. Agregó que con esta acción, la postura de política monetaria se ajusta a la trayectoria que se requiere para que la inflación converja a su meta de 3% dentro del horizonte de pronóstico. La Junta de Gobierno vigilará estrechamente las presiones inflacionarias, así como todos los factores que inciden en la trayectoria prevista para la inflación y en sus expectativas. Ello, con el objetivo de determinar una tasa de referencia congruente en todo momento, tanto con la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3% en el plazo en el que opera la política monetaria como con un ajuste adecuado de la economía y de los mercados financieros. La Junta de Gobierno valorará la magnitud de los ajustes al alza en la tasa de referencia de sus próximas reuniones de acuerdo con las circunstancias prevalecientes. Un miembro consideró que desde la última reunión de política monetaria la economía mexicana ha seguido enfrentando un entorno complejo e incierto, caracterizado por presiones inflacionarias profundas, generalizadas y persistentes, así como por condiciones monetarias y financieras apretadas en el nivel global. Destacó que, ante los choques inflacionarios profundos y persistentes, se requiere de una postura de política monetaria restrictiva para contener la inflación y contribuir a que esta comience a disminuir hacia la meta del Banco Central. Señaló que un ajuste al alza de 75 puntos base en la tasa de referencia permitiría que, en términos de la postura monetaria absoluta, la tasa real ex-ante se consolide inequívocamente en terreno restrictivo. Opinó que ello mandaría un mensaje claro sobre el compromiso del Instituto Central con la consecución de su mandato prioritario de estabilidad de precios. Añadió que, ante una inflación subyacente que todavía no comienza a disminuir y un balance de riesgos para la inflación sesgado al alza, se requiere de un apretamiento monetario adicional al ya implementado. En términos de la postura monetaria relativa, apuntó que un incremento de 75 puntos base mantendría el diferencial de tasas de referencia entre México y Estados Unidos en 600 puntos base. Al respecto, sostuvo que México es una economía pequeña y abierta con un elevado grado de integración comercial y financiera con ese país, por lo que es normal que las acciones implementadas por la Reserva Federal, tengan repercusiones sobre la economía nacional. En este sentido, expuso que el Instituto Central conduce su política monetaria considerando todos los determinantes de la inflación y de sus expectativas, incluidas las acciones de la Reserva Federal. Argumentó que tanto México como Estados Unidos enfrentan presiones inflacionarias significativas, y se encuentran en un ciclo de apretamiento monetario, sin que ello implique que el Banco de México siga de manera mecánica a la Reserva Federal. Consideró que, si bien los aumentos de las expectativas de inflación de mayor plazo han sido moderados es importante mantenerse 7 vigilantes de que no sigan aumentando, ya que ello dificultaría el cumplimiento del mandato prioritario. Hacia delante, consideró importante llevar la tasa de referencia a un nivel más alto con la finalidad de mantener el anclaje de las expectativas de inflación y propiciar la reducción de la inflación a su meta. Añadió que la magnitud de los próximos ajustes al alza en la tasa de referencia dependerá de las condiciones económicas prevalecientes, tomando en cuenta los incrementos ya implementados en este ciclo alcista, y que la postura monetaria ya se encuentra en terreno restrictivo. Otro miembro especificó que la tendencia al alza del índice subyacente y las presiones crecientes que enfrenta, complican el panorama para la política monetaria. Consideró que, a pesar de los ajustes significativos en la postura monetaria, todavía no se ha observado un punto de inflexión en la tendencia de la inflación. Argumentó que se enfrenta, por un lado, niveles de inflación elevados y persistentes con un balance de riesgos sesgado al alza, y por otro, una actividad económica más dinámica de lo esperado con una brecha del producto que continúa reduciéndose. Agregó que también se observan presiones sobre la inflación provenientes del mercado laboral. Resaltó que todo lo anterior ocurre en un contexto externo que se ha vuelto significativamente más adverso. Respecto del deterioro de las expectativas de inflación expresó preocupación de que se encuentren por arriba del objetivo de inflación, pues ello puede significar riesgos para la credibilidad del Banco de México. Consideró que es fundamental comunicar que la tasa de referencia continuará aumentando y que la magnitud de los incrementos se definirá con base en la información disponible, para lograr la convergencia de la inflación a su meta. Expuso que ello no limitaría el margen de maniobra para las próximas decisiones, y podría contribuir a la efectividad de la política monetaria y, de esta manera, minimizar los costos del ajuste desinflacionario. Argumentó que enviar una señal oportuna, clara y contundente es el único camino para reducir el riesgo de un desanclaje de las expectativas de inflación y evitar que se arraigue la inercia del proceso inflacionario. Advirtió que la materialización de un escenario de este tipo sería sumamente costosa en el mediano y largo plazos. Expresó que todo ello exige apegarse más que nunca al mandato prioritario y hacer lo necesario para procurar la convergencia de la inflación a la meta en los tiempos previstos y mitigar el deterioro en el proceso de formación de precios y los aumentos de expectativas. Añadió que no será posible relajar las condiciones hasta que no se observe una clara trayectoria descendente y sostenida de la inflación, así como el regreso de las expectativas a niveles cercanos a la meta de 3%. Enfatizó que, con base en la información disponible, es claro que será necesario mantener una postura monetaria restrictiva durante el horizonte de planeación, lo cual, en su opinión, debe comunicarse explícitamente. Un miembro consideró importante reducir el ritmo de incrementos ante el balance de riesgos asociado a las decisiones de política monetaria y para señalizar que pronto se podría alcanzar la tasa terminal. Estimó que la fortaleza reciente de la moneda nacional brinda una oportunidad para ello. Opinó que se enfrenta por un lado el riesgo de implementar un apretamiento monetario insuficiente, que se traduciría en un proceso inflacionario más persistente y costoso de revertir, y por el otro, el de implementar un apretamiento excesivo que repercuta sobre la estabilidad macroeconómica y financiera. Añadió que un elevado costo financiero puede afectar a empresas, instituciones financieras y gobiernos con altos niveles de apalancamiento, y deterioraría las perspectivas de crecimiento económico y del empleo, lo cual podría elevar las primas por riesgo. En este sentido, notó que diversas instituciones han advertido de los riesgos asociados a un apretamiento excesivo de las condiciones financieras globales. Alertó que considerando los aumentos que se han implementado, el riesgo de un apretamiento excesivo se ha incrementado ya que: i) la tasa real ex-ante que se ubica alrededor de 4% está claramente en terreno restrictivo; y ii) de alcanzarse una tasa real ex-ante en un intervalo de entre 5 y 5.5%, esta se situaría muy por encima de la tasa neutral estimada, lo que tendría efectos sobre el consumo, la inversión y el crédito. En contraste, consideró que el riesgo de un apretamiento insuficiente se ha atenuado como consecuencia de la mitigación de diversas presiones inflacionarias globales, de la disminución reciente en la inflación de precios al productor y los aumentos de la tasa en este ciclo. Argumentó que tomando en cuenta la disyuntiva descrita, si bien se tiene que continuar con el ciclo alcista, es necesario disminuir su ritmo, calibrar adecuadamente las siguientes decisiones y disminuir la probabilidad de que los riesgos descritos se materialicen. Agregó que aun disminuyendo el ritmo de alzas se podría acortar o alargar el ciclo si se requiere. En cambio, en su opinión, mantener el ritmo actual aumentaría considerablemente el riesgo de un apretamiento excesivo, con una tasa terminal demasiado alta. Agregó que esa decisión enviaría la señal de que el fin del ciclo aún está lejos, lo que podría incidir negativamente en las expectativas inflacionarias. Aseveró que la política monetaria opera con rezago, por lo que sus efectos serán más notorios en los próximos meses. Por consiguiente, 8 consideró que el ciclo alcista debe terminar incluso antes de que se observe una disminución significativa de la inflación. Arguyó que en la medida en que se comunique que la postura monetaria es suficientemente restrictiva, las expectativas de inflación deberían empezar a disminuir, conduciendo a aumentos adicionales de la tasa real ex-ante y a un mayor apretamiento de las condiciones financieras. Otro miembro consideró necesario continuar consolidando una postura monetaria restrictiva, manteniendo el ritmo de la decisión anterior, ante: i) la tendencia al alza de la inflación subyacente; ii) el deterioro de las expectativas inflacionarias; iii) un balance de riesgos para la inflación considerablemente sesgado al alza; y iv) un pronóstico de inflación que anticipa una convergencia a la meta lejana. Argumentó que disminuir el ritmo de incrementos solo debería considerarse cuando mejore el panorama inflacionario, particularmente del componente subyacente. Externó que las condiciones cíclicas de la economía no justifican un relajamiento en los esfuerzos por controlar la inflación. Consideró preocupante el deterioro de las expectativas inflacionarias, ya que sugiere un posible desanclaje de las mismas, lo cual debilitaría el principal mecanismo de transmisión de la política monetaria. Afirmó que los incrementos adicionales de las expectativas inflacionarias requieren de un mayor esfuerzo para ajustar la tasa real ex-ante. Comentó que un nivel de 6% o mayor para esta tasa sería deseable como nivel terminal, condicional a la evolución de los datos, particularmente de las expectativas de inflación de largo plazo. Aseveró que para decidir la tasa terminal no deben tomarse como referencia ciclos monetarios anteriores, ya que actualmente la inflación es mayor y su dinámica más compleja. Expresó que el nivel terminal de la tasa deberá determinarse con cautela, pues esta podría ser la referencia que permaneciera por un tiempo. Opinó que debe mantenerse un diferencial de tasas respecto de Estados Unidos de al menos 600 puntos base, por lo que los ajustes de la tasa de fondos federales deberán seguir siendo el piso. Expresó que esto es una decisión fundamentada y no una reacción automática. Recalcó que dicho diferencial se justifica no por el comportamiento de los ciclos económicos de México y Estados Unidos, que no coinciden, sino por la sincronización de sus ciclos inflacionarios, caracterizados por una fuerte tendencia al alza del componente subyacente. Agregó que solo será posible desligarse cuando la dinámica inflacionaria diverja o haya certeza sobre la tasa terminal de la Reserva Federal. Añadió que un diferencial elevado contribuirá a enfrentar: i) la creciente incertidumbre externa; ii) el riesgo de recesión; iii) el apretamiento de las condiciones financieras globales; iv) el riesgo de un choque idiosincrásico derivado de las negociaciones comerciales con Estados Unidos; y v) las presiones inflacionarias externas, que se han visto mitigadas por un buen desempeño de la moneda nacional. Opinó que el panorama inflacionario muestra señales mixtas, por lo que debe tenerse claridad de cómo estas se incorporarán en la función de reacción y en las perspectivas del ciclo monetario. Añadió que la guía prospectiva debe ser lo más explícita posible y comunicarse adecuadamente, enfatizando que esta no implica un compromiso. Señaló que, considerando la información disponible a la fecha, debe comunicarse que aún no se ha llegado al fin del ciclo alcista, aunque existe la posibilidad de reducir el ritmo de ajuste. Advirtió que cuando la tasa alcance su punto terminal, se mantendrá ahí por un tiempo, hasta que se observe una clara tendencia descendente de la inflación y mejore su balance de riesgos. Destacó que comunicar tal firmeza en la guía futura fortalecería la credibilidad del Banco Central. Un miembro consideró que es necesario continuar con el apretamiento monetario por las siguientes razones: i) la inflación general se mantiene en niveles elevados y su convergencia a la meta presenta desafíos importantes; ii) la inflación subyacente mantiene una tendencia al alza que debe ser contenida para permitir la convergencia de la inflación a su meta; iii) las expectativas de inflación han continuado deteriorándose, lo que ha dificultado que la tasa de interés real se incremente proporcionalmente con los ajustes de la tasa nominal implementados; y iv) es necesario que se consolide un balance de riesgos para la inflación más equilibrado. Comentó que un incremento de 75 puntos base impediría que el proceso inflacionario se arraigue y afecte al proceso de formación de precios en el mediano plazo. En ese sentido, notó que los aumentos recientes de la tasa de referencia han sido mayores a los observados en ciclos alcistas anteriores, tanto en términos nominales como reales. Indicó que ello ha permitido que a pesar de los choques que se han experimentado, la tasa real exante haya alcanzado niveles claramente restrictivos y que la tasa nominal se encuentre por encima de la inflación observada y esperada, lo que contribuirá al proceso de convergencia de la inflación. Agregó que las condiciones monetarias que inciden sobre la actividad económica a través de la tasa de interés real y el tipo de cambio real presentan en su conjunto una mayor astringencia que en otras economías similares, lo que también sugeriría que la postura monetaria es consistente con la convergencia de la inflación a la meta. En cuanto a la postura monetaria 9 relativa, subrayó que la sincronización de los ciclos monetarios entre México y Estados Unidos es condicional al tipo de choques que se enfrentan, por lo que no es mecánica ni un objetivo en sí mismo. Hacia delante consideró importante monitorear la evolución de las condiciones cíclicas de ambas economías. Respecto de las decisiones de política monetaria futuras, sostuvo que ante la elevada incertidumbre asociada a los choques inflacionarios, se debe mantener la flexibilidad necesaria en cada decisión, por lo que consideró que, en estos momentos, en lugar de dar una orientación específica sobre el nivel terminal de la tasa, se debe consolidar una postura monetaria consistente con un descenso de las presiones inflacionarias, con una mejoría de las expectativas de inflación y con un comportamiento de ambas variables acorde con el pronóstico. Puntualizó que estos elementos serán clave para determinar la postura monetaria absoluta adecuada y en consecuencia la relativa. 3. DECISIÓN DE POLÍTICA MONETARIA La Junta de Gobierno evaluó la magnitud y diversidad de los choques que han afectado a la inflación y sus determinantes, así como la evolución de las expectativas de mediano y largo plazos y el proceso de formación de precios. Consideró también los mayores retos para la conducción de la política monetaria ante el apretamiento de las condiciones financieras globales, el entorno de acentuada incertidumbre, las presiones inflacionarias acumuladas de la pandemia y del conflicto geopolítico, y la posibilidad de mayores afectaciones a la inflación, así como la postura monetaria que ya se ha alcanzado en este ciclo alcista. Con base en ello, decidió por mayoría incrementar en 75 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 10.00%. Con esta acción, la postura de política monetaria se ajusta a la trayectoria que se requiere para que la inflación converja a su meta de 3% dentro del horizonte de pronóstico. La Junta de Gobierno vigilará estrechamente las presiones inflacionarias, así como todos los factores que inciden en la trayectoria prevista para la inflación y en sus expectativas. Ello, con el objetivo de determinar una tasa de referencia congruente en todo momento, tanto con la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3% en el plazo en el que opera la política monetaria como con un ajuste adecuado de la economía y de los mercados financieros. La Junta de Gobierno valorará la magnitud de los ajustes al alza en la tasa de referencia de sus próximas reuniones de acuerdo con las circunstancias prevalecientes. 4. VOTACIÓN Victoria Rodríguez Ceja, Galia Borja Gómez, Irene Espinosa Cantellano y Jonathan Ernest Heath Constable votaron a favor de aumentar el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 75 puntos base a un nivel de 10.00%. Gerardo Esquivel Hernández votó a favor de aumentar el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 50 puntos base a un nivel de 9.75%. 5. OPINIONES/VOTOS DISIDENTES Voto. Gerardo Esquivel Hernández. Considero necesario comenzar a reducir el ritmo de alzas. Esto señalaría que estamos acercándonos a la tasa terminal del ciclo, y sería congruente con el actual balance de riesgos. Enfrentamos dos posibles riesgos: el de un apretamiento insuficiente (que podría traducirse en una inflación persistente y costosa de revertir) y el de un apretamiento excesivo, que afectaría la estabilidad macroeconómica y financiera. Conforme se ha aumentado la tasa, el primer riesgo ha disminuido, mientras que el segundo ha incrementado. Lo primero pues se han comenzado a mitigar las presiones inflacionarias externas y porque la tasa de interés real ex-ante ya supera considerablemente su nivel neutral. No parece ser necesario apretar mucho más. Lo que se requiere es permitir que continúe operando la postura monetaria restrictiva alcanzada, que opera con rezago. Es importante señalar que el aumento propuesto implicaría desligarse de la Reserva Federal y reducir el diferencial de tasas con Estados Unidos. Se argumenta que esto debe evitarse para prevenir inestabilidad cambiaria y financiera. Sin embargo, recientemente el peso mexicano se ha apreciado en forma importante contra el dólar y otras monedas. Ello brinda una oportunidad inmejorable para realizar el ajuste mencionado con un riesgo mínimo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario