Análisis Banca
30 de junio de 2020
Banca
Iván Martínez Urquijo / Carlos
Serrano / Mariana A. Torán
30 junio 2020
La pandemia de COVID19 y las
medidas asociadas a su contención han materializado riesgos en toda la economía
en su conjunto. De manera simultánea hemos presenciado no sólo una caída de la
demanda y la oferta, sino también un significativo tensionamiento de las
condiciones financieras que ya se reflejan en graves afectaciones para el
empleo y los ingresos de las empresas y los hogares. Ante este panorama han
surgido cuestionamientos sobre la salud del sistema bancario, influidos
adicionalmente por experiencias de crisis pasadas. No obstante, la dificultad
de la situación actual, es relevante puntualizar que los fundamentales del
sistema bancario en su conjunto muestran solidez para enfrentar las
consecuencias económicas de la pandemia.
La solidez del sistema bancario mexicano
se puede confirmar a través de la revisión de sus niveles de capitalización,
liquidez y morosidad. Al cierre del mes de marzo el índice de capitalización
del total de la banca múltiple se ubicó en 15.7%, nivel claramente por encima
del mínimo que establece la regulación (10.5%) aun descontando ya el incremento
en la demanda de crédito observada al final del primer trimestre. En términos
de liquidez, al cierre de marzo la mediana del Coeficiente de Cobertura de
Liquidez (CCL) del sistema en su conjunto se ubicó en 207.6%, luego de que
todas las instituciones bancarias cumplieron con el mínimo requerido por las
autoridades (100%). Estas cifras dan cuenta que el sistema en su conjunto
cuenta con recursos líquidos para hacer frente a sus obligaciones. Finalmente,
el nivel de morosidad de la cartera total de crédito por parte de la banca
múltiple se ubicó en niveles de 2.3% al cierre de abril, por debajo del máximo
de 3.9% registrado en mayo de 2009.
Si bien en su conjunto el sistema
bancario muestra solidez y resiliencia ante los posibles efectos económicos de
la pandemia, es relevante destacar que a su interior hay heterogeneidad entre
sus miembros. Hay instituciones cuyos bajos niveles de capitalización, liquidez
o morosidad respecto al sistema en su conjunto, las hacen particularmente
vulnerables a la caída de ingresos que se espera en los próximos meses. En
particular, Banco Ahorro FAMSA, cuyos activos representaron alrededor del 0.35%
de los activos del sistema bancario en abril, ya mostraba una tendencia a la
baja en su nivel de capitalización, de rentabilidad y en la calidad de su
cartera previo al inicio de la pandemia. Aun cuando su ICAP se ubicó en 11.3%
en marzo, el promedio de este indicador durante el primer trimestre de 2020 fue
de 10.9%, una caída considerable respecto al 12.1% promedio de todo 2019.
Adicionalmente, esta institución mostró niveles de rentabilidad (ROE) negativa
y decrecientes desde octubre pasado hasta alcanzar un ROE de -6.4% en abril
pasado. A pesar de la existencia de este grupo de instituciones vulnerables, es
importante señalar que no representan un alto porcentaje de los activos de la
banca múltiple y, por ende, no pone en riesgo el funcionamiento del sistema
bancario en su conjunto.
Las autoridades financieras
cuentan con adecuados mecanismos de resolución de bancos, incluyendo un seguro
de depósito, con los que se puede implementar la liquidación de una institución
sin que ello se traduzca en problemas para el resto del sistema.
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