Por Jan Ryniewicz, director de Marketing de Veeam para Latinoamérica
Así
que si eres de los empleados con trabajo fijo que se despiertan
temprano todos los días, se arreglan, se ponen su gafete y lidian con el
tráfico o los
apretones del transporte público, cargando con su comida en tuppers,
para llegar a la oficina a tiempo para evitar retardos, ya podrás
descansar de eso: de ser ratificada la reforma por los diputados, por
ley ya sería posible trabajar desde cualquier lugar
distante a la oficina, aprovechando las nuevas tecnologías que
facilitan la comunicación, colaboración y el acceso a datos y
aplicaciones sin importar dónde te encuentres, y manteniendo igualdad de
condiciones con respecto a quienes se seguirán presentando
a diario a la oficina.
Gracias
a esta reforma, ahora el reto para la generación laboral del siglo XXI
que sea elegible para el teletrabajo será lograr concentrarse, ya sea en
casa,
algún restaurante o donde sea, para sacar los pendientes del día y
cumplir cabalmente con sus objetivos (además, claro, de superar el dicho
de que “santo que no es visto no es adorado”). Por lo demás, no hay de
qué preocuparse pues existen buenas prácticas
y tecnologías que facilitan el que las empresas puedan garantizar que
sus empleados a distancia cuenten con todos los recursos necesarios para
llevar a cabo su trabajo.
Cada
día es más común que las organizaciones tomen ventaja de innovaciones
como la nube, movilidad, Big Data, inteligencia artificial (AI, por sus
siglas
en inglés), Internet de las Cosas (IoT), Blockchain y Machine Learning
(también llamado aprendizaje automático), entre otras. La tendencia no
es aislada. De acuerdo con Veeam[1],
64% de los profesionales de TI de las organizaciones en México ya usan
los Big Data y la analítica, y otro 29% planea hacerlo en los próximos
12 meses; asimismo, 83% consideran que AI y el Machine Learning les
ayudarán a tomar decisiones de negocio importantes
en el futuro.
La
diferencia será que ahora, aunado a la implementación de estas
innovaciones disruptivas, las empresas deberán incorporar a la operación
la dinámica del
teletrabajo como un elemento recurrente, manteniendo disponible y
protegida la información del negocio para que, como
trabajador a distancia, no tengas ningún inconveniente y puedas entregar excelentes resultados.
¿Cómo
lo lograrán? Mediante una estrategia de Gestión de Datos en la Nube,
con la que la seguridad y disponibilidad de la información y
aplicaciones que requerirías para hacer tu trabajo diario
estarán garantizadas. Ésta se basa en contar con respaldos completos,
ágiles, inteligentes y eficientes, que consideren ambientes de múltiples
nubes con visibilidad clara y unificada, así como control total. Entre
sus principales características destacan la
orquestación, que significa que los datos, aplicaciones y servicios se
mueven sin inconvenientes a su óptima ubicación, garantizando la
continuidad del negocio aun operando desde sitios remotos, y
automatización, es decir, que los datos se gestionan por sí
mismos pues han aprendido a respaldarse, migrarse, protegerse ante
alguna actividad anómala y recuperarse de forma instantánea.
Cuando
el Senado aprobó la reforma a la Ley Federal del Trabajo añadiendo el
trabajo a distancia, sus objetivos principales fueron garantizar las
mismas condiciones en cuanto a herramientas, remuneración,
capacitación y seguridad social con respecto al personal de oficina, y
que este nuevo modelo de empleados tenga garantías de seguridad ante
accidentes y enfermedades asociadas al teletrabajo.
Pero
en el día a día, más allá de eso la dinámica del trabajo a distancia
puede traer otros beneficios a los empleados, como reducir la exposición
a todo tipo de incidentes en el transporte público
o el estrés del tráfico para los que manejan, lo que conlleva también a
mejores condiciones ambientales al haber menos autos circulando; mayor
autonomía con respecto al horario de trabajo, gracias a la flexibilidad
que brinda el no tener que checar tarjeta;
mayor productividad, pues ya no será necesario destinar tiempo en el
tráfico; mejor balance entre la vida laboral y la personal; menores
gastos personales relacionados con el trabajo (como ropa y calzado
específicos, alimentación, gasolina, etcétera), y mayor
uso de las tecnologías disruptivas con total seguridad y protección.
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