- Innovar
para ofrecer mejores productos y experiencias no tiene por qué ser un
proceso desgastante y que consuma muchos recursos. frog comparte los
aprendizajes de la innovación a través de pequeños experimentos que han
funcionado con una serie de clientes.
Ciudad de México, 21 de junio de 2022.-
Existe la creencia de que reinventarse y apostar por la innovación
puede ser un proceso largo, costoso y doloroso para las empresas; sin
embargo, la experiencia con diversos clientes en frog*, firma líder en diseño e innovación estratégica, indica que es posible “hackear” el camino a la innovación a través de experimentos más rápidos y contundentes.
Estos aprendizajes han sido condensados en el reporte Hackeando la Innovación, elaborado por Luis López, Lulo, Director Ejecutivo de Diseño, y Belén García, Directora de Estrategia en frog.
El reporte detalla tres fases que ayudan a definir el atractivo que una
idea puede tener en el mercado, la disposición en el mercado a pagar
por ello y la posibilidad de la empresa u organización para hacer
realidad esa idea.
“Las
empresas pueden llevar a cabo pequeños experimentos para probar una
hipótesis y conocer lo que los clientes realmente quieren. Este tipo de
prototipos se denominan experimentos comerciales, y son una herramienta
crucial para cualquier organización que necesita un poco de visión”, se
asegura en el reporte.
Atractivo para el mercado, AKA ¿Alguien quiere o necesita esto?
Para
poner a prueba una idea antes de aventurarse a lanzarla al mercado, son
útiles los experimentos de “Puerta Falsa”, mediante los cuales se
invitan a usuarios a probar un producto o servicio que aún no existe.
Estos experimentos pueden ser anuncios en redes sociales, páginas web,
campañas de correo electrónico o botones en una aplicación existente.
Las
“Puertas Falsas” tienden a ser experimentos rápidos, baratos y capaces
de llegar a un público amplio. Funcionan para medir el interés y así
poder compararlo con métricas de la industria.
Para
una de las compañías de snacks más grande del mundo, frog puso a prueba
algunos conceptos en redes sociales con el fin de definir el futuro de
los snacks. El público objetivo ayudó a identificar los conceptos más
interesantes ayudando a que frog y la compañía definieran la propuesta
de valor más significativa.
Disposición de pago, AKA ¿Quién pagaría por esto?
Mago
de Oz, Concierge, Crowdfunding y Preventa son métodos de creación de
prototipos conocidos que pueden emplearse para probar la disposición a
pagar y la elasticidad de precio de una idea de negocio, permitiendo a
los clientes comprar un producto o servicio antes de que salga al
mercado. Mediante estos experimentos es posible medir la tasa de
conversión y contrastar con el promedio existente en el mercado.
Una
firma de servicios financieros en EE.UU. buscó a frog para crear un
nuevo enfoque holístico para un servicio de planificación de vida; el
equipo de frog empleó la ciencia de comportamiento para diseñar un nuevo
servicio y lo puso a prueba simulando el servicio digital (Mago de Oz).
La firma pudo evaluar el interés en la oferta, la tasa de conversión y
otras funciones para construir un producto viable mínimo (MVP, Minimum
Viable Product).
Capacidad de entrega, AKA ¿Se puede hacer realidad?
Tras
identificar el costo que el mercado está dispuesto a pagar por un
producto o servicio, es momento de experimentar con un producto mínimo
viable (MVP) o una experiencia mínima viable (MVE). Ambos requieren
construir al menos las funciones básicas del producto o servicio para
ponerlos a prueba con los potenciales clientes.
Estos
experimentos demandan mayor inversión de tiempo y recursos, por ello
solo es recomendable llevarlos a cabo una vez que se ha demostrado el
atractivo de la idea con potenciales clientes. Asimismo, es crucial
identificar lo que se necesita para satisfacer las expectativas de los
clientes mientras se escala completamente la idea.
Con
un cliente que deseaba desplegar un servicio B2C enfocado en el cuidado
menstrual, frog empleó investigaciones y experimentos comerciales para
evaluar la propuesta de valor antes de lanzar una MVE bajo una prueba
desechable de marca —proceso conocido como “Burner Brand”—. Los
aprendizajes ayudaron a la marca a construir un caso de negocio sólido y
a identificar las capacidades requeridas para hacer realidad su nueva
oferta B2C.
Finalmente,
es importante destacar que ninguno de estos experimentos encaminados a
comprobar el potencial de una idea disruptiva tendrá sentido si no se
ejecutan con ética. Es importante poner a las personas y sus necesidades
en el centro y mantener la promesa que se hace a los clientes desde el
experimento hasta el momento de hacer realidad una idea.
Para conocer más sobre el tema, descarga en este enlace el reporte Hackeando la Innovación.
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