#NiRevocaciónNiReelección
Está cerca de aprobarse en la
Cámara de Diputados la iniciativa de reforma constitucional sobre la
revocación del mandato que ha sido abiertamente promovida por el
Presidente López Obrador con el respaldo del partido Morena. Con
esta iniciativa, de ser aprobada, se empataría el proceso de
revocación de mandato con la elección intermedia de 2021, donde
serán votados todos los diputados federales, 13 gubernaturas, además
de miles de ayuntamientos.
De entrada, parecería ser una
buena idea, que el pueblo decida si el presidente en funciones se va
o se queda a la mitad de su mandato, sin embargo, esta propuesta es
una jugada tramposa, y es que la aprobación de la revocación de
mandato implican riesgos importantes para nuestra joven democracia y
la estabilidad institucional:
1.- En términos prácticos, y
hay que decirlo con toda claridad, la aparición del Presidente en
funciones, que ya fue electo, en una elección nacional para el cargo
de presidente; ¡es una reelección! Generaría un ruido innecesario
e inevitablemente, influiría en los resultados de estos otros
procesos electorales.
2.- Nuestra legislación ya
considera mecanismos como el desafuero o juicio político para que el
presidente sea juzgado; a través de los cuales, es posible remover
de su encomienda al Presidente de la República que actúe de manera
indebida; y por lo tanto, parece sospechoso crear un nuevo mecanismo,
cuando lo que se necesita es cumplir con la ley.
3.- Deben ser discutidos con
mucha mayor seriedad las implicaciones en caso de que el presidente
en funciones resultara perdedor y procediera la cesación de su
mandato. El costo de una nueva elección presidencial y la
inestabilidad que generaría, no deben tomarse a la ligera.
Hay que recordar que desde
1934 con el presidente Lázaro Cárdenas del Río todos los
presidentes, sin excepción, han concluido su periodo. La estabilidad
del mandato presidencial es un activo de la democracia mexicana.
Los mexicanos no queremos
regresar al Maximato de Plutarco Elías Calles que quitaba y ponía
presidentes cada 2 años.
4.- Los pocos casos que han
existido de sistemas presidenciales con revocación de mandato, han
tenido un resultado contrario a la democracia, llámese: Cuba,
Venezuela o Bolivia. Esos ejercicios, siempre han sido el anticipo de
una reelección.
5.- Nuestra Constitución
considera un sistema democrático que garantiza mediante elecciones
periódicas la imposibilidad de que quienes ocupan un cargo público
busquen afianzar su poder y perpetuarse en ese cargo, de igual
manera, considera que en ningún caso el Presidente de la República
podrá rebasar un periodo máximo de seis años, y así, esto debe
continuar.
Desde Porfirio Díaz, en
nuestro país, ningún presidente se ha reelecto. No queremos tener
el siguiente dictador a partir de 2024.
6.- Los mexicanos necesitamos
un Presidente al frente del país que cumpla cabalmente con sus
funciones, que rinda cuentas y que trabaje para todos, la revocación
de mandato implicaría tener un Presidente en campaña permanente
distrayéndose de la encomienda para la cual fue electo.
Aquí en México no tenemos
vicepresidente de la República, por lo tanto, necesitamos un
presidente de tiempo completo dedicado a gobernar.
Desde Coparmex celebramos que
el Presidente de la República quiera fortalecer la democracia
mexicana; y le apoyaremos en ese propósito, sin embargo, la
revocación de mandato: ¡NO es la respuesta!.
Para avanzar hacia una
democracia madura, debemos impulsar medidas como la segunda vuelta en
elección presidencial, las candidaturas comunes y los gobiernos de
coalición.
Por todas estas razones es que
los verdaderos demócratas, no vamos NI con la revocación de
mandato, NI con ningún mecanismo que implique forma alguna de
reelección para el presidente.
Presidente: No se valen los
juegos tramposos que traicionan la democracia.
¡NI revocación, NI
reelección!
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