En el transcurso del año
pasado, la emisión de bonos desde la región se desaceleró, los
diferenciales (spreads) se ampliaron y la calidad crediticia se
deterioró.
15 de marzo de 2019|Noticia
Desarrollo económico CEPAL – Washington, D.C.
El año pasado (2018) fue un
período de contrastes para las condiciones de financiamiento de
América Latina y el Caribe. El informe Flujos de capital hacia
América Latina y el Caribe. Resumen del año 2018 (disponible solo
en inglés), difundido por la Oficina de la CEPAL en Washington,
repasa las principales tendencias respecto de los flujos de capital
hacia la región. Según el estudio, la región tuvo en 2018 las
mejores y peores condiciones para acceder a los mercados de capitales
internacionales: pasó de 32.600 millones de dólares en enero, el
volumen mensual de deuda en los mercados internacionales más alto de
la historia, a una emisión cero en diciembre, que lo convirtió en
el peor diciembre jamás registrado para los emisores de América
Latina y el Caribe.
El informe precisa que la
emisión total de deuda en los mercados internacionales en 2018 fue
de 94.000 millones de dólares, la más baja en los últimos tres
años y 35% inferior a la de 2017. La actividad de bonos en 2018 fue
afectada por un calendario electoral agitado a nivel doméstico, y
por los aumentos en las tasas de interés de Estados Unidos, la
retirada de la liquidez en dólares, el fortalecimiento del dólar y
la inestabilidad en las bolsas mundiales los mercados bursátiles
mundiales.
Tanto las acciones como los
spreads de deuda latinoamericanos se vieron afectados negativamente
por el aumento de la volatilidad y percepción de riesgo en los
mercados internacionales, agrega la investigación. Mientras los
spreads de bonos mostraron una tendencia de ampliación, las
cotizaciones bursátiles mostraron una tendencia de estrechamiento
desde fines de enero. Los spreads de bonos de América Latina y el
Caribe se ampliaron en 149 puntos básicos en 2018, mientras que las
acciones perdieron 9,3%.
La ampliación de los spreads
fue generalizada y afectó a todos los países de la región
incorporados en el índice JPMorgan EMBIG. Los spreads se ampliaron
porque la turbulencia en los mercados financieros vinculada al
aumento en las tasas de interés globales y a los conflictos
comerciales, aumentó la aversión al riesgo hacia los activos de los
mercados emergentes y de América Latina y el Caribe. El contexto
externo tuvo un impacto negativo en los países que son altamente
dependientes del financiamiento externo, indica la CEPAL.
El estudio constata que la
calidad crediticia en la región siguió deteriorándose en 2018. Las
acciones de calificación crediticia negativas superaron por 15 a las
acciones positivas. De un total de 26 acciones negativas tomadas en
2018, 14 fueron rebajas. De las 11 acciones positivas tomadas, solo 3
fueron subidas. En la región las acciones de calificación
crediticia negativas (que incluyen las rebajas y las revisiones a la
baja de las perspectivas) han superado en número a las acciones
positivas por seis años consecutivos.
Las fuerzas combinadas de
tasas de interés de Estados Unidos más altas, un dólar
estadounidense más fuerte y menor liquidez en dólares impulsaron
los activos de América Latina y el Caribe en 2018, y terminaron el
año de forma débil. Sin embargo, a principios de 2019 los emisores
de la región, y los emisores soberanos en particular, volvieron a
los mercados internacionales de deuda. Uruguay, México, Colombia y
Ecuador accedieron a los mercados internacionales de bonos en enero,
y Paraguay a principios de febrero. El monto total emitido fue de
9.600 millones de dólares, una mejora enorme en comparación con
diciembre de 2018. No obstante, marcó una disminución de 70%
respecto de los 32.600 millones de dólares emitidos en enero de
2018.
Mirando hacia adelante, el
informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) afirma que la transición desde un crecimiento sincronizado
en las economías desarrolladas a una tendencia más mixta seguiría
siendo un desafío para los emisores y activos de la región en 2019.
Otro desafío radica en las perspectivas económicas más inciertas
para China. También existe el riesgo de que la confianza en los
activos financieros de la región se deteriore más, lo cual podría
complicar el acceso a los mercados de capitales internacionales.
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