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La galactosemia es una condición médica
que no permite a los bebés metabolizar la galactosa, el tipo de azúcar que
contiene la lactosa de la leche.
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Cuando el infante o la madre presentan
condiciones de salud especiales, un sustituto de leche materna es la mejor
opción para los recién nacidos.
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Fórmula infantil debe ser baja en
azúcares y prescrita por un médico pediatra en todo momento.
Ciudad
de México, 12 de agosto de 2019.- La leche materna siempre será
el mejor alimento para el recién nacido, ya que está cargada de los nutrientes
necesarios para que el nuevo bebé tenga un adecuado desarrollo físico y
cognitivo. Sus beneficios no sólo se limitan al recién nacido, también impactan
de manera positiva a la madre.
Además de reforzar el vínculo entre
ambos, que el recién nacido se alimente con leche materna durante la primera
hora de vida es elemental; ya que durante este período de tiempo es cuando se
consume el calostro o primera leche, el cual es rico en factores de protección.
A esta práctica se le conoce como lactancia temprana, la cual es determinante
para la buena salud del nuevo bebé.
De acuerdo con datos del Fondo
de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) los
niños que lactan de manera temprana, tienen seis veces más probabilidades de
sobrevivir a enfermedades como la diarrea y la neumonía, consideradas entre las
principales causas de mortalidad en la infancia, debido a los anticuerpos que
contiene este alimento.
Pero ¿qué pasa con aquellas
madres o hijos que presentan condiciones de salud que no les permiten amamantar
o lactar?
Las mujeres que viven con
condiciones como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), que se han
sometido a tratamientos de quimioterapia o radiación, se ven en la necesidad de
encontrar otras alternativas que les permitan alimentar a sus bebés de una
manera adecuada.
“La
lactancia siempre es lo más recomendado, pero cuando el infante o la madre
presentan condiciones de salud especiales, un sustituto de leche materna es la
mejor opción para los recién nacidos” aseguró la Dra. María
Alejandra Valdés Figueroa, médico pediatra especialista en neonatología por la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Son pocos los casos, pero en
ocasiones los bebés pueden nacer con Enfermedades Raras relacionadas con
trastornos del metabolismo, o la madre puede presentar enfermedades infecciosas,
como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), en donde la lactancia está contraindicada.
“En
el caso de los recién nacidos, además de las enfermedades raras que afectan el
metabolismo, hay algunos que pueden sufrir de galactosemia, un padecimiento
hereditario causado por una deficiencia enzimática que hace que los bebés no
puedan procesar ningún tipo de leche; incluso la materna. Es por ello que llegan
a necesitar consumir una fórmula especial que contenga los nutrientes
necesarios para su desarrollo”, agregó la médico pediatra.
La galactosemia es una
condición médica que se distingue por la incapacidad del organismo de un recién
nacido para metabolizar la galactosa, que es el tipo de azúcar que contiene la
lactosa de la leche. Esta enfermedad ocasiona que los bebés no puedan digerir
la leche, por lo que la galactosa ingresa en el torrente sanguíneo sin ser
procesada, llegando a ocasionar daños en el hígado, riñones y sistema nervioso
central y otras partes del cuerpo.
De acuerdo con la especialista
en neonatología, lo ideal es que un recién nacido se alimente exclusivamente
con lecha materna hasta los seis meses, sin embargo, si el bebé o la madre
presentan alguna condición que se los impida, es importante que el infante consuma
una fórmula infantil de calidad. Los bebés de semanas o meses, no pueden
consumir leche de vaca, ni ningún otro tipo de bebidas como el atole, ya que su
intestino no está desarrollado para hacerlo y pueden llegar a presentar
problemas digestivos.
“En
estos casos excepcionales en los que no se puede lactar, es muy importante que
el médico prescriba una fórmula de calidad que se adapte a las necesidades nutrimentales
del infante. Este alimento no debe contener azúcares que dañen el sistema
digestivo del bebé y deben ser lo más similares a los que contiene la leche
humana o se corre el riesgo de alterar la flora intestinal, un conjunto de
bacterias que son esenciales para la salud de los humanos, especialmente del
recién nacido.”
La Dra. Valdés también agregó
que en el caso de los niños que son intolerantes a la galactosa, existen
fórmulas desarrolladas especialmente para esta condición.
Para finalizar, la Dra. Irma
Ceja Martínez, gerente de endocrinología y nutrición de Grupo PiSA, puntualizó
que durante los primeros seis meses de vida, los infantes sólo deben consumir
leche humana o fórmulas de calidad que incluyan lactosa (en caso de que no esté
contraindicada), ya que esta sustancia es la principal fuente de energía para
el desarrollo del nuevo bebé.
La OMS recomienda la lactancia
materna exclusiva desde una hora después del nacimiento hasta los 6 meses, a
partir de esta edad se puede comenzar a introducir otros alimentos a la dieta
del bebé como papillas, mientras se continúa amamantando hasta los 2 años o
más.
Según datos de la última Encuesta
Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI) en México sólo 11% de los recién nacidos
recibió leche materna de forma exclusiva durante los primeros seis meses de
vida.
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