Anuncio de Política Monetaria
Durante el segundo trimestre del año se desaceleró la actividad
económica mundial, reflejando una menor expansión en las
principales economías avanzadas y emergentes. En este entorno, las
perspectivas de crecimiento para la economía mundial se han revisado
nuevamente a la baja. Asimismo, se presentaron tensiones entre
Estados Unidos y otras economías, tanto en materia comercial, como
asociadas a temas migratorios, tecnológicos y de aspectos de
política cambiaria. Por su parte, la inflación general y subyacente
en las principales economías avanzadas se ha mantenido en niveles
reducidos y por debajo de las metas de sus respectivos bancos
centrales. En este contexto, un amplio número de bancos centrales
han adoptado posturas monetarias más acomodaticias. En su reunión
de julio la Reserva Federal redujo en 25 puntos base el rango
objetivo para la tasa de fondos federales y adelantó la terminación
de la reducción de su balance. Asimismo, se han presentado episodios
de volatilidad en los mercados financieros asociados a las tensiones
entre Estados Unidos y China y a la desaceleración mayor a la
esperada de algunas economías. Este entorno ha dado lugar a la
expectativa de un relajamiento adicional en las posturas monetarias
de diversos bancos centrales. Los riesgos que enfrenta la economía
global han aumentado, destacando un escalamiento en las disputas
comerciales, una salida desordenada del Reino Unido de la Unión
Europea y el deterioro en algunos riesgos políticos y geopolíticos.
Por ello, el balance de riesgos para la actividad económica mundial
se ha deteriorado.
Los mercados financieros nacionales han reflejado los efectos tanto
de menores tasas de interés en todos sus plazos en las principales
economías avanzadas, como de episodios de volatilidad. Así,
mientras que la cotización de la moneda nacional registró ajustes
ante dichos episodios, las tasas de interés de los valores
gubernamentales han presentado disminuciones, incluyendo las de
plazos mayores. En cuanto a los riesgos que pudieran afectar el
desempeño de los activos financieros en México, persiste la
incertidumbre asociada a la relación bilateral entre México y
Estados Unidos y respecto de las perspectivas crediticias, tanto para
la calificación de la deuda de Pemex como la soberana.
El entorno actual sigue presentando importantes riesgos de mediano y
largo plazos que pudieran afectar las condiciones macroeconómicas
del país, su capacidad de crecimiento y el proceso de formación de
precios en la economía. En este sentido, es particularmente
importante que además de seguir una política monetaria prudente y
firme, se impulse la adopción de medidas que propicien un ambiente
de confianza y certidumbre para la inversión, una mayor
productividad y que se consoliden sosteniblemente las finanzas
públicas. En este contexto, es necesario atender el deterioro en la
calificación crediticia soberana y de Pemex, así como cumplir las
metas fiscales para 2019. En adición, es importante que el Paquete
Económico para 2020 genere confianza. Asimismo, es indispensable
fortalecer el estado de derecho, abatir la corrupción y combatir la
inseguridad.
La información oportuna indica que en el segundo trimestre de 2019
continuó el estancamiento que la actividad económica en México ha
venido registrando en los trimestres previos, como reflejo de una
mayor debilidad en la mayoría de los componentes de la demanda
agregada. Así, las condiciones de holgura de la economía
continuaron relajándose, incluso más de lo previsto, ampliándose
la brecha del 1producto en terreno negativo. En un entorno de marcada
incertidumbre, el balance de riesgos para el crecimiento continúa
sesgado a la baja.
Entre junio y julio, la inflación general disminuyó de 3.95% a
3.78%. Ello debido, principalmente, a una reducción del componente
no subyacente, el cual pasó de 4.19% a 3.64%, reflejando menores
incrementos especialmente en los precios de los energéticos, así
como en los de las frutas y verduras, mientras que la tasa de
crecimiento de los precios de los productos pecuarios ha aumentado en
el margen. Por su parte, la inflación subyacente ha mantenido su
persistencia alrededor de 3.8%. Las expectativas de inflación a
diferentes plazos provenientes de encuestas y de los mercados
financieros han permanecido relativamente estables, si bien en
niveles superiores al 3%.
Respecto a los riesgos para la inflación, al alza se encuentran que
se mantenga la persistencia mostrada por la inflación subyacente y
la posibilidad de que la cotización de la moneda nacional se vea
presionada por factores externos o internos. Si la economía requiere
un ajuste del tipo de cambio real, el Banco de México contribuirá a
que este ocurra de manera ordenada, evitando efectos de segundo orden
sobre la formación de precios. Otros riesgos son la amenaza de
imposición de aranceles por parte de Estados Unidos y que se adopten
medidas compensatorias, si bien este riesgo se ha mitigado; que los
precios de los energéticos reviertan su tendencia o que aumenten los
precios de los productos agropecuarios; un entorno de debilidad en
las finanzas públicas; y el escalamiento de medidas proteccionistas
a nivel global. Adicionalmente, que dada la magnitud de diversas
revisiones salariales se generen presiones de costos, en la medida
que estas superen las ganancias en la productividad. Por otra parte,
en cuanto a los riesgos a la baja, destaca que se aprecie la
cotización de la moneda nacional, lo cual podría estar asociado a
un contexto de posturas monetarias más acomodaticias y menores tasas
de interés a nivel mundial, o en caso de alcanzarse mayor certeza en
la relación comercial con Estados Unidos. También figura como
riesgo a la baja que se presenten menores variaciones en los precios
de algunos bienes incluidos en el subíndice no subyacente, tal como
ha sucedido con los energéticos ante una mayor debilidad económica
mundial, lo cual también contribuiría a reducir la inflación
subyacente. Asimismo, que las condiciones de holgura se amplíen más
de lo previsto, lo cual incidiría en el comportamiento de la
inflación subyacente. Por lo anterior, aún persiste marcada
incertidumbre en los riesgos que pudieran influir en la inflación.
En este contexto, el Banco de México estará atento a la posible
materialización de los riesgos para la inflación, tanto a la baja
como al alza.
Para guiar sus acciones de política monetaria, la Junta de Gobierno
da seguimiento cercano a la evolución de la inflación respecto a su
trayectoria prevista, considerando la postura monetaria adoptada y el
horizonte en el que esta opera. En este proceso, utiliza la
información disponible de los determinantes de la inflación, así
como sus expectativas de mediano y largo plazos, incluyendo el
balance de riesgos para estos. A su vez, la política monetaria debe
responder con prudencia si por diversas razones se eleva
considerablemente la incertidumbre que enfrenta la economía. En este
contexto, tomando en cuenta que la inflación general ha disminuido
conforme a lo previsto por este Instituto Central, la ampliación en
la holgura mayor a la esperada, y el comportamiento reciente de las
curvas de rendimiento externas e internas a diferentes plazos, la
Junta de Gobierno decidió por mayoría disminuir en 25 puntos base
el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un
nivel de 8.00%, considerando que bajo las condiciones actuales dicho
nivel es congruente con la convergencia de la inflación a su meta en
el horizonte en el que opera la política monetaria. Un miembro votó
por mantener dicho objetivo en 8.25%. Para consolidar una inflación
baja y estable, en un entorno en el que la formación de precios y
las condiciones de holgura en la economía están sujetas a riesgos,
la Junta de Gobierno continuará dando seguimiento cercano a todos
los factores y elementos de incertidumbre que inciden en el
comportamiento de la inflación y sus perspectivas, y tomará las
acciones que se requieran con base en la información adicional, de
tal manera que la tasa de referencia sea congruente con la
convergencia ordenada de la inflación general a la meta del Banco de
México en el plazo en el que opera la política monetaria.
La Junta mantendrá una postura monetaria prudente y dará un
seguimiento especial, en el entorno de incertidumbre prevaleciente,
al traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio a los
precios, a la posición monetaria relativa entre México y Estados
Unidos, en un contexto externo en el que persisten riesgos, así como
a la evolución de las condiciones de holgura y presiones de costos
en la economía.
Ante la presencia y posible persistencia de factores que, por su
naturaleza, impliquen un riesgo para la inflación y sus
expectativas, la política monetaria se ajustará de manera oportuna
y firme para lograr la convergencia de esta a su objetivo de 3%, así
como para fortalecer el anclaje de las expectativas de inflación de
mediano y largo plazos para que alcancen dicha meta.
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