El
elevado diferencial de tasas ajustado por riesgo sigue dando soporte
al peso, pero existe un riesgo al alza del tipo de cambio,
principalmente por Pemex.
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En
línea con lo previsto, la inflación recuperó
su
tendencia a la baja en mayo, tras alcanzar su máximo del año en
abril, y ya se encuentra por debajo de 3.8%.
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En
un contexto de inflación a la baja, el Banco de México podría
iniciar un ciclo de bajadas de 50pb iniciando en este trimestre del
año y 100pb en 2020.
El
Informe “Situación México” del tercer trimestre de 2019 señala
que la inflación mostró una muy buena dinámica en la primera mitad
el año: el aumento acumulado enero-julio es el más bajo desde
2015-16, años en los que la inflación alcanzó promedios mínimos
históricos de 2.7% y 2.8%, respectivamente ayudada por la
disminución en precios como resultado de la reforma en
telecomunicaciones.
En lo que se
refiere a la inflación general, BBVA México destaca que ha tenido
un desempeño muy favorable en los primeros siete meses del año, con
un aumento acumulado de 0.7pp en el periodo de enero-julio y es el
tercero más bajo de los últimos nueve años.
El estudio
explica que la inflación subyacente también ha tenido un buen
comportamiento pues se ha mantenido estable en los últimos dos años,
lo cual indica que no se presentaron efectos de segundo orden
derivados de los aumentos en precios de combustibles. BBVA México
prevé que la inflación continuará evolucionando favorablemente; se
mantienen sin cambios las previsiones para 2019 y 2020: la inflación
general cerrará el año en 3.4% y la subyacente en 3.3%. Los
pronósticos para el cierre de 2020 siguen siendo 3.5% y 3.3%,
respectivamente.
Los cambios en
el tono del Banco de México muestran una mayor flexibilidad y una
mejor caracterización de la evolución reciente de la inflación y
su desempeño más probable hacia delante es el de una tendencia a la
baja. La institución financiera sigue anticipando 50pb de bajadas en
la tasa monetaria (a 7.75% a fin de año), comenzando con una
reducción de 25 puntos base en el tercer trimestre de 2019. Para
2020 prevé un recorte acumulado adicional de 100pb que llevaría la
tasa de política monetaria a 6.75%.
Hay varias
razones para esperar este ciclo de bajadas: i) la Reserva Federal
recortó su tasa de referencia en julio y dejó claro que no retomará
un ciclo de subidas al menos en lo que resta del año; este
movimiento amplió aún más el elevado diferencial de tasas de
interés entre México y EE.UU. ii) el tipo de cambio está
relativamente estable a pesar de los riesgos y del reciente aumento
(depreciación acumulada de 3% por tensiones comerciales y aversión
al riesgo global); iii) como se previó, la inflación general ya se
ubica debajo de 4.0% y mantendrá tendencia a la baja el resto del
año; la subyacente retomará tendencia bajista de forma más clara
en el cuarto trimestre pero en el tercero es previsible que descienda
al rango estrecho en el que fluctuó entre 2T18 y 1T19; iv) la
economía está dando muestras claras de debilidad (crecimiento del
PIB de apenas 0.3% en la primera mitad del año) y, en consecuencia,
la mayor debilidad de la posición cíclica de la economía se está
traduciendo en un aumento de la brecha del producto (crecimiento
observado en relación al crecimiento potencial), no solo acotando
los posibles riesgos alcistas sino inclinándolos a la baja; y v) la
política monetaria es hoy altamente restrictiva: la tasa de política
monetaria real e se ubica por encima de 4.0% (en 4.3% en julio), un
nivel elevado para estándares históricos, y significativamente
mayor a la estimación de 2.2.5% de la tasa neutral.
En
este contexto, BBVA México señala que el caso para una postura
menos restrictiva de la política monetaria es cada vez más potente
y señala que Banxico flexibilizará significativamente su
comunicación en agosto y comenzará a relajar de forma gradual y
cautelosa su postura monetaria en septiembre.
Si bien el tipo
de cambio está siendo afectado por el significativo aumento reciente
de la aversión al riesgo global derivado de los conflictos
comerciales entre Estados Unidos y China, su evolución reciente
muestra un mejor comportamiento al de otras monedas emergentes. De
hecho, desde el 7 de junio, cuando se disipó el riesgo de la posible
imposición de aranceles a las exportaciones de México a EE.UU., el
peso ha tenido un mejor desempeño que el resto de las divisas de
países emergentes grandes. Es importante reiterar que los riesgos
para el peso continúan sesgados al alza, y están principalmente
relacionados con PEMEX (el gobierno aún debe abordar los problemas
de PEMEX de manera creíble), el nulo crecimiento en la
productividad, la calificación soberana, la ejecución del
presupuesto 2019 y las presiones fiscales en el futuro, y un posible
retraso en la ratificación del acuerdo comercial de Norteamérica en
el Congreso de EE.UU., pero con la Reserva Federal al margen el
contexto para las monedas de emergentes mejorará cuando se moderen
las tensiones comerciales entre EE.UU. y China.
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