Carlos Ugalde Sixtos
Integrante del Comité Estatal del Movimiento
Antorchista
El
doble discurso de AMLO con respecto a los migrantes centroamericanos recuerda
mucho al personaje central de la novela corta de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde,
que de día era muy buena persona y de noche se transformaba totalmente en su
contrario, a tal grado que casi a diario asesinaba a alguien. Y es que, por un
lado, el presidente ha ofrecido a los migrantes trabajo para todos y hasta
ayuda de carácter asistencial, y, por el otro, los ha reprimido, ya en varias
ocasiones.
AMLO ha pedido al pueblo de México
que trate bien a los migrantes que pasan por nuestro territorio, para ello se
ha deshecho en argumentos. Ha explicado que ellos salen de sus países por
necesidad económica buscando un mejor nivel de vida en Estados Unidos de
Norteamérica, que es anticristiano darles la espalda, que no seamos mezquinos,
etc., etc. Y ese trato humano y amable lo ha pedido incluso, en su afán de
convencer, para todo ser humano que haya nacido en cualquier parte del mundo y
hasta “en cualquier parte del universo” (sic).
Pero, al mismo tiempo, ha actuado
con mano dura contra los migrantes: desplegó seis mil elementos de la llamada
Guardia Nacional a la frontera sur de México con la finalidad de impedirles la
entrada a nuestro territorio. El canciller Marcelo Ebrard ha mandado un mensaje
contundente a todos los migrantes: “si van para Estados Unidos no pasen por
México”
Cabe recordar dos torpes y ridículas
afirmaciones de la Secretaria de Gobernación: una a principios de la
administración morenista en el sentido de que el problema de la migración hacia
“el sueño americano” lo había resuelto el nuevo gobierno de la Cuarta
Transformación “en tan sólo 3 días.”; y
la segunda, muy recientemente declarado en rueda de prensa, que no se explicaba
por dónde habían pasado miles de migrantes que ya habían llegado a Tijuana y a
otros puntos fronterizos.
A todo esto hay que agregar que aún
no se sabe, a ciencia cierta, qué compromisos con respecto a los migrantes
aceptó México, presionado por Trump; no sabemos si la orden consiste en no
dejar pasar a nadie, o solo disminuir selectivamente el flujo de migrantes
hacia USA. Pronto sabremos (a más tardar en seis meses, plazo que de manera por
demás humillante, impuso Donald Trump al gobierno “revolucionario de la Cuarta
Transformación”, el cual se ve que no ofreció resistencia alguna), de manera
muy concreta, a qué acuerdos llegaron ambos gobiernos o, más bien, como todo
mundo sospecha, cómo y hasta qué grado cedió, de manera pusilánime, el gobierno
de México ante la ambición del imperialismo yanqui, pisoteando, por enésima
vez, la vapuleada soberanía nacional.
Por si fuera poco, también sigue
azuzando, no en el discurso, pero si en los hechos a los centroamericanos en
contra de los mexicanos, al recortar o incluso desaparecer programas
alimentarios, de salud, de cultura, etc. a éstos últimos y prometiéndoles
trabajo, alimentación y vivienda a los primeros.
En fin, el pueblo de México deberá
estar muy atento para presenciar hacia dónde va a llegar o cómo se definirá ese
doble discurso del Gobierno Morenista y cómo repercutirá en la clase
trabajadora, la cual deberá tomar las medidas precautorias pertinentes en
defensa de sus intereses de clase. Que así sea.
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