Las minutas de la
reunión de febrero del Banco de México esencialmente confirman
nuestra expectativa de que los hacedores de política toman un paso
cauteloso hacía una posición más neutral. En particular,
encontramos en la discusión varios de los elementos que hemos
identificado como relevantes para un cambio de posición. En términos
generales, los comentarios sobre el balance de riesgos para la
actividad —para el cual todos los miembros ven un sesgo a la baja—
están en línea con nuestras expectativas, mientras que encontramos
cierto elemento de sorpresa en que la mayoría (no todos) señalaran
que la inflación general se está moviendo en línea con los
pronósticos de Banxico de su último informe trimestral —aunque el
subíndice subyacente esté mostrando una resistencia a la baja—.
Coincidimos particularmente con esta última apreciación, si bien
pensamos que los miembros de la Junta ofrecerían un juicio más duro
sobre los resultados de la inflación hasta ahora.
La discusión
refleja el hecho de que ésta es una Junta renovada. Encontramos más
referencias a “un miembro” y menos a “todos” y “mayoría”.
Vemos esto como algo natural, al ser la primera participación en el
debate de dos de los cinco miembros de la Junta. Más aún, esto
ofrece una oportunidad para potencialmente identificar algunos de los
argumentos que traen a la mesa los nuevos miembros: por ejemplo,
alusiones al temido término “recesión” aparecen en la discusión
en lo que creemos estableció uno de los nuevos miembros al hablar de
las señales enviadas por los indicadores cíclicos de INEGI. Esto
llevó a una interesante réplica por otro miembro, sobre el hecho de
que no se cuenta con suficiente información para saber en dónde se
encuentra la actividad económica en realidad a principios de 2019
(si bien al final este miembro admite varios eventos que sugieren una
intensificación de la desaceleración). En consecuencia, es más
difícil resumir la discusión, pero en el agregado el tono de las
minutas es decididamente más neutral que lo que sugería el
comunicado que anunció la decisión de política monetaria.
Cómo procederá la
Junta de aquí en adelante es aún un trabajo en proceso. Mientras
que la decisión de mantener la tasa en 8.25% fue unánime, hacia
adelante probablemente el debate se intensificará. Los
posicionamientos sobre este aspecto en particular son atribuidos ya
sea a la mayoría o a un miembro, más que a todos en su conjunto.
Por ejemplo, uno sugirió que la restricción monetaria debería
continuar por un periodo de tiempo prolongado, mientras que otro
sugirió evitar que esta postura se alargue por mucho tiempo,
particularmente si las condiciones de holgura se amplían. Uno más
identificó el dilema entre debilitamiento de la actividad e
inflación que continúa alta y concluye que no deberían descartarse
aumentos adicionales a la tasa. Otro participante mencionó que las
perspectivas de una normalización de la política monetaria más
gradual en los países desarrollados, ofrece al Banco un poco más de
margen de maniobra en su propia toma de decisiones. Así, encontramos
en la discusión vigente varios de los argumentos que ya habíamos
anticipado en el momento en el que cambiamos nuestro pronóstico
hacia un primer recorte de la tasa de 25 pb por parte de Banxico en
su reunión de junio, y como tal la lectura de las minutas nos lleva
a reiterar nuestra postura.
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