Laércio Cosentino, fundador y chairman de TOTVS
La evolución de los medios de
transporte, la integración de las cadenas de producción y distribución,
la integración de los mercados financieros y la conexión digital de las
personas han
disminuido distancias, roto barreras, creado una nueva forma de trabajo
y permitido una comunicación más eficiente, además de viabilizar el
surgimiento de nuevas maneras de hacer negocios.
Sin embargo, cuando todo esto
estaba buscando un punto de equilibrio, un minúsculo virus, que en
ningún momento participó de toda esa gran revolución, aprovechó los
medios de transporte
y viajó por el mundo, interfiriendo en las cadenas de producción y
generando caos.
Cuestionó las bolsas de valores y
está desafiando al mundo financiero, se digitalizó utilizando
plataformas digitales de comunicación para hacerse conocido,
transformarse en un villano,
y ampliar el exceso de informaciones, tanto las reales como las fakes (falsas)
y abrió brechas para que el antagonismo de grupos aumentara. En
resumen, "el minúsculo intruso coronado llegó y generó el caos".
¡La tempestad perfecta!
El minúsculo virus logró que "lo adoptaran" más rápido que cualquier tecnología disponible, y le impuso al ser humano
su insignificancia ante el universo. Los gobernantes han tomado medidas que están llevando a un gran
lockdown (encierro) por causa de lo desconocido y por análisis todavía inconclusos sobre la evolución de la pandemia.
Ya sabemos que hay un grupo de riesgo, que
la velocidad de propagación es grande y que los sistemas de salud del
mundo no están preparados para una demanda de esa escala en un corto
periodo. Por todo
esto, las personas se han visto obligadas y/o han empezado a
desconectarse del trabajo, relaciones personales y consumo presencial.
Al mismo tiempo, con el aislamiento social, ha aumentado su
participación en las redes sociales, el consumo de
delivery y se vieron obligados a trabajar home office.
Un punto positivo es que, en algunos casos, las familias están descubriendo lo que significa vivir en un mismo hogar.
Un punto negativo es que el egoísmo, en
algunos casos, floreció y se hizo evidente durante este periodo,
explicitado por la negligencia en relación al riesgo de contagio,
comportamientos de almacenamiento
de alimentos y priorización de la atención hospitalaria en base a
criterios ajenos a los protocolos médicos.
En síntesis, el remedio administrado por los
gobernantes es adecuado, no para matar el virus, sino para posponer la
contaminación y ganar tiempo en la búsqueda de una solución. Sin
embargo, tiene
un efecto colateral tan devastador, o incluso mayor, que la propia
pandemia.
Las micro, pequeñas y algunas medianas
empresas no tienen caja para más de 15 días. Los profesionales
liberales, informales y los propios trabajadores contratados trabajan un
mes para vivir el próximo.
Incluso grandes empresas están teniendo que probar su capacidad de
mantener sus actividades y vencer este momento. El desempleo y la
bancarrota de empresas será inevitable si el
lockdown se extiende por más de un par de semanas.
De esa forma, tenemos que discutir entre
todos un efecto colateral: ¿las consecuencias del uso del remedio no son
más grandes que la propia enfermedad?
En el mundo políticamente correcto, hablar
sobre preservar negocios y asumir riesgos de decisiones contrarias al
llamado "pensamiento de grupo" que circula y se nutre a través de los
medios sociales
es un gran desafío. Hoy es más aceptable equivocarse por el exceso,
hacer lo mismo que los otros están haciendo, que pecar por pensar y
hacer diferente.
Necesitamos pensar y actuar de manera
holística y pragmática. Tener un Comité de Crisis de Salud y también un
Comité Permanente de Ajustes y Cambios. Además de un grupo de personas
preparadas pensando
dónde nos equivocamos como sociedad para tener que estar viviendo este
momento.
Gradualmente, estamos desconectando,
“desenchufando” el mundo de los negocios. Y, como esto nunca había
ocurrido después de la evolución de toda la tecnología disponible, es
posible que, cuando intentemos
reconectarlo, no vuelva a ser lo mismo. Por ejemplo, un datacenter, si
lo desconectamos sin control, probablemente, cuando se conecte
nuevamente, no funcionará con el mismo desempeño.
Acuérdense: el mundo no tiene un manual, y
recrearlo llevará mucho tiempo y habrá muchas pérdidas. ¿No será el
momento de repensar el “shutdown” (cierre) general y pensar en algo selectivo,
verticalizado?
Los gobiernos están anunciando diversos
planes con inyección de liquidez en las economías. Sin embargo, nada es
gratis, siempre hay que pagar la cuenta en algún momento. Necesitamos
líderes valientes
para hacer lo que realmente es necesario. Faltan líderes mundiales en
un mundo conectado por las redes sociales, por increíble que parezca.
Tenemos diversos
influencers, no tenemos líderes, y cuando nuestros líderes quieren ser influencers,
las decisiones tomadas pueden no ser las más adecuadas. Ser un líder es
proponer lo que hace falta, preservando la sociedad en todos sus
aspectos.
¿Podemos estar comprometiendo aún más el futuro del mundo? ¿Estamos analizando las consecuencias de las actuales decisiones?
Si pensamos “fuera de la caja”, quien pagará
la cuenta en el futuro es a quien el virus no puede abatir hoy. De esa
forma, ¿no será el momento de dejar en cuarentena a las personas
mayores, que ya
han contribuido mucho, a las personas con otros problemas de salud
diagnosticados y dejar a los más jóvenes conduciendo los negocios,
empresas y gobiernos? Hacer un
shutdown selectivo, verticalizado por edad y condiciones clínicas, dirigido a los más vulnerables.
Vamos a tener que asumir riesgos para que las consecuencias del remedio no sean más grandes que la propia enfermedad.
Como emprendedor, creo que deberíamos pactar
con los jóvenes y los emprendedores la no paralización general de las
actividades del país. Seguramente, ellos ya están viendo caminos
alternativos, cuando
para muchos no hay alternativas diferentes a aquellas que los benchmarks
recomiendan.
¿Tenemos que escuchar 24 horas por día el
noticiero con curvas de contagio, fotos y videos de lo que está
sucediendo, políticos (de todo el mundo) usando, muchas veces, la
pandemia para aumentar su
capital político? ¿No será el momento de dividir el espacio en los
medios para la búsqueda de soluciones alternativas? ¿No será el momento
de arreglar la falta de estructura que nos lleva a correr ahora contra
el tiempo?
Soy optimista y creo que deberíamos
aprovechar este momento para eliminar privilegios, reducir el costo y
establecer una nueva dinámica de trabajo que es, quizás, el mayor legado
de todo el esfuerzo
del home office. Generaremos un déficit aceptable y necesario,
invirtiendo en aquello que ayude a hacer la diferencia de acá para
adelante e implementar las reformas tributarias y administrativas. Pasar
el país al limpio y barrer el nuevo coronavirus.
Muchas de las medidas que el gobierno está
adoptando en régimen de urgencia podrían haberse implantado en los
últimos años con la finalidad de volver a nuestro país más competitivo y
con la infraestructura
necesaria. Al final, el virus, de una forma indirecta, ayudará a los
países a dar algunos pasos hacia las reformas. La ausencia de estas puso
al país en la Unidad de Terapia Intensiva de la educación, salud y
empleo hace mucho tiempo.
Un estudio realizado por la BRASSCOM
(Asociación Brasileña de Empresas de Tecnología de Información y
Comunicación) detectó que, si uniéramos todos los impuestos y
contribuciones sobre servicios,
productos y trabajo en un único impuesto y mantuviéramos la misma
recaudación, y si fuera posible mantener la misma ganancia de las
empresas, debería tener una alícuota de 32,9 %. Si la comparamos con el
promedio del IVA de la Comunidad Europa, alrededor de
21 %, descubrimos que el costo por ejemplo de Brasil necesitaría
retroceder 10 puntos porcentuales, o sea, el virus es un problema más,
en una larga lista, que se debe equilibrar.
¿El virus será el único medio de unir al país en la búsqueda de soluciones?
En fin, el virus es perjudicial para toda la
sociedad y pasará luego, pero no podemos olvidarnos que el virus del
legado de los países, si no se trata, seguirá siendo endémico y causando
la destrucción
visible e invisible de manera consistente en nuestros países.
¿Cuántos ciudadanos son víctimas de la
desigualdad y de la pésima condición de la educación, la salud, el
transporte y la seguridad? Creo que, si el virus "lo supiera", saldría
corriendo para no infectarse
con todo eso.
Necesitamos unir al país, no solo para lavar
las manos y usar alcohol gel; no deberíamos ser una sociedad a favor y
en contra de forma persistente; no deberíamos tener un país
judicializado; no deberíamos
descalificar a nadie por no pensar como uno. Deberíamos comunicar las
decisiones relevantes sin poner nombre y partido, solamente el puesto,
quizás los favorables y los contrarios aceptarían estar en la misma foto
cuando se obtuviera el éxito.
Deberíamos ser solamente ciudadanos
dispuestos a conectar a cada país en lo que a educación, salud y empleo
se refiere, pilares esenciales para el desarrollo, crecimiento y
prosperidad.
Cuándo: LO ANTES POSIBLE
Cómo: SIENDO CIUDADANOS de cada país
Piénselo:
- ¡La vida no puede ser rehén de un único virus!
- ¡El mundo no será el mismo después de esta
pandemia! Necesitamos repensar la geopolítica, la producción y la
distribución. Tiene sentido distribuir mejor los empleos en varias
regiones y ampliar
el número de rutas de prosperidad.
- El minúsculo virus desaparecerá pronto.
Necesitamos eliminar el virus endémico que vive en nuestros países. De
una vez por todas, vamos a definir qué queremos, definir un plan de
trabajo sin partido,
de la sociedad, y conquistar un rol sobresaliente.
Sobre TOTVS
Líder absoluto en el mercado SMB de Brasil, TOTVS crea soluciones innovadoras para transformar el día a día de las empresas y ayudarlas a superar los desafíos de sus negocios. Es la mayor empresa de desarrollo de software de gestión más grande del país, invirtiendo R $ 1,6 mil millones en investigación y desarrollo en los últimos 5 años para atender las exigencias de 12 sectores de la economía.
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