Ambos
organismos de las Naciones Unidas lanzan informe que visibiliza las
consecuencias y medidas tomadas por los sistemas educativos de la región
ante la crisis de COVID-19, y plantea
recomendaciones para sobrellevar el impacto, proyectando oportunidades
para el aprendizaje y la innovación.
(24 de agosto, 2020)
El nuevo Informe CEPAL-UNESCO La educación
en tiempos de la pandemia de COVID-19
alerta
a la comunidad internacional acerca del incremento de brechas
existentes producto de la pandemia, tanto en términos de acceso como de
equidad y calidad,
situación que afectará especialmente a los más vulnerables.
La
interrupción del ciclo escolar ha significado una oportunidad en
materia de adaptación e innovación
de los sistemas de enseñanza, lo que puede significar enormes avances,
pero que también puede implicar una acentuación de las brechas
educativas preexistentes en la región entre estudiantes de situación más
vulnerable y aquellos más aventajados en cuanto a
resultados de aprendizaje y otros indicadores educativos, como la
progresión y la permanencia en la escuela, plantea el documento.
Este
horizonte se hace aún más apremiante porque, de acuerdo con cifras
disponibles de la UNESCO respecto
a 25 países de la región, de no ser por la pandemia el gasto educativo
habría aumentado un 3,6% de 2019 a 2020. Dada la contracción económica,
la cantidad de recursos disponibles para la educación podría disminuir
más del 9% tan solo en 2020 con consecuencias
reales en el presupuesto que podrían observarse recién en 2021.
Medidas regionales y desafíos emergentes
El
informe señala que las respuestas nacionales en materia de educación
permitieron detectar desafíos
prioritarios a la hora de implementar medidas para proyectar la
continuidad, la equidad y la inclusión educativas durante la suspensión
de clases presenciales y en los procesos de reapertura de los centros
educativos. Estos
retos son:
En
equidad e inclusión, centrarse en los grupos de población más
vulnerables y marginados —incluidos los pueblos indígenas, la población
afrodescendiente, las personas refugiadas, desplazadas y migrantes, las
poblaciones socioeconómicamente más desfavorecidas
y las personas con discapacidad—, así como en la diversidad sexual y de
género. La pandemia ha puesto en evidencia la deuda en inclusión
digital y señala que la desigualdad en el acceso a oportunidades
educativas por la vía digital aumenta las brechas preexistentes
en materia de acceso a la información y el conocimiento, lo que —más
allá del proceso de aprendizaje que se está tratando de impulsar a
través de la educación a distancia— dificulta la socialización y la
inclusión en general. En cuanto a la
calidad y pertinencia, centrarse en la mejora de los contenidos
de los programas de estudios (relacionados con la salud y el bienestar,
en particular) y en el apoyo especializado al personal docente,
asegurando condiciones contractuales y laborales adecuadas,
la formación docente para la educación a distancia y el retorno a
clases, y el apoyo socioemocional para trabajar con las y los
estudiantes y sus familias.
Asimismo, el texto indica que los
retos de los sistemas educativos tienen relación con la
preparación para responder ante las crisis, es decir, la resiliencia y
capacidad de adaptación tanto de los sistemas educativos como de los
servicios sociales concomitantes. Por ello se subraya
la necesidad de interdisciplinariedad e intersectorialidad; las
estrategias de retorno y recuperación de los procesos educativos
requieren coordinar y articular la planificación y la ejecución del
sector educativo con la de otros sectores, particularmente
en lo que respecta a la salud, la nutrición y la protección social.
Estos
desafíos son un llamado específico al cumplimiento del derecho a la
educación. Para ello, es
indispensable contar con los recursos necesarios en la asignación y
distribución presupuestal, la que se verá enfrentada a un efecto doble
de la crisis, según
un
análisis inicial
del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación de la
UNESCO (IIPE): habrá un impacto significativo en la disminución
de la inversión en educación durante la crisis, así como en el costo
adicional que resulte de ella, y se reducirán los recursos financieros
disponibles para el sector.
Luces en el camino
Los organismos de Naciones Unidas describen en el documento que las respuestas que han implementado los diversos países han mostrado que existen iniciativas innovadoras y prácticas prometedoras, así como importantes avances en tiempo récord para intentar garantizar la continuidad del aprendizaje. Además, se observa que los sistemas educativos nacionales se enfrentan a problemas y desafíos sistémicos que exigen la aplicación de estrategias a mediano y largo plazos basadas en la Agenda 2030 y el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4.
El texto indica que la actual crisis ha favorecido también la resignificación de los vínculos sociales
y la reconstrucción de identidades y del sentido de ciudadanía, incluso en una dimensión global.
En
este escenario, repensar la educación, sus propósitos y formatos, se
vuelve esencial. Es preciso
replantear los contenidos y la organización del aprendizaje de cara a
las lecciones que hasta ahora nos deja la pandemia: contenidos que
preparen a las y los estudiantes para comprender la realidad y actuar de
manera solidaria y responsable, y formatos que
respondan a la diversidad y a la incertidumbre, más allá de los tiempos
de crisis.
Al
tiempo que los países examinan la mejor manera de abordar las
incertidumbres y reabrir sus instituciones
de enseñanza en condiciones de seguridad, esta crisis ofrece una
oportunidad sin precedentes para aumentar la capacidad de recuperación
de los sistemas educativos nacionales y transformarlos en sistemas
equitativos e inclusivos que contribuyan al cumplimiento
del compromiso colectivo asumido en la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible.
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