- El cirujano plástico Fernando Guerrero Burgos nos comparte el top five de equivocaciones que se cometen antes, durante y después de la aplicación de tratamiento antiedad.
- Saber si eres candidata a un tratamiento, conocer los productos que se usarán, elegir a un profesional y reconocer tus expectativas es indispensable para un buen resultado.
CDMX, Agosto 2020.- Cada
vez resulta más común que surjan conversaciones alrededor de quienes
antes eran sinónimo de belleza y ahora lucen rostros irreconocibles tras
someterse a tratamientos para aminorar la huella del paso del tiempo.
Inyectarse en el rostro bótox, ácido hialurónico u otras sustancias se
ha convertido en una tendencia; sin embargo, existen casos donde el
arrepentimiento es el único resultado, con procesos que no tienen
reverso por la falta de información de las pacientes.
El
doctor Fernando Guerrero Burgos, especialista en Cirugía Plástica,
Estética y Reconstructiva, nos comparte el top five de los errores
comunes que se cometen en la sinergia entre paciente y un profesional
que promete o sucumbe ante falsas expectativas.
1.- Seleccionar mal a la candidata
Cuando
llegas al consultorio sabes qué quieres cambiar de tu rostro; sin
embargo, es el experto quien te debe guiar respecto a si se puede lograr
y con qué productos deberán trabajar. “No todas las áreas del rostro
están hechas para alojar algún producto inyectado. Por ejemplo, una
toxina botulínica (bótox), sirve para el tercio superior de la cara en
mayor proporción que para la zona inferior. Como profesionales la usamos
para suavizar las expresiones, no con el fin de paralizarlas. Se debe
conocer también la temporalidad de cada inyección, para indicar al
paciente fechas y zonas de retoque”, comparte el experto.
Señala
que algunas pacientes serán candidatas a mejorías sólo con estos
tratamientos inyectados, aunque se debe explicar que “la cirugía
arrojará mayores resultados en manos expertas. La cara traduce errores
de asimetrías, inflamación, edema, mala cicatrización y cuando me
refiero a elegir bien a las candidatas es porque debemos conocer sus
hábitos y estilo de vida para anticipar los resultados”.
2. Sucumbir ante falsas expectativas
Si
bien con la era digital muchas pacientes piden presupuestos y asesoría
en línea, el doctor Guerrero refiere a la importancia de conocer a la
candidata en persona, ya que además de establecer una historia clínica
se debe descartar que quien pide un cambio en el rostro padezca
dismorfobia.
“Esto
es una alteración psiquiátrica en donde la paciente jamás aceptará su
realidad y buscará continuamente un cambio. Como profesional puedo
ayudarle a alcanzar una armonía estética en su rostro, pero si su
pensamiento no va de la mano con la realidad, no tendremos resultados
positivos”.
3. No conocer el producto
Aunque
parezca lugar común, la mayor parte de las malformaciones en el rostro
surgen por no conocer qué te van a inyectar. En el caso de México es la
Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)
quien garantiza la calidad de lo que te inyectarás en el rostro.
“Estos
sellos garantizan que el producto ha pasado por pruebas sanitarias y
que cuentan con un nivel suficiente para el uso en humanos. Bajo ninguna
circunstancia se debe usar un material que no se absorba en el cuerpo,
todo biopolímero (que son las sustancias inertes que no se absorben)
están perfectamente contraindicados, ya que causan una reacción antígeno
anticuerpo y una enfermedad llamada poradyuvante o modelante, que
provoca graves problemas a la salud de manera sistémica y local”,
subraya el doctor.
La
selección de los productos permite conocer la profundidad en la que
será colocado, ya sea de manera subperióstica (por encima del hueso) con
una duración de hasta tres años, o en una capa subdérmica (por debajo
de la piel), donde las inyecciones se aplican para dar volumen definir
ciertas áreas. También hay productos que van en la capa más superficial
de la piel, tal es el caso de la toxina botulínica, que actúa a nivel de
la placa neoromuscular para detener la acción de la contracción del
músculo y lograr así una expresión más suave.
4. Elegir mal a tu experto
“Si
nosotros vemos a un cirujano plástico que exagera en su manera de
hablar, vestir o de actuar, es evidentemente el reflejo de lo que va a
darle a sus pacientes. Invito a que sean selectivas y usen la lógica
cuando están frente a un profesional, ya que esa imagen que proyecta es
la que va a plasmar en ustedes”, afirma el doctor.
En
su experiencia, “si a un profesional le parece bien que las narices
tengan que ser en exceso respingadas y los labios luzcan gruesos,
seguramente traerá ese look y repetirá esa imagen sobre el paciente,
aunque éste no lo pida. Como pacientes hay que ser cautos y definir si
el concepto de belleza que tiene el profesional es realmente lo que
quiero que haga en mí. Pregunten de su trabajo, busquen recomendaciones,
revisen otros procesos que hayan hecho con fotos del antes y el
después, además de evidentemente verificar sus certificaciones”.
5. No seguir las recomendaciones después del proceso
Por
falta de comunicación entre doctor y paciente, por desconocimiento de
quien te hizo el tratamiento o por no seguir las recomendaciones, un
tratamiento de inyecciones en el rostro puede tener consecuencias
negativas.
“Las
recomendaciones post operatorias son básicas en toda la inyección de
cualquier producto que elijamos, hay sustancias que tienden a migrar si
no se esperan por lo menos cuatro horas en el sitio de aplicación sin
tallar la cara, sin hacer esfuerzos, sin agacharse o durmiendo en una
posición semisentada”, detalla el experto.
Por
ejemplo, si tras una inyección de bótox cerca de las cejas haces un
esfuerzo, te agachas o te tallas, la sustancia puede subir a otro
músculo ocasionando cambios en la forma del párpado.
Recuerda
que los tratamientos antiedad son una herramienta para mejorar ciertos
aspectos del rostro; sin embargo, estos cinco puntos te servirán para
tomar las decisiones correctas y obtener realmente los resultados
positivos que buscas, sin parecer que deformaste tu aspecto.
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