El incremento de los ciberataques industriales en América Latina tiene consecuencias abismales. Hoy en día, las plantas de energía, las fábricas y los sistemas de transporte están cada vez más conectados, y eso los vuelve vulnerables a interrupciones que pueden afectar directamente la vida diaria de las personas. Un solo ataque puede detener la producción, interrumpir el suministro de servicios básicos o incluso poner en riesgo la seguridad de los trabajadores.
Más allá del daño técnico, los impactos económicos y reputacionales también son enormes. Cada incidente puede significar horas de inactividad, pérdida de información sensible y daños a la confianza empresarial. En sectores como petróleo, gas o construcción, un paro de pocas horas puede representar pérdidas millonarias y afectar a toda la cadena productiva.
Estos resultados también exponen una realidad regional, pues muchas empresas aún no están preparadas para defender sus sistemas industriales. La falta de inversión en seguridad, el bajo nivel de monitoreo y la escasa capacitación del personal crean un terreno fértil para que los ciberdelincuentes aprovechen las brechas.
“Este escenario no es casualidad, sino el resultado de una combinación de factores estructurales y coyunturales”, explica David da Silva Alves, Solution Sales Manager de Kaspersky para América Latina. “En América Latina, la rápida digitalización de la industria no ha ido acompañada de una estrategia sólida de ciberseguridad. Muchas organizaciones aún operan con sistemas heredados que no fueron diseñados para estar conectados a internet, y eso amplía la superficie de ataque. Además, la región atraviesa una etapa de modernización tecnológica acelerada, pero sin estándares unificados ni inversiones consistentes en protección. A esto se suma que los atacantes ven a América Latina como un terreno fértil para probar nuevas tácticas, debido a la falta de regulaciones específicas y a la menor madurez en respuesta a incidentes. El resultado es un ecosistema industrial cada vez más conectado, pero también más vulnerable. La solución no pasa solo por instalar herramientas de defensa, sino por generar una cultura de ciberseguridad que integre tecnología, procesos y personas.” Para evitar estas vulnerabilidades, los expertos de Kaspersky recomiendan: Separar las redes de la oficina y las de la planta: No debe haber una conexión directa entre los sistemas de administración (como correos o servidores corporativos) y los que controlan la producción. Así, si hay un ataque en una red, no afectará las operaciones industriales. Controlar quién tiene acceso a los sistemas: Solo el personal autorizado debería poder ingresar a los equipos de control. Es importante usar contraseñas seguras, autenticación en dos pasos y revisar regularmente quién tiene permisos. Mantener los sistemas actualizados: Muchos ataques aprovechan errores o versiones viejas del software. Aunque los equipos industriales no se puedan apagar fácilmente, se deben planificar actualizaciones y revisiones periódicas para reducir los riesgos. Capacitar a los empleados: La mayoría de los ataques comienzan con un simple correo falso o un enlace engañoso. Capacitar al personal para reconocer estos intentos es una de las medidas más efectivas para evitar incidentes. Usar una solución de protección especializada para entornos industriales: Los sistemas industriales necesitan defensas diseñadas específicamente para ellos. Kaspersky Industrial CyberSecurity (KICS), por ejemplo, ofrece monitoreo constante, detección temprana de amenazas y protección sin interrumpir la operación de las plantas.
*Los números se presentan redondeados para claridad. Véanse los valores precisos en la gráfica.
El informe completo está disponible en el blog de Kaspersky ICS CERT.
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