(09 de diciembre, 2022)
La
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) dieron a conocer hoy un
nuevo
informe conjunto en el cual señalan que las economías de América Latina
y el Caribe enfrentan un contexto macroeconómico, social y ambiental
muy complejo, que va a afectar la dinámica de los mercados laborales.
Ambas instituciones señalan que, a pesar de la
recuperación observada en los mercados laborales en el primer semestre
de 2022, se espera que en el segundo semestre la desaceleración del
crecimiento ralentizará la capacidad de la región para generar empleos
de calidad.
En la primera sección del N⁰ 27 de su publicación conjunta
Coyuntura
Laboral en América Latina y el Caribe. Dinámica de la productividad laboral en América Latina,
ambos organismos de las Naciones Unidas
señalan que la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19)
provocó en las economías y los mercados laborales de América Latina y el
Caribe una crisis sin precedentes. En informes anteriores se ha
destacado que la recuperación que han experimentado los
mercados laborales de la región desde la reapertura de las economías ha
sido lenta, incompleta y asimétrica. Sin embargo, en el primer semestre
de 2022 se observaron cambios favorables en los principales indicadores
de estos mercados.
En
primer lugar, en el segundo trimestre de 2022 la tasa de ocupación
alcanzó el nivel previo a la crisis y la tasa de desocupación se redujo
2,8 puntos
porcentuales respecto del mismo período del año anterior, hasta
ubicarse en un 7,3%, cifra inferior a la de la prepandemia. Esta
reducción en la tasa de desocupación se observó en todos los países
analizados. De igual forma, hubo mejoras en la tasa de participación,
aunque aún se encuentra por debajo del nivel anterior a la crisis
sanitaria.
Otro
aspecto que se resalta en la primera parte del informe es que estas
tendencias positivas se acentúan entre las mujeres, grupo que fue
especialmente
afectado durante la pandemia y cuya recuperación ha sido más lenta que
la de los hombres en 2021. En efecto, si bien en la primera mitad de
2022 la tasa de desocupación se redujo tanto respecto de los hombres
como de las mujeres (2,3 y 3,4 puntos porcentuales,
respectivamente), la disminución fue mucho más acentuada entre estas
últimas, lo que produjo una reducción de la brecha de desocupación, que
pasó de una relación de 1,5 a 1,4 entre los primeros semestres de 2021 y
2022.
En
el informe también se destaca que desde el primer semestre de 2022 los
empleos de asalariados aumentaron más que los empleos por cuenta propia y
que
es el sector industrial el que muestra las mayores tasas de creación de
puestos de trabajo. En esa sección también se señala que, como
resultado del importante incremento de la inflación en el primer
semestre del año, los salarios promedio reales registran
una caída.
En el informe
Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe
N⁰ 27 , CEPAL y OIT también señalan que, además de
enfrentar los difíciles retos que impone la actual coyuntura del mercado
laboral, las economías de la región tienen ante sí el desafío de
revertir el bajo crecimiento de la productividad y de
la inversión que se ha observado desde la crisis de la deuda.
En
este sentido, en la segunda sección del informe se muestra el
estancamiento que exhibe la productividad laboral de América Latina
desde la década
de los ochenta, y cómo esto ha causado que las brechas de productividad
laboral de la región respecto de las economías desarrolladas se han
ampliado, pero esta ampliación ha sido incluso mayor en el caso de las
brechas respecto de otras economías emergentes.
El estancamiento de la productividad laboral en la región ha sido
generalizado y, a diferencia de lo que ocurre en otras economías
emergentes como las asiáticas, la transformación estructural no ha sido
orientada con suficiente fuerza por políticas de desarrollo
productivo, para activar a los sectores impulsores y dinamizadores del
crecimiento.
De
acuerdo con CEPAL y OIT, para revertir esta situación y estimular la
creación de más empleos formales bien remunerados, es necesario elevar
el nivel
de ambición de las políticas de desarrollo productivo, tomando en
cuenta nuevos enfoques de política sobre la manera de lograrlo y nuevas
realidades asociadas con la revolución tecnológica y los nuevos
paradigmas productivos que esta genera. Las políticas
de desarrollo productivo deben contar, además, con un adecuado marco
macroeconómico y financiero. De igual forma, estas instituciones
destacan las experiencias positivas que se han dado en la región en
materia de diálogo social en el marco de los consejos
de productividad conformados en la región.
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