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Corría el año 2009 y el
iPhone tenía dos años de haber sido lanzado al mercado, pero marcas
como Nokia y BlackBerry seguían dominando el mercado. Ese también
fue el año del lanzamiento de Windows 7, un sistema operativo que
prometía estar listo para los retos de la década de 2010,
especialmente la conectividad con internet y una nueva generación de
dispositivos como tabletas táctiles.
En teoría, Windows 7 dejaría
de recibir actualizaciones hacia 2013 con la llegada de su sucesor
Windows 8. Sin embargo, fue este 14 de enero (11 años después de su
lanzamiento) cuando Microsoft finalmente dejó de proporcionar
soporte a las computadoras que lo usan. Datos de la Encuesta Nacional
sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los
Hogares (ENDUTIH) realizada por el Inegi en 2018, indican que
aproximadamente 15.5 millones de hogares en el país cuentan por lo
menos con una computadora y se estima que casi una cuarta parte de
las computadoras usuarias de Windows en el país operan con Windows
7.
Antes de caer en pánico, cabe
señalar que las computadoras usuarias de Windows 7 seguirán
funcionando y corriendo los programas que usan hasta hoy. El efecto
más notable será que tales máquinas ya no recibirán
actualizaciones ni parches de seguridad. Esto es importante debido a
que buena parte de las piezas de código computacional dañino como
virus y ransomware suelen entrar usando computadoras con sistemas
operativos obsoletos. El otro riesgo es que con el tiempo programas
como paqueterías de oficina y navegadores de web tampoco reciban
actualizaciones y dejen de funcionar.
La empresa responsable de
Windows 7 propuso una solución sencilla y algo costosa: “mudarse
hacia un nuevo dispositivo con Windows 10 es el camino recomendado”,
señaló el anuncio de la compañía. Sin embargo, este reemplazo
puede no ser tan sencillo porque comprar una computadora nueva
requiere un gasto que no todos están en disponibilidad de hacer.
Además, existen usuarios (sobre todo en entornos empresariales) que
usan programas diseñados específicamente para Windows 7.
Por otro lado, hay una
solución que puede salvar algunas computadoras de terminar en un
basurero. Grupos de expertos han diseñado sistemas operativos que
pueden descargarse e instalarse libremente en todo tipo de
computadoras, incluso aquellas con décadas de edad. Estos sistemas
operativos son variaciones del sistema Linux, creado por Linux
Torvalds en la década de 1990 y son usados lo mismo por los
servidores que proveen servicios de Google que por las computadoras
en la Estación Espacial Internacional debido a su flexibilidad y
estabilidad.
Algunos de estos sistemas como
Linux Mint están diseñados para emular los gráficos de Windows
evitando curvas de aprendizaje. Otros como Lubuntu pueden funcionar
en computadoras con procesadores tan antiguos como Pentium 4 y apenas
1 Gigabyte de memoria RAM. Por otro lado, tales sistemas operativos
tienen grupos de usuarios en foros y sitios web de aficionados
quienes suelen tener una gran disposición para resolver dudas y
ayudar a los novatos que buscan darles nueva vida a computadoras
desahuciadas. Cabe recalcar que antes de intervenir una computadora
vieja, sea para deshacerse de ella o cambiarle el sistema operativo,
es indispensable hacer un respaldo de los archivos más importantes
en la máquina y evitar pérdidas irreparables.
Si la decisión del usuario es
deshacerse de la computadora obsoleta y reemplazarla con una nueva,
es muy recomendable no arrojarla a la basura o dejarla en algún
terreno baldío. Se estima que una computadora de escritorio puede
contener hasta 3 kilos de elementos tóxicos como mercurio, arsénico,
cadmio, berilio y otros más que tienen enorme potencial para
contaminar cuerpos de agua y suelos. Existen programas de recolección
de desperdicios electrónicos organizados por tiendas de
electrónicos, gobiernos locales e incluso empresas que además de
recoger los desperdicios, retiran los materiales peligrosos y reúsan
aquellos con valor económico.
La obsolescencia tecnológica
es el precio inevitable a pagar por vivir en un mundo de maravillas
tecnológicas que aparecen sin cesar y convierten otras en chatarra.
Por lo pronto, deseamos a Windows 7 que descanse en paz en el más
allá digital.
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