“El sueño no es un lujo, es una necesidad para el organismo”, Dr. Alexander O. Krouham
Miércoles 13 de
marzo de 2019 — Durante el sueño reparamos el cerebro, regeneramos
al organismo completo, consolidamos memorias, producimos hormonas,
crecemos y obtenemos otros beneficios. El no dormir correctamente
tiene un impacto dramático en la salud, muchas veces no evidente en
el corto plazo sino a través de complicaciones que toman muchos años
en aparecer.
El sueño tiene una
estructura específica que se mantiene a lo largo de toda la vida.
Los patrones son diferentes en el recién nacido, pero durante los
primeros meses de vida se adquiere la arquitectura normal del sueño
que conservaremos toda la vida. Existen variaciones dependiendo de
las necesidades de descanso propias de cada edad; el bebé duerme una
proporción muy grande del día, hasta 17 horas, mientras que el
adulto mayor puede requerir de sólo 6 a 7 horas.
Estructura del sueño
Fase NO REM (Rapid
Eye Movements o Movimientos Oculares Rápidos) – cuenta con 4
etapas y es la antesala para el periodo en que nos relajamos por
completo. Dependiendo de la edad podemos pasar más o menos tiempo en
cada etapa y es notorio que el recién nacido entra a las fases más
profundas sin transitar por este proceso.
Fase REM – es en
la que soñamos. Constituye aproximadamente el 20-25% de la duración
total del sueño y se caracteriza por una serie de cambios
fisiológicos a nivel respiratorio, cardiovascular y muscular. Se
asocia a disminución total del tono muscular, llevándonos a un
estado de flacidez absoluta considerado un mecanismo protector que
nos impide levantarnos para actuar lo que estamos soñando.
¿Qué porcentaje de
la población experimenta trastornos del sueño?
No hay una cifra
definida porque típicamente este dato se orienta a patologías
puntuales como la apnea del sueño. En términos genéricos si es muy
común que existan trastornos del sueño, aunque no sabemos con
precisión qué cantidad de gente los padece ni su frecuencia en
hombres y mujeres.
La apnea del sueño
es más común en el varón. Se obstruye la vía respiratoria
produciendo un ronquido profundo y pausas durante las cuales la
persona pareciera estar muerta. Disminuye la concentración de
oxígeno en sangre, afectando de manera significativa al corazón y
al cerebro.
En las mujeres un
periodo de vida muy importante en el que se afecta su sueño es la
menopausia. La reducción de hormonas sexuales femeninas impacta la
producción de ciertos neuroquímicos como GABA (ácido gama amino
butírico) que es un estimulante natural del sueño. El hombre
también experimenta cambios por la pérdida en la producción
hormonal, sin embargo, la sintomatología no es tan característica
ni predecible como en la mujer.
¿Mejor
alimentación, mejor calidad de sueño?
La alimentación
juega un papel crítico en la calidad del sueño. Algunos alimentos
son materia prima a partir de la cual nuestro organismo fabrica los
neurotransmisores relajantes, predominantemente la serotonina, que a
su vez es la molécula a partir de la cual se produce la melatonina
que es la hormona natural del sueño. Ciertos alimentos ricos en un
aminoácido llamado triptófano (contenido en el pollo, pavo,
pescado, huevo, queso, leche, nueces, plátano, tofu, piña, entre
otros) nos permiten generar los químicos que favorecen un descanso
correcto.
En el otro extremo,
los alimentos nocivos para el sueño incluyen los carbohidratos o
azúcares simples, que producen picos de insulina que motivan bajas
de glucosa en sangre. Esto representa una crisis para el cerebro, lo
que obliga a la producción de hormonas de estrés como adrenalina,
cortisol u hormona de crecimiento cuya acción es sacar glucosa de
las células para proveer al cerebro de energía.
Diferencia entre
sueño y descanso
La diferencia entre
sueño y descanso representa la calidad del dormir. Sin importar el
número de horas si no pasamos el tiempo suficiente en las etapas
profundas no descansamos y, por lo mismo, los procesos de
recuperación y regeneración orgánica no ocurren.
Cuando el sueño es
adecuado ocurren cambios en la estructura cerebral caracterizados por
la expansión del espacio entre las células permitiendo un mayor
flujo de minerales y residuos celulares favoreciendo una auténtica
limpieza. Se activa un proceso de auto digestión de estructuras
dañadas como proteínas y otros elementos permitiendo que las
células se regeneren y recuperen. Disminuye la producción y el
depósito de proteínas dañinas para el cerebro, mismas que
constituyen el factor estructural asociado a problemas
neurodegenerativos como Alzheimer. Además, cuanta menor producción
de insulina evitamos fluctuaciones de glucosa en sangre y motivamos
la utilización de grasas como fuente de energía, lo que contribuye
a la regeneración del tejido cerebral.
¿Se pueden
solucionar los trastornos del sueño sin medicamentos?
¡Absolutamente! El
tema fundamental es mejorar el estilo de vida y esto se logra a
través de:
Una buena
alimentación.
Ejercicio físico
adecuado y en el horario correcto (no se recomienda por las tardes
por el estimulo, ya que impide entrar a las etapas de relajación, lo
ideal es realizarlo en las mañanas).
Evitar el
consumo de alcohol en las noches (sólo como una eventualidad y muy
moderado).
Evitar fármacos
inductores del sueño como los sedantes hipnóticos (no permiten
entrar a las etapas profundas del sueño, crean hábito y
dependencia y son un factor de riesgo para enfermedades como
Alzheimer).
Controlar el
estrés con técnicas de meditación y relajación).
Optimizar el
entorno en el que dormimos y nuestras actividades antes de acostarnos
(obscureciendo por completo la habitación, no utilizando
dispositivos electrónicos, evitando estimulantes como cafeína o
teínas, etc.).
Utilizar
suplementos nutricionales específicos y seguros para este propósito.
Sobre el Dr.
Alexander Krouham
El Dr. Alexander O.
Krouham cursó sus estudios de Medicina en la Universidad La Salle en
la CDMX. Posteriormente realizó la especialidad de Medicina Interna
y la subespecialidad de Endocrinología y Metabolismo, ambas en el
Hospital Jackson Memorial, afiliado a la Universidad de Miami, en
Florida, EUA. Está certificado por los boards y los consejos
correspondientes, en EUA y en México. Participó durante varios años
en el departamento de enseñanza del Centro Médico ABC y fue el
director de la Clínica de Raquitismo en el Hospital Shriners para
Niños Lisiados en la CDMX.
Se certificó en
Medicina Anti-Envejecimiento, Regenerativa y Funcional por el
American Academy of Anti Aging Medicine y posteriormente en Medicina
Funcional por el Institute for Functional Medicine.
Hoy en día, el Dr.
Krouham trabaja de tiempo completo en la Clínica Vita Plenus, una
organización acreditada por ISO 9001:2015 cuya misión es crear
salud, y participa en iniciativas educativas asumiendo un compromiso
social para extender los beneficios de la Medicina Funcional a todos
los sectores de la sociedad.
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