sábado, 24 de noviembre de 2018

El jardín de los cerezos, decadencia de la aristocracia terrateniente rusa



Ricardo Alberto Calleja

En una auténtica lluvia teatral que tuvo como sede en el majestuoso teatro de La Paz de San Luis Potosí, la Compañía de Teatro “Humberto Vidal Mendoza”, representante del antorchismo del Estado de México en la categoría semiprofesional, presentó la obra “El jardín de los cerezos”, comedia escrita en 1904 por Antón Chéjov.
Es sábado 17 de noviembre. Tomo el pasillo izquierdo para dirigirme a un pequeño palco desde donde escucho, a las 10:00 de la mañana: “Tercera llamada, comenzamos”.
La escenografía es una casa con paredes desgastadas desde donde al horizonte se ve a unos pájaros alzar el vuelo. Con un teatro al máximo de su capacidad, y con la distinguida presencia entre el público del ingeniero Aquiles Córdova Morán, dirigente antorchista nacional, se refleja en el escenario la transición de un sistema económico a otro: el fin de la aristocracia terrateniente rusa y la emergente burguesía, personificados en una familia de la aristocracia terrateniente, quien está en quiebra pero todavía es dueña de “El jardín de los cerezos” más hermoso y productivo de la zona.
En el tren de las 2 de la mañana llega la dueña de la finca, Liubov, quien regresa después de cinco años. El mercader Ermolái Alexéievich Ermoláiv, cuyo padre fue siervo del abuelo del padre de Liubov, califica a la mujer de “muy buena y de carácter sencillo”.
De las bienvenidas se pasó al drama. En la finca no hay buenas noticias producto de una mala administración de las tierras; además, Liubov es una aristócrata que despilfarra el poco dinero que le queda… ahora enfrenta una terrible crisis financiera.
Los actores nos adentran al dolor a través de recuerdos del pasado, a los que llora la madre y a los que no dispuesta a renunciar, aunque no sabe cómo resolver el problema económico. Su hermano Leonid Andréievich, un inútil señoritingo aristócrata, tiene ilusiones de convertirse en el hombre de la casa y ponerse al frente del problema pero su debilidad e inmadurez le impiden asumir tal responsabilidad.
La finca, el jardín de los cerezos, será subastada para pagar las deudas que arrastra la familia. Ania, hija de Liubov, una niña con apenas 17 años intenta levantarle el ánimo a su madre con humildad y una gran humanidad que incluso da esperanzas de una juventud nueva, con ánimos de cambiar su realidad.
La música llega a cada uno de los espectadores y mantiene la tensión de cada escena.
Llega el 22 de agosto, fecha en que “El jardín de los cerezos” se pondrá subasta. Ermoláiv, el mercader, está dispuesto a ayudar a la familia a la que sirvieron sus padres. Es quien que va a la subasta en representación de la familia en desgracia.
Mintras la Liubov ofrece una hermosa fiestra aristocrática, Ermoláiv regresa y el público espera los resultados. Liubov sale de la fiesta y llama a su hermano Leonid para que la acompañe en el doloroso resultado. “¿Se ha vendido?”, pregunta Liubov con voz desfalleciente. La respuesta no llega, todo el escenario enmudece y el público se queda sin movimiento alguno.
Finalmente, Ermoláiv responde triunfal a Liuvob con un “sí se ha vendido”. Ermoláiv, quien ofreció ayuda a la familia en desgracia, termina siendo su verdugo: es quien compra la finca en 90 mil rubros y Liuvob llora desconsolada.
La familia tiene que marchar, el nuevo propietario los apresura para que abandonen la finca y, a la par, al fondo, se escuchan golpes de un hacha que talan los árboles. No hay marcha atrás, el jardín de los cerezos, la finca que le redituaba grandes ganancias a la familia de Liubov, está desapareciendo.
Al final, Liuvob se marcha han olvidado a Firs, el lacayo de 87 años. Firs dice en un ambiente perturbador y triste: ¡Se olvidaron de mí! ¡Qué importa! ¡Pasó la vida! ¡Se le figura a uno no haber vivido!
Con esta obra, la Compañía Estatal de Teatro del Estado de México obtuvo el primer lugar en la categoría semiprofesional en el XIX Encuentro Nacional de Teatro que organizó el Movimiento Antorchista Nacional y que se llevó a cabo en el emblemático teatro de La Paz de la cuidad de San Luis Potosí.

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