+En cajas no respetan precios de ofertas
Por Luis M. González.
Si Enrique Ostale, Presidente del Consejo de Administración
de Walmart México, Guilhermo Loureiro, Presidente Ejecutivo y Director General
y Olga González, VP Senior de Administración y Finanzas, estuvieran al tanto
del principal objeto de la existencia de una empresa, que es el servicio al
cliente, sabrían que en la mayoría de sus tiendas tal objetivo no es el de sus
gerentes y así, hasta el último de los empleados asignados a ventas. Tampoco es
el objetivo de su mesa directiva.
A decir de clientes que se han allegado a narrar su experiencia con Walmart, por supuesto, tampoco les importa que un
sector de personas que una vez que han hecho sus compras realizarán
facturación de tickets, ni que del hecho de haber impuesto un sistema de
autofacturación vía internet, implica para los dueños y directivos de la
empresa, la grave responsabilidad de invertir los recursos que sean necesarios para
su perfecto funcionamiento y una constante vigilancia a fin de que este aspecto
fundamental del servicio funcione mejor que un reloj suizo.
Todo cliente de Walmart que factura tickets
conoce los avatares y el calvario que esto implica, sobre todo cuando se
aproxima el fin de mes y no sean los últimos tres días, cuando invariablemente,
su sistema se colapsa, haciendo ver que las inmensas ganancias que obtienen por
ventas, solo sirven para exhibir una superlativa avaricia que les impide
invertir para adquirir servidores de Internet con capacidad suficiente que
permita soportar la carga de requerimiento que ellos saben que ocurre a final
de todos los meses de todos los años.
Resultado: imposible facturar en Walmart.
Ni acudir a servicio a clientes, porque la
respuesta es invariable: no hay sistema
Pero como podría ocurrir de otra manera, si
estamos en México, donde es posible burlarse de la peor manera de los clientes
y hacerles ver lo miserables que deben sentirse cuando tengan que facturar los
tickets en sus computadoras o en cualquier servicio de internet que tengan a su
alcance, ante la desgracia de la vida que les haya impuesto la limitante no
haber podido hacerlo en mejor tiempo.
Recientemente, en “el buen fin”, la gran
queja: que muchos precios de las rebajas a la vista no fueron los mismos que se
cobraban en cajas, abusando de la operación rápida que ello implica.
Lo mismo con las ofertas, donde resultó que
sale mejor esperarse a las ofertas de fin de año y no comprar en las del buen
fin, ya que termina el cliente arrepentido por el evidente artilugio de hacer
creer que habrá mejores ofertas que previo a las fiestas navideñas.
Así, en México, no aplican los dichos de Sam
Walton, fundador de Walmart, ya que aquí con un poco de poder, cualquiera que
trae la avaricia y lo peor del ser humano, le sale y se le olvida que al final
del camino, solo el haber vivido cumpliendo con el deber y haberlo hecho bien, contará.
A continuación un escrito que se atribuye al
fundador de Walmart, del cual, seguro sus directivos en México se burlan:
Sam Walton, fundador de la mayor red de
supermercados del mundo, en la apertura de un programa de formación de sus
empleados.
“Yo soy un hombre que va a un restaurante, se
sienta a la mesa y pacientemente espera, mientras el camarero hace de todos
menos atenderme.
Yo soy un hombre que va a una tienda y espera
callado, mientras los vendedores terminan con sus conversaciones particulares.
Yo soy un hombre que entra en una gasolinera
y nunca toca el claxon, mientras espera pacientemente que el empleado termine
de leer su periódico.
Yo soy un hombre que explica su desesperada e
inmediata necesidad de una pieza, pero no reclama cuando la recibe después de
tres semanas solamente.
Soy un hombre que, cuando entra en un
establecimiento comercial, parece pedir un favor, deseando una sonrisa o
esperando solamente que su presencia sea notada.
Soy un hombre que entra en un banco y espera
tranquilamente a que los gestores o los cajeros terminen de conversar con sus
amigos, y espera pacientemente mientras los empleados intercambian ideas entre
ellos, o simplemente agachan la cabeza y fingen no verme.
Ustedes deben pensar que soy una persona
tranquila, paciente, del tipo de los que nunca crea problemas. Se engañan.
¿Saben quién soy?
“¡Yo soy el cliente que nunca más vuelve”!
Me divierto viendo cómo se gastan, todos los
años, millones en todo tipo de publicidad, para hacerme volver de nuevo a su
firma. cuando lo que debían haber hecho, la primera vez que fui allí, era
simplemente tener una pequeña gentileza, tan barata, un poco más de cortesía”.
“Los clientes pueden despedirse todos de una
empresa, simplemente gastando su dinero en cualquier otro lugar”.
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