Señor Presidente de
los Estados Unidos Mexicanos,
Enrique Peña Nieto.
Secretario de
Economía, Ildefonso Guajardo.
Secretario de
Comunicaciones y Transportes,
Gerardo Ruiz
Esparza.
Magistrado del Poder
Judicial de la Federación,
Jean Claude Tron
Petit.
Jefe de la Oficina
de la Presidencia, Francisco Guzmán Ortiz.
Comisionado
Presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones, Gabriel
Contreras.
Señoras y señores.
Muy buenas tardes a todos.
Queremos más
competencia para un México fuerte, porque ésta contribuye al
bienestar de los consumidores al acercarles productos de mejor
calidad a menores precios; porque empodera a los ciudadanos al darles
la oportunidad de elegir qué comprar y a quién comprarle; porque
erradica privilegios económicos concentrados en pocas manos, e
impulsa el crecimiento económico incluyente al establecer
condiciones de “cancha pareja” para participar en el mercado a
cualquier empresa sin que importe su tamaño o cercanía con el
poder.
Por sus efectos
positivos en el bienestar de las familias, para quienes nos dedicamos
a vigilar las condiciones de competencia en los mercados, es un
orgullo estar aquí celebrando los 25 años de la creación y del
escalamiento de capacidades de la autoridad de competencia en nuestro
país.
Desde siempre ha
sido una aspiración de los mexicanos el avanzar hacia una economía
que genere beneficios extendidos. Los constituyentes de 1857 y 1917
establecieron preceptos constitucionales para restringir los
monopolios, al ser contrarios al interés general. Sin embargo, no es
sino hasta el impulso transformador de la última década del siglo
XX cuando el Estado Mexicano asume una posición ofensiva para
ampliar la competencia en los mercados. En medio de las negociaciones
del TLCAN, es que entra en vigor una ley específica en la materia,
se crea la primera Comisión Federal de Competencia, mejor conocida
como COFECO, así como inicia la formación del talento humano
necesario para vigilar, promover y restaurar las condiciones de
competencia en los mercados.
Me parece importante
aprovechar este momento para reconocer el trabajo realizado por los
presidentes de la COFECO. El de Santiago Levy, quien creó desde cero
una institución especializada. El de su sucesor, Fernando Sánchez
Ugarte, quien exploró las fronteras de la primera Ley Federal de
Competencia al normalizar la presentación de casos y generar
jurisprudencia a partir de sus actos de autoridad; así como la labor
de Eduardo Pérez Motta, cuya gestión puso a la competencia en el
debate pública y posicionó los esfuerzos de Mexico en la esfera
internacional.
La Ley y las
reformas legales conseguidas en 2006 y 2011, y el compromiso de los
liderazgos y colaboradores de la primera autoridad de competencia,
potenciaron la credibilidad de una institución que con recursos
limitados logró cosas relevantes.
Luego vino la
reforma constitucional de 2013. Señor Presidente, a su gobierno y al
Congreso de la Unión debemos la reforma más trascendental que ha
tenido la política de competencia en México. Como órgano autónomo,
en estos cinco años, desde la COFECE hemos atendido obstáculos a la
competencia en los mercados más relevantes para el país y las
familias, como son el agroalimentario, financiero, energético,
farmacéutico y de transporte. Además, desde nuestras facultades de
investigación y sanción a carteles económicos, ayudamos a
erradicar la corrupción en las contrataciones públicas.
La última
actualización en la medición de los beneficios generados a los
consumidores por intervenciones de la COFECE señala que estos
ascienden a 11 mil millones de pesos acumulados estos cinco años.
Este monto es el equivalente a 4 veces nuestro presupuesto durante el
mismo periodo de tiempo.
Asimismo, estamos
orgullosos del impacto positivo que han tenido nuestras opiniones
técnicas — éstas nos han permitido apoyar a los reguladores en la
emisión de normativa y de acciones de política pública más
favorable para la eficiencia de los mercados.
Por otra parte, en
la COFECE somos conscientes que existen tareas pendientes: los
desafíos sociales y económicos del país son enormes. La
desigualdad económica es uno de los temas centrales en la discusión
pública, no sólo porque frena la prosperidad de las personas,
también porque restringe el potencial del crecimiento económico del
país en su conjunto.
En esta materia,
próximamente daremos a conocer un estudio que encomendamos al doctor
Andrés Aradillas, en el que estima cuánto dinero pierden los
hogares mexicanos cuando las empresas ejercen su poder de mercado y
suben los precios en los bienes esenciales de consumo como son
tortilla, pan, pollo y huevo, carne de res, carnes procesadas,
frutas, verduras, lácteos, transporte y medicinas. Permítanme
adelantar las dos conclusiones más reveladoras del “Estudio”:
Primero. Las
familias mexicanas pagan 98.2% más de lo que deberían, al quedar
cautivas del poder de mercado de las empresas en las categorías de
gasto que acabo de mencionar. De no existir este poder de mercado,
las familias observarían un aumento automático de 15% en la
capacidad adquisitiva de sus salarios.
Segundo. La pérdida
de bienestar es regresiva, esto es, afecta con mayor intensidad a los
sectores más pobres del país. A partir de evidencia empírica, el
doctor Aradillas demuestra que el 10% de los hogares de menores
ingresos pierde cinco veces más que el 10% de los hogares de mayores
ingresos, como porcentaje de sus respectivos ingresos totales.
Estos resultados nos
deben comprometer como autoridades, seamos entrantes o salientes,
desde cada orden de gobierno y desde las responsabilidades
administrativas y legislativas, a revertir los altos costos de la
falta de competencia, tanto a partir de regulaciones y acciones de
política pública que fomenten la participación de más empresas,
como de la efectiva aplicación de la Ley por parte nuestra y del
IFT. En la COFECE seguiremos trabajando para sumar a más ciudadanos
a una creciente y vigorosa comunidad de competencia, integrada por
diversas autoridades regulatorias, abogados y jueces especializados,
cámaras empresariales y profesionales e instituciones académicas
interesadas.
Finalmente, no
quiero dejar de señalar que estamos celebrando los 25 de existencia
de la autoridad de competencia en Mexico justamente en el marco del
nuevo Acuerdo comercial de América del Norte. Este acuerdo
representa una oportunidad renovada tanto para preservar la
diversificación de fuentes de abasto en el mercado mexicano, como
para comprometerse con una economía de cancha pareja para
emprendedores, comerciantes y empresarios — logrando así alinear
los intereses empresariales con lo que más importa a los
consumidores mexicanos: su poder adquisitivo y su bienestar.
Un México mejor es
competencia de todos.
Muchas gracias.
+++
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