El “Anuario de Migración y Remesas” destaca que en
2018 se registraron 38.5 millones de mexicanos en EE.UU.,12.3 millones son
migrantes, 13.5 millones hijos de migrantes mexicanos y 12.7 millones con
ascendencia mexicana.
▰ Aumenta de forma lenta, pero sostenida,
la dependencia de México hacia las remesas. En 2013, representaron el 1.7% del PIB. Se estima que en 2018
pudieron haber representado el 2.7%, llegando a un máximo histórico.
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Guatemala, El Salvador
y Honduras son países con un
creciente flujo migratorio hacia Estados Unidos y con alta dependencia de las
remesas. Las remesas como porcentaje del PIB representan 12.0%, 21.4% y 20.0%,
respectivamente.
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A un mexicano le
cuesta, en promedio, cerca de 87 mil pesos pagar a un “pollero” para cruzar a
EE.UU., mientras que un
centroamericano tiene que pagar hasta 11.5 mil dólares, en promedio para
atravesar México y llegar a los EE.U.
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Para 2019, las
solicitudes de refugio en México
podrían llegar a
80,000 (+170% que 2018) y la emisión de “Visas Humanitarias” a 60,000 (+305%
que 2018), principalmente de personas centroamericanas.
BBVA México, el Consejo Nacional de
Población (Conapo) y la Fundación BBVA México presentan el “Anuario de
Migración y Remesas México 2019” con los datos más relevantes sobre la
migración, el refugio y las remesas a nivel mundial y en el país. Debido a la
coyuntura migratoria reciente, se hace énfasis en la región de América Latina y
el Caribe, así como en el flujo de personas centroamericanas que transitan por
México, y las acciones y política migratoria del gobierno de Estados Unidos de
América.
El Anuario señala que la migración y las remesas son
muy importantes para los países centroamericanos. Para El Salvador, los
migrantes representan 25% de su población y reciben remesas equivalentes al
21.4% de su PIB (5,500 millones de dólares ó md); en Honduras, las remesas
alcanzan el 20.0% de su PIB (4,750 md); mientras que a Guatemala llegaron 9,300
md por este concepto, equivale al 12.0% de su PIB. Se observan diferencias en
los destinos de los emigrantes del Triángulo Norte de Centroamérica hacia
Estados Unidos, los guatemaltecos y salvadoreños prefieren el estado de
California, mientras que los hondureños el estado de Florida.
Para llegar a Estados Unidos, la gran mayoría de los
migrantes centroamericanos tiene que atravesar México. La población
guatemalteca tiene múltiples rutas, algunas de ellas atraviesan el Centro y la
Zona del Pacífico de México; en cambio, los migrantes hondureños y salvadoreños
mayoritariamente toman la ruta del “Golfo”, atravesando Chiapas, Veracruz,
Tamaulipas y Nuevo León. El documento destaca que Tecún Umán y La Mesilla, en
Chiapas, son los principales puntos de acceso de la migración centroamericana
de tránsito por México.
En promedio, se estima que le cuesta hasta 11.5 mil
dólares a un guatemalteco contratar un “pollero” para llegar a Estados Unidos:
6.5 mil dólares para atravesar México y 5 mil dólares para cruzar la frontera
estadounidense. Un hondureño pagó en promedio 11.1 mil dólares por un
“pollero”, mientras que un salvadoreño 7.8 mil dólares. Sin embargo, muchos
centroamericanos que no tienen recursos optan por las rutas más riesgosas, como
usar “La Bestia”.
El “Anuario de Migración y Remesas” muestra que las
detenciones de niñas, niños y adolescentes migrantes en Estados Unidos, tanto
acompañados como no acompañados, volvieron a incrementarse en 2018. Al mismo
tiempo, se observa que ha aumentado más la migración de menores de edad
acompañados de algún adulto. En 2018, se detuvieron a 50,000 menores no
acompañados (+20.7%, respecto del año pasado) y a 107,000 personas en unidades
familiares (+41.8%) en Estados Unidos. Gran parte de estos menores migrantes
son originarios de Guatemala y Honduras.
En este contexto migratorio, se estima que las
solicitudes de refugio en México, para 2019, podrían llegar a 80,000, lo que
representaría un aumento de 170% respecto a 2018; mientras que la emisión de
“Visas Humanitarias” para este año podría ascender a 60,000 (+305% respecto al
año anterior). En 2018, la mayoría de las “Visas Humanitarias” otorgadas por
México fueron para personas de: Honduras (38.5%), Venezuela (29.2%) y El
Salvador (20.6%).
Respecto a la población mexicana en Estado Unidos, el
documento indica que en 2018 había 38.5 millones de mexicanos en ese país: 12.3
millones son migrantes que nacieron en México, 13.5 millones son hijos de
migrantes mexicanos (2da generación) y 12.7 millones más tienen ascendencia
mexicana (3ra generación y superiores).
La gran mayoría de los migrantes mexicanos se
encuentra en edad laboral, 87.4% tiene entre 15 y 64 años de edad. En 2018, las
tasas de desempleo tanto de hombres como de mujeres migrantes mexicanos fueron
relativamente bajas en Estados Unidos. El 83.2% de los migrantes mexicanos
hombres forma parte de la fuerza laboral (PEA) en el vecino país del norte y
tuvieron una tasa promedio de desempleo de 3.6% en ese año. En contraste, 50.5%
de las mujeres mexicanas migrantes formaba parte de la fuerza laboral (PEA) y
su tasa de desempleo fue de 5.5%.
Las mujeres migrantes mexicanas se desempeñaron principalmente
en actividades de salud y educación (618 mil), hostelería y esparcimiento (461
mil), y manufactura (400 mil); en contraste, los hombres se desenvolvieron
principalmente en actividades de la construcción (1.5 millones), manufactura
(636 mil), así como en actividades profesionales y administrativas (597 mil).
La securitización de la frontera en suma con los altos
riesgos han mermado la migración y han incrementado el costo del “pollero” para
los mexicanos. En pesos constantes de 2017, descontando el factor
inflacionario, en 1995 costaba el equivalente a 3,267 pesos contratar un
“pollero”, en 2005 subió a 18,236 pesos. Para 2013 se tenía que pagar 37,288
pesos y en 2017 se estima que costaba en promedio 86,907 pesos la contratación
de un “pollero”.
Se prevé que año con año se volverá más costoso, en
términos reales, pagarle a un “pollero” para llegar a Estados Unidos. Sin
embargo, mientas continúe el dinamismo económico en Estados Unidos y la brecha
salarial con México sea tan amplia, continuará el flujo de migración de
mexicanos al vecino país del norte.
El Anuario incluye por primera vez un capítulo sobre
los mexicanos estudiantes en el extranjero. En los últimos años, hay cerca de
30 mil mexicanos en el extranjero inscritos en programas completos de nivel
licenciatura o posgrado. Entre 2015 y 2018, Conacyt apoyó a casi 13 mil
mexicanos para estudiar en el extranjero una maestría o doctorado. Para
maestría, los cinco destinos preferidos fueron: Reino Unido, Estados Unidos,
Alemania, España y Países Bajos; para doctorado, los cinco principales destinos
fueron: Reino Unido, Estados Unidos, España, Francia y Canadá.
México becó a cerca de 950 estudiantes de maestría y
doctorado para cursar su grado entre las 10 mejores universidades en el mundo
(de acuerdo con el ranking de Quacquarelli Symonds), siendo las preferidas: la
Universidad de Chicago, el University College London (UCL) y la Universidad de
Harvard.
De acuerdo con datos del “Anuario de Migración y
Remesas” para 2020, las remesas en el mundo podrían llegar a 747 mil millones
de dólares, monto cercano al PIB de países como Arabia Saudita, Turquía o
Suiza. América Latina y el Caribe son de las regiones más dinámicas en
recepción de remesas; en 2020 se estima que recibirán 93 mil millones de
dólares. Las remesas se originan principalmente desde países desarrollados
–Estados Unidos, países de la Península Arábiga y Europa de alto ingreso– y se
dirigen a países en desarrollo.
Las remesas continúan siendo muy importantes para
México, que se ubica en la 4ta. posición mundial en recepción de este recurso,
superado solo por India, China y Filipinas. En 2019, las remesas a México
podrían llegar a 35,460 millones de dólares (+5.3%) y para 2020 podrían
alcanzar 37,200 millones de dólares (+5.0%).
Pese a la importancia en el monto, se estima que en
dos terceras partes de los 1.6 millones de hogares que recibieron remesas no
alcanzaron a cubrir el gasto que se hace en alimentación. En general, los
gastos de estos hogares se tienen que complementar con los ingresos de
actividades como: empleado, micronegocios y/o programas públicos.
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