Jorge Fernando Bayá, Director General MI Latam TOTVS.
Ciudad de México, 25 de abril de 2019.-
La transformación digital es un concepto
del cual se viene hablando hace mucho tiempo. No es nuevo, pero aún
sigue vigente, puesto que las compañías alrededor del mundo adoptan su
estrategia alrededor de la transformación digital, impulsándola no sólo
de forma interna, sino también externa, hacia
sus clientes.
Transformar
no (siempre) es reemplazar. Un error común es pensar que, cuando
hablamos de transformación digital, nos referimos a llegar con una
aplanadora, destruir todo lo existente y construir algo totalmente
nuevo, desde cero. En realidad, la transformación digital, aun siendo
disruptiva, no implica romper con todo lo que tenemos en el momento de
iniciar el cambio. Al contrario, la clave de un
proceso de transformación exitoso pasa, precisamente, por ser capaces
de integrar aquellos elementos que sea mejor conservar dentro del nuevo
modelo. No es especialmente sencillo, pero de ese equilibrio dependerá
muy directamente la fortaleza del resultado
de sumar presente y futuro.
Particularmente
en América Latina, el panorama a futuro es alentador. El mundo es
digital, y nuestra región no se
ha quedado atrás. A nivel empresarial, se espera que 2019 sea un mejor
año para la innovación y la inversión: el 54% de las compañías
encuestadas en una reciente investigación de IDC aseguró que aumentará
sus gastos en TI, y sólo el 17% planea gastar menos
que en 2018. Los analistas de la consultora vislumbran que, durante
2019, la industria de TI crecerá a una tasa del 8,2% en dólares
constantes, y el gasto en los pilares de la Tercera Plataforma
(movilidad, Cloud, Big Data, analítica, y herramientas sociales)
capturará próximamente la mitad del presupuesto.
En
este sentido, la transformación digital abre un sinfín de oportunidades
para las compañías. Según un informe
del World Bank de 2017, el 43% de la población de nuestra región tiene
menos de 25 años y el 80% vive en grandes ciudades. Los millennials ya
nacieron conectados y pueden aprender a vivir sin algunos servicios
básicos, pero no sin smartphones.
Por
otra parte, según estudio de CIU (The Competitive Intelligence Unit) al
cierre del 2018 en México había 121.8
millones de líneas móviles, de los cuales 106.7 millones son
dispositivos inteligentes o smartphones, esto representa un crecimiento
de 7.2% con respecto al cierre del 2017. A su vez, una encuesta
realizada por el portal Statista detalla que, en toda América
Latina, el 43% de la población tiene al menos un smartphone.
Una clara evidencia del deseo de avance de nuestra región es la existencia de varias Smart Cities en
América Latina, una lista que incluye a Santiago de
Chile, Ciudad de México, Bogotá y Medellín en Colombia, Buenos Aires,
Río de Janeiro y Montevideo.
Todas estas conquistas han sido fuertemente basadas en un determinado modelo de servicios digitales: la nube. En la última década, América Latina ha aprendido lo que es Cloud Computing. Hoy las empresas y los países viven la realidad en la que la nube recibe aplicaciones y servicios, y se accede a través de dispositivos de todo tipo, en todo momento, desde cualquier lugar.
Ahora bien, para seguir ampliando la transformación digital en nuestra región, es necesario sumergirse en el concepto del Edge Computing. Edge Computing no compite con Cloud Computing, se complementan. La gran misión de Edge Computing es reducir la latencia de las aplicaciones, bajando en milisegundos o nanosegundos el tiempo de acceso a un sistema en línea. En 2019, y en los próximos años, veremos quién entendió el poder de Edge Computing y se movió para hacerlo real y quién perdió esa oportunidad de crecimiento. Se trata de expandir la transformación digital y generar mucha riqueza, fuera de los grandes centros urbanos de América Latina, incluso en el universo de pequeñas y medianas empresas (SMB).
El valor
de los datos es otro punto clave en la transformación digital. La
capacidad de generar información valiosa
no ha dejado de crecer estos últimos tiempos, y con la llegada de
Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial, G5, etc., esa
capacidad de recopilar datos va a crecer de manera exponencial durante
los próximos años. Así, debemos ser muy conscientes del
valor de la información y, es más, empezar a tratarla como un activo
más de las empresas. El siguiente paso será establecer los sistemas
necesarios para gestionar esos grandes volúmenes de datos de la manera
adecuada.
Por ende, a medida que las industrias y la economía global cambian cada vez más hacia este mundo digital, la prioridad número uno de los CIO debe ser preparar a sus organizaciones para la carrera de reinventarse en una era de innovación multiplicada. Y, a medida que aumenta la dependencia de las empresas de la tecnología, los CIO deben evaluar cuidadosamente a sus proveedores de TI: seleccionando aquellos que también se están reinventando agresivamente a sí mismos y sus ofertas para un ecosistema digital.
Acerca de TOTVS
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México, China y Taiwán) y numerosos canales de distribución. Para más
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