El
primero de julio de 2018 más de 30 millones de ciudadanos libres manifestaron
en las urnas, darle fin a la pesadilla neoliberal, de los cuales 8
millones (de votos) surgieron de las zonas rurales, indígenas y afromexicanas.
El
Movimiento Campesino, Indígena, Afromexicano “Plan de Ayala Siglo XXI” (MCIAPASXXI)
fue, quizá el único movimiento social que apostó y arriesgo al apoyar la
candidatura del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), bajo la
agenda campesina de largo alcance, con el fin de rescatar al campo y la
soberanía alimentaria.
El
gobierno de la Cuarta Transformación (4T) se ha volcado decididamente a
desterrar al modelo neoliberal, cuyas acciones, colapsaron al campo y
arruinaron a los campesinos en beneficio de las grandes corporaciones
agroalimentarias. Por eso hoy importamos la mitad de lo que comemos y en el
campo hay pobreza, malnutrición, deterioro ambiental, migración, inseguridad y
violencia.
Las
acciones implementadas por el gobierno de AMLO en este año, como el combate
frontal a la corrupción, la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de
México (NAIM), la creación de la comisión de la verdad de Ayotizinapa y la
comisión nacional de búsqueda de desaparecidos, la decisión de recuperar
nuestra soberanía energética y alimentaria, el combate al huachicol, la
implementación de programas prioritarios como Jóvenes Construyendo el Futuro,
Sembrando Vida, Producción para el Bienestar, Precios de Garantía (canasta
básica), Crédito Ganadero a la Palabra y Programa de Fertilizantes-Biofertilizantes,
entre muchas otras acciones que, sin duda están cimbrado a México.
La
política implementada para el campo ha provocado movilizaciones campesinas,
críticas de sectores privados (privilegiados neoliberales), de ciertos
diputados y senadores de todos los partidos políticos, principalmente por los
cambios programáticos y por la disminución del presupuesto para el campo. Hoy
las “voces críticas” que se manifiestan, son básicamente los que durante el
periodo neoliberal se vieron favorecidos por el presupuesto y por las políticas
anticampesinas.
A
un año de distancia, la 4T muestra signos de cambios profundos y radicales a
las políticas neoliberales. Pero no podemos cerrar los ojos y ser ingenuos. Los
cambios transformadores llevarán tiempo. Sin duda, la violencia que padece
México y la desaceleración de crecimiento económico, entre otros asuntos, que
son de extrema preocupación.
En
lo referente al campo, sin regateo alguno, decimos y coincidimos que “por el
bien de todos primero los pobres”, en este sentido, el apoyo decidido a
millones de pequeños productores de menos de 5 hectáreas ubicados en zonas
deficitarias y marginadas, así como la incorporación de 250 mil productores
indígenas es un reconocimiento a los pequeños y medianos productores como
sujetos de derechos, económicos, productivos y sociales. Asimismo, la
intención de erradicar la corrupción, el clientelismo y el corporativismo en el
campo. Aunado a estos programas, la prohibición de las semillas
transgénicas y el fracking, dan muestra de que el gobierno de López Obrador
está comprometido con la gente del campo.
Queremos
un campo mexicano vivo, verde, integro en sus recursos naturales, en su
biodiversidad, con una población sana, culta, organizada, constructiva,
solidaria, propositiva, con bienestar, en crecimiento constante, con desarrollo
en todas sus capacidades productivas que contribuyan para lograr la
autosuficiencia alimentaria del pueblo y la generación de materias primas que
demanda la industria nacional. De igual
forma se requiere que contribuya para resolver la miseria, que genere
oportunidades de empleo, ingreso económico y el bienestar de millones de
familias rurales.
Los
cambios en la orientación de la política pública en los programas que el actual
gobierno impulsa para atender a la sociedad rural deben sustentarse en lo mejor
de la cosmovisión social comunitaria, en los valores propios de solidaridad,
justicia e igualdad y en la democracia participativa. La cosmovisión y los
valores que en nuestra sociedad rural tienen origen filosófico en el sistema de
propiedad social de la tenencia de la tierra y reconocimiento de los derechos
de las mujeres y jóvenes sobre la propiedad social de la tierra.
Los
criterios comunitarios, sociales, económicos y políticos en torno a la cuestión
agraria, son fundamento de una cultura comunitaria milenaria en México, que
trascendió al conjunto de la nación, que justificaron la participación indígena
y campesina en la lucha contra el régimen porfirista, por la libertad de los
individuos, por la recuperación de la tierra arrebatada a las comunidades
indígenas, por el reparto de las grandes latifundios entre las masas de peones
que las cultivaban y por la democracia en el país, demandas que siguen siendo
elementos sustantivos de identidad y unidad nacional, por ello insistimos en
las siguientes propuestas:
1.
Rechazamos cualquier intento de desestabilización al
gobierno de México.
2.
Rechazamos el intento de reducción de presupuesto de
Sembrando Vida, Producción para el Bienestar y Precios de Garantía.
3.
Revisión, ampliación y transparencia de todos los
padrones del bienestar.
4.
Urge instrumentar una política pública de TRANSICIÓN
AGROECOLÓGICA.
5.
Urge que se profundice el trabajo intersecretarial con
participación de las organizaciones campesinas, indígenas y afromexicanas, para
la definición de las políticas públicas.
6.
Urge que el ejido y la comunidad estén en el centro de
las políticas públicas para el campo.
7.
Urge establecer una política de financiamiento público
para favorecer el desarrollo productivo de los pequeños y medianos productores.
8.
Urge avanzar en la solución de la problemática agraria
del país. Es indispensable que el presidente, ponga a disposición de la SEDATU
los predios incautados al narcotráfico y la delincuencia organizada e instruya
a la SEDATU a que resuelva de forma inmediata los asuntos de terrenos
nacionales y colonias agrícolas y ganaderas, toda vez que son asuntos que no
requieren recursos para su solución y, por ende, se mantenga el programa de
conflictos sociales en el medio rural para resolver la problemática que no
encuentra solución por las vías jurisdiccionales.
9.
Reconocer la importancia de la agricultura en todas
sus dimensiones.
10. Reconocimiento y
apoyo a la organización campesina y a las formas asociativas de producción y
mercadeo.
11. Urge una política
clara de Precios remunerativos y certidumbre en la comercialización de las
cosechas.
12. Urge una política
de administración de importaciones de alimentos. Control fitosanitario. Control
de transgénicos.
13. Urge que haya congruencia
y articulación de leyes que impulsen la producción de maíces nativos,
producción de bioinsumos campesinos, intercambio libre de semillas campesinas y
contra los monopolios que atentan contra los intereses campesinos e indígenas y
la Nación. En ese sentido, exigimos a las y los diputados a aprobar en sus
términos la LEY FEDERAL DE FOMENTO Y PROTECCIÓN DEL MAÍZ NATIVO.
14. Rechazamos
cualquier intento de imponer la LEY FEDERAL DE VARIEDADES VEGETALES, UPOV
91. PRIVATIZACIÓN DE NUESTRAS SEMILLAS.
15. Rechazamos el
Golpe de Estado efectuado en Bolivia.
Las
y los campesinos, indígenas y afromexicanos queremos RESCATAR al campo y
con ello salvar a México pues del agro dependen la alimentación, el empleo, el
ingreso, la seguridad interna y la gobernabilidad; además de que aporta aire
puro, agua limpia, bosques frondosos, paisajes amables, diversidad de plantas y
animales, y de que es fuente de cultura y raíz de identidad.
Las
organizaciones de este movimiento somos conscientes de la necesidad de impulsar
cambios radicales y de fondo y de contribuir a la inclusión del campo y los
campesinos en el proyecto nacional, a la par de construir condiciones para la
realización plena de sus derechos y de su enorme potencial de contribución de
los grandes problemas alimentarios, de empleo, ambientales, de seguridad y
estabilidad del país.
Finalmente,
desde nuestra diversidad y autonomía, expresamos con responsabilidad al
gobierno mexicano y de cara a la sociedad y a la opinión pública, nuestra
genuina disposición para construir un nuevo modelo de desarrollo rural
incluyente y democrático, bajo políticas públicas de economía social de Estado,
a través del diálogo y críticas constructivas un nuevo rumbo para el campo
mexicano.
Atentamente,
MOVIMIENTO CAMPESINO, INDÍGENA,
AFROMEXICANO
PLAN DE AYALA SIGLO XXI
No hay comentarios:
Publicar un comentario