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La salud mental requiere de atención
médica integral oportuna, y apego al tratamiento cuando se diagnostica una
patología.
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En México existen menos de cuatro
psiquiatras por cada 100 mil habitantes.
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Todos los trastornos mentales son
tratables en los casos que hay un diagnóstico oportuno.
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Prevención y atención de primer nivel
son claves para evitar suicidios.
Guadalajara,
Jalisco, septiembre 11 del 2019.- Cada vez más personas cobran
consciencia sobre la importancia del cuidado integral de la salud, la cual
incluye a la salud mental: pieza clave para gozar de un estado de bienestar
general e integrarse a la comunidad de manera idónea.
Desde que el año pasado, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la depresión como una de las
principales enfermedades a nivel mundial, la conversación en torno a los
trastornos mentales ha cobrado más fuerza y cada vez más personas,
principalmente jóvenes, se han acercado a profesionales de la salud mental. Sin
embargo, los estigmas para quienes sufren alguna enfermedad psiquiátrica
persisten en nuestra sociedad.
En el marco del Día
Internacional para la Prevención del Suicidio, José Manuel Hernández Arias, médico
psiquiatra adscrito al Antiguo Hospital Civil de Guadalajara, explicó que el
suicidio es la peor consecuencia de un trastorno mental no tratado y no sólo afecta
a la persona que lo comete, sino que, por su condición destructiva, también es
grave y perjudicial para los familiares. El desconocimiento de las enfermedades
mentales y la falta de atención temprana, son las dos situaciones que orillan a
las personas a cometer el suicidio.
De acuerdo con datos del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), indican que en México se cometen
17 suicidios por día, siendo los hombres de entre 20 y 29 años el grupo
poblacional más afectado. De los 6 mil 291 suicidios cometidos en 2016, 5 mil 116
corresponden a hombres.
“Los pensamientos suicidas pueden ser un
síntoma de una enfermedad mental como la depresión y la ansiedad. No son
ocurrencias de los pacientes y mucho menos, algo que ellos dicen para llamar la
atención. Cuando alguien expresa que ha pensado en quitarse la vida, se le debe
tomar en serio y canalizarlo con un profesional de la salud mental”,
indicó Hernández Arias, Gerente Médico de Psiquiatría y Sistema Nervioso
Central (SNC) de Grupo PiSA.
Las personas que son
diagnosticadas con trastornos mentales, a menudo son alienadas de su círculo
social e incluso de su familia únicamente por mero desconocimiento de lo que
estas condiciones médicas significan. Por esta razón, desde el 2013 la Asamblea
Mundial de la Salud aprobó un plan de acción integral sobre salud mental para
el período 2013-2020, en el que los estados miembros se comprometieron a
adoptar medidas específicas para mejorar la salud mental y contribuir al logro
de los objetivos mundiales.
"Una
enfermedad mental es como cualquier otra y debe de ser abordada con empatía y
desde una perspectiva médica. Todos los trastornos mentales son tratables
siempre y cuando haya una detección oportuna. Mientras que el paciente que se
apegue el tratamiento, que puede incluir terapia o el uso de medicamentos,
puede llevar una vida normal”, aseguró José Hernández,
especialista miembro de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM)
Según la OMS, sólo uno de cada
cinco mexicanos con un padecimiento psiquiátrico recibe un tratamiento. Esta
problemática está relacionada con la disponibilidad de los médicos
especialistas en psiquiatría. De acuerdo con información del Instituto Nacional
de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM), en México existen un total de 4 mil 393 psiquiatras, de los cuales
sólo 1 mil 393 están certificados por el Consejo Mexicano de Psiquiatría, y 6
de cada 10 se concentran en las urbes del país: Ciudad de México, Guadalajara y
Monterrey.
El suicidio es ya una
problemática de salud nacional; en la última década, los casos se han
incrementado en casi un 50%, pasando de 4 mil 277 en 2006, a 6 mil 370 casos en
2016, de acuerdo con el INEGI.
En 2018, el Presupuesto de
Egresos de la Federación (PEF) destinó alrededor de un 2.2% para la atención de
la salud mental: unos 2 mil 800 millones de pesos y menos de la mitad del
mínimo que recomienda la OMS.
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