*Su vida transcurre entre el transporte, planeaciones, alumnos y pocas
veces, la familia
Atlacomulco, México.- El pasado
15 de mayo se celebró en México el Día del Maestro; fecha en la que se reconoce
la labor de quienes han decidido dedicar sus días a la enseñanza. Tarea que es
poco apreciada para algunos y más si de profesores antorchistas se trata.
La labor principal de los
profesores antorchistas está encaminada a una educación popular, que contribuya
a la construcción de un mejor país, acción que no es nada fácil. El contexto al
que diariamente se enfrentan es complejo, el simple hecho de llegar a los
territorios es toda una aventura que implica varias horas hasta las comunidades
que esperan sus lecciones de biología, informática, español, matemáticas, entre
otras. Deben trasladarse en todo tipo transporte: taxi, autobús, lancha,
caballo, e incluso caminando.
La educación en México
descansa en los hombros de muchos maestros antorchista, varias generaciones de
profesionistas han aprendido a leer y escribir gracias a maestros que tuvieron
que viajar kilómetros para dar una clase algunos de ellos, dejando atrás
comodidades y familia. Los docentes antorchistas se levantan cuando el sol no
ha asomado y llegan a sus hogares cuando la negrura de la noche ha cubierto las
calles.
Deben preparar sus clases
que serán impartidas (en muchos casos) en condiciones indignas: sin
infraestructura, en escuelas deterioradas; faltas de pupitres, pizarras o al
aire libre. Aun así, en medio de esas múltiples situaciones, estos docentes han
continuado con su misión como auténticos héroes y heroínas.
Su labor no se limita a
las paredes de un aula escolar ni al sacrificio personal, trasciende el espacio
y procura sin duda, brindar todos los mecanismos necesarios para acceder a una mejor
calidad de vida mediante la gestión de carreteras o la construcción de aulas;
se preparan política y pedagógicamente para concientizar a sus estudiantes
dotándolos de las herramientas necesarias para ser los líderes del presente.
Y pese a las condiciones
adversas a las que diariamente se enfrentan los maestros antorchistas, éstos
continúan con su ardua labor de enseñar a todo aquel que esté interesado en
aprender, como verdaderos héroes de México.
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