El crédito de la banca comercial al sector privado presentó un saldo de $4,712.8 miles de millones de pesos (mmdp), esto implica un incremento de +5.3% nominal anual. A pesar de que el crecimiento fue ligeramente superior al del mes anterior, la tendencia a largo plazo sigue apuntando a una de desaceleración. Consideramos que, con el impacto en la economía que surge como consecuencia del COVID-19, en los próximos meses esta tendencia de desaceleración podría ser más pronunciada. Si bien el efecto de la pandemia será negativo, inclusive antes de la misma los crecimientos esperados para la economía y para el crédito otorgado no eran elevados. Por otro lado, algunas empresas e instituciones podrían buscar financiamiento el próximo mes, ya que las tasas han visto una reducción, y necesitan tener la liquidez suficiente para afrontar esta crisis de salud, pero a largo plazo los créditos empresariales han sido de los más afectados.
La cartera de
crédito otorgada a las empresas y personas físicas con actividad
empresarial registró incremento anual de +4.1% y representa el 56.2%
de la cartera vigente total. El crecimiento fue mayor al registrado
el mes anterior y pudiera encontrar apoyo por el aumento en las
necesidades de liquidez de las empresas ante la situación actual,
particularmente hacia marzo. Sin embargo, el incremento se mantiene
en sus niveles más bajos desde hace diez años. Los segmentos
principales mantienen disminuciones son los créditos a la industria
manufacturera cayendo -3.1%, y los otorgados al comercio -0.2%,
siendo estos dos sumados alrededor del 40% de la cartera empresarial.
El mejor desempeño vino de los créditos a la información en medios
masivos que aumentaron +35.9% (aunque tan sólo representan el 4.4%
de los créditos empresariales).
El crédito
destinado al consumo se situó en $ 1,059.7 mmdp, lo que implica un
aumento de +4.8%. A pesar de que hubo una aparente estabilización
hasta finales del 2019 la tendencia de desaceleración de largo plazo
es clara y durante los últimos cuatro meses se ha acentuado.
Considerando la situación actual, es comprensible que este tipo de
crédito les impacte de manera negativa durante los siguientes
períodos. El impulso principal de las tarjetas de crédito (+5.2%) y
la nómina (+7.2%). Sin embargo, los créditos de consumo personales
que representan el 18.9% de la cartera de consumo decrecieron -2.8%
anual. El crédito a la vivienda terminó el período con un saldo de
$913.6 mmdp, lo cual representa el 19.4% de la cartera. A diferencia
de las demás carteras, los créditos otorgados a la vivienda
mantienen un crecimiento estable desde el año pasado y una tendencia
positiva desde marzo del 2018. El aumento surge como consecuencia del
desempeño de los créditos residenciales (+11.7%) a pesar de la
disminución en la cartera de vivienda de interés social (-3.8%).
Finalmente, los
créditos a intermediarios financieros, que representan tan sólo
1.9% de la cartera vigente, se mantuvieron prácticamente estables en
parte por una base comparable difícil de superar.
Conclusión
El crédito otorgado
por la banca al sector privado mantiene una tendencia de
desaceleración. Considerando el impacto de la pandemia en la
economía mundial y nacional, es probable que esta tendencia de
desaceleración en el crédito se vuelva aún más pronunciada,
inclusive tomando en cuenta una base comparable más sencilla de
superar. Tanto los créditos empresariales, como los comerciales y a
intermediarios financieros registran caídas en su ritmo de
crecimiento, con los empresariales sufriendo la caída más
estrepitosa en los últimos meses. Por otro lado, los créditos a la
vivienda han mostrado el mejor desempeño durante los últimos dos
años gracias a los créditos residenciales. Si bien vemos algunas
empresas obteniendo crédito para aumentar sus niveles de liquidez,
en general esperamos ver un impacto en el crédito otorgado, sobre
todo en el corto plazo. En consecuencia, a pesar de hay una
desaceleración en el crédito otorgado, y la situación económica
por la crisis ha sido considerablemente afectada, cabe destacar que
los índices de morosidad y de capitalización del sistema se
mantienen en niveles saludables y a pesar de que durante el año
probablemente vean afectaciones, consideramos que se mantendrán en
niveles adecuados.
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