40% de la población mexicana adulta sufre reflujo periódicamente.
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Obesidad, tabaquismo y alcohol favorecen el desarrollo de este padecimiento.
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Nuevos procedimientos médicos mínimamente invasivos muestran un alto grado de efectividad.
Ciudad
de México15 de enero 2019.- Debido al ritmo de vida acelerado, altos
niveles de estrés y hábitos alimenticios poco saludables, en los
últimos años se han incrementado las enfermedades relacionadas con
el aparato digestivo entre los mexicanos.
De
acuerdo con la Asociación Mexicana de Gastroenterología (AMG),
alrededor del 40% de la población adulta del país padece reflujo al
menos una vez al mes y dos de cada 10 personas lo padecen una vez a
la semana.
La
pirosis que se identifica como una sensación de acidez o ardor en el
pecho, cuello y garganta, generalmente asociada con la regurgitación
de ácido gástrico es un tipo de padecimiento que puede presentarse
ocasionalmente. Sin embargo, cuando aparece con mayor frecuencia o
más de dos veces por semana, aunado a la presencia de sangrado en el
esófago y pérdida de peso, podría tratarse de un problema más
grave conocido como enfermedad de reflujo gastroesofágico.
La
enfermedad por reflujo gastroesofágico también conocida como ERGE
es una afección en la cual el ácido estomacal u otros contenidos
estomacales se devuelven desde el estómago hacia el esófago como
resultado de una debilidad en la válvula o esfínter ubicada entre
el esófago y el estómago, dando como resultado una irritación en
el tubo de deglución y el recubrimiento del esófago, causando
acidez estomacal, regurgitación, deterioro de la voz y
complicaciones respiratorias entre otros síntomas.
Estudios
clínicos demuestran que algunos factores de riesgo para el
desarrollo de los síntomas de ERGE pueden presentarse con mayor
frecuencia e intensidad en personas que padecen obesidad, tabaquismo,
alcoholismo, mujeres embarazadas y en pacientes que han experimentado
una cirugía bariátrica.
La
mayoría de las personas que sufre ERGE logran controlar los síntomas
con medicamentos que bloquean los ácidos estomacales, estos son los
llamados inhibidores de la bomba de protones (IBP). Sin embargo, casi
el 30% de quienes reciben medicamentos con IBP no eliminan en su
totalidad las molestias causadas por este padecimiento.
Es
importante resaltar que hasta hace poco tiempo, no existía una
solución definitiva para la ERGE, ya que los tratamientos sólo se
enfocaban en un alivio limitado de síntomas y prevención de
complicaciones, pero actualmente se han desarrollado técnicas que
demuestran mayor efectividad y son mínimamente invasivas.
Hoy
en día, el procedimiento no quirúrgico más estudiado con una
eficacia demostrada es Stretta que a través de ondas de calor
fortalece los músculos
que rodean al esfínter esofágico inferior para que se abra con
menos frecuencia y de esta forma ayuda a prevenir la enfermedad por
reflujo gastroesofágico.
Asimismo,
Stretta reduce significativamente los síntomas mejorando la calidad
de vida de los pacientes con reflujo crónico sin alterar la anatomía
del organismo, además no se introducen sustancias extrañas en el
cuerpo.
Cabe
destacar que este tratamiento ha sido comprobado en más de 20 mil
pacientes con ERGE y el 86% de los casos tratados dejaron sus
medicamentos después de un periodo de seis meses, manteniendo su
efectividad hasta por 10 años.
Es
así como diversos estudios demuestran un alto índice de efectividad
y durabilidad de Stretta previniendo complicaciones frecuentes que
derivan en una cirugía, además de una reducción significativa de
costos por el uso de tratamientos prolongados que no ofrecen una
solución definitiva.
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