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Expertos del sector social, público y fintech coincidieron en que el
acceso a servicios financieros para comunidades rurales requiere diálogo,
innovación legal y alianzas con convicción.
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Durante un panel liderado por la Fundación Interledger, se presentó una
nueva visión para conectar comunidades rurales al sistema financiero digital.
Ciudad
de México, junio de 2025.- La
inclusión financiera sigue siendo un desafío importante en México. De acuerdo
con la Encuesta Nacional para la
Inclusión Financiera (ENIF) del Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (Inegi), en 2024 el 77.6% de
la población entre los 15 y los 70 años utilizó algún canal financiero (cajeros
automáticos 79.2%, sucursales bancarias 62.8% y corresponsales financieras en
establecimientos comerciales 56.5%).
Por su parte, la Encuesta
Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los
Hogares (ENDUTIH) 2024 revela que 83.1%
de la población en el país tenía acceso a Internet y sólo el 30.3% realizaba operaciones bancarias en
línea.
Por ello, durante la presentación del Protocolo Interledger (ILP) en la
Ciudad de México, se realizó el Panel "Reescribiendo las reglas: El Internet de las Oportunidades",
en donde Isabel Cruz, Directora
General de la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social
(AMUCSS) dijo que el acceso Internet es vital en las comunidades rurales, ya
que esos niveles de diferenciación
tecnológica y social respecto a las grandes ciudades implica que el sistema financiero y el sistema
regulatorio debe corresponder a esas realidades.
Cruz, quien lidera el proyecto La Cámara de la Gente — que busca convertirse en la infraestructura
de switch para todo el sector financiero social, con la misión de permitir que
los clientes finales de las entidades participantes puedan recibir remesas a
cuentas y pagos digitales por primera vez en regiones rurales no cubiertas por
la banca comercial —hizo hincapié en que para lograr la inclusión financiera, aún hace falta tecnologías apropiadas que se usen a nivel local, así como un marco
legal regulatorio acorde a la naturaleza del sector. Por ejemplo, explicó
cómo las soluciones deben adaptarse al contexto específico al que se pretende
llegar. Destacó que si bien las comunidades con menos de 50,000 habitantes se
consideran rurales, en realidad hay 190,000 localidades con menos de 2,500 personas,
y sólo 10,000 con menos de 50,000. “A eso me refiero: tenemos que adaptar
nuestras soluciones al contexto específico al que vamos”.
Para que estas soluciones comunitarias, institucionales y tecnológicas sean una
realidad que se conecte con las comunidades, Cruz indicó que es necesario que
el sector de ahorro y crédito popular, las Sociedades
Financieras Populares (Sofipos) y las Sociedades
Financieras Comunitarias (Sofincos), se vinculen a una red nacional de medios de pago. De ahí nació el proyecto La Cámara
de la Gente que busca ser “un punto de pago para cualquier cliente del sistema
de ahorro y crédito popular, y para cualquier persona que pueda recibir un
subsidio público”.
Por su parte, el doctor Edgar Horacio Esquivel Martínez, Director de la Red de Sucursales
Financiera del Bienestar, antes TELECOMM, señaló que como institución aún
tienen limitaciones, ya que llevar servicios financieros de manera directa a
las localidades es muy caro “prueba de ello es que ahora la banca y el sector financiero en general se están
yendo hacia lo digital, el crecimiento de la tecnología es exponencial y
eso hace que se abaraten los procesos de incorporación de personas a distintos
servicios, entre ellos el financiero”.
Ante ello, indicó que desde sus trincheras están creando instituciones que sean
autosostenibles y que puedan ofrecer servicios en ciertas comunidades
estratégicas que estén equidistantes de otras localidades más pequeñas, además
de que se están asociaciando con
fintechs que les ofrecen soluciones tecnológicas de servicios financieros que
ellos no podrían sufragar.
Durante su participación, Jordi Puig, Director de Programas e Innovación de Finnosummit,
señaló que las novedades tecnológicas
pueden contribuir a cerrar las brechas en la inclusión financiera. “En
México se está desarrollando una cantidad inmensa de soluciones, como chatbots
que hacen más accesible al cliente estar en contacto con la fintech o la
empresa, y también hemos visto que para los segmentos que están menos
bancarizados se utilizan herramientas que permiten utilizar data alternativa.
Al final hay mucha gente excluida de tener un historial crediticio”.
Otro punto que destacó es que el 70% de las startups se concentran en la CDMX y le siguen
ciudades como Guadalajara y Monterrey. Ante ello, reflexionó que las decisiones de cómo se aplica esta
tecnología quizá se está tomando lejos de las comunidades, “de estas
personas que aún no se han podido incorporar a las soluciones del mundo
financiero y eso es un reto”.
En cuanto a las alianzas, señaló que hay bastante
madurez en el ecosistema tecnológico y que si bien hay muchos desafíos, este tipo de colaboraciones puede ser un
mosaico de miradas incomprendidas, pero bajo una misión humanista pueden salir
colaboraciones muy buenas “sobre todo porque estamos viendo que hay
auténticos disruptores en la tecnología y que podría tener un potencial enorme al cambiar la vida de la gente,
siempre que se apliquen bajo unas normas claras y también para mejorar la vida
de las personas”.
Finalmente,
los tres explicaron cuál es la palabra que resume lo que necesita el sistema
financiero para llegar a la inclusión:
Isabel Cruz dijo que se necesita “diálogo”. “Para eso esta iniciativa
de cooperación entre La Cámara de la Gente con la Fundación Interledger,
que va a poder atraer a muchos operadores tecnológicos para que generemos un
diálogo y que encontremos soluciones”.
Otro punto donde ve reflejado este concepto es en el Interledger Summit 2025 Ciudad de México,
que se realizará del 5 al 6 de noviembre, “nos abre la posibilidad de estos
diálogos para comenzar a ser colaborativos más allá de lo que nos imaginamos y
comenzar a hablar entre nosotros mismos. Entonces, cuando decimos ‘inclusión’,
pues es incluirnos a nosotros mismos y también entender qué están haciendo los
otros y qué podemos hacer juntos”.
Horacio Esquivel se refirió a la palabra “ley” y reiteró que el marco regulatorio
en el país es un poco coercitivo y complicado, en donde se tiene que cumplir
con muchas regulaciones “y a veces eso nos impide hacer todo lo que
quisiéramos, porque aquí no importa que uno tenga buena voluntad, tienes que
cumplir con el reglamento, todo esto te va poniendo límites”.
Jordi
Puig escogió la palabra “convicción”, “de que estamos remando hacia el mismo
lado desde todos los puntos de vista, tanto el regulador, emprendedores,
grandes bancos, comunidades, cajas rurales, etcétera, porque un diálogo sin
creerte que vas a llegar a algo beneficioso para todas las partes no tiene
mucho sentido. Un poco este diálogo con
convicción yo creo que va a ser lo que nos permita redefinir un poco como está
el esquema de soluciones ahora mismo”.
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