1. Incremento poblacional:
El
crecimiento demográfico es una realidad que estamos afrontando en los
países, principalmente de América, tan sólo la población Latina aumentó
en 5 millones de personas en un año, alcanzando 486 millones de
habitantes y superando así en expansión y magnitud a la de Estados
Unidos, que en el mismo período agregó 2 millones para un total de 265
millones de habitantes. Esto da como resultado un cálculo sencillo, a
mayor población, mayor demanda del servicio de transporte público. Este
aspecto es quizá el que más cambiará la forma en que la seguridad debe
buscar cumplirse dentro del transporte y para esto es necesario
tecnologías que ayuden a gestionar el uso y seguridad de la movilidad en
el transporte.
La
videovigilancia, por ejemplo, es una de las estrategias de seguridad
más utilizadas y la que más ha buscado adaptarse a los cambios. La
videovigilancia en red se ha convertido en una aliada importante para
los sistemas de visualización de las ciudades para ayudar a tener un
mejor control de la gente que transita por pasillos o estaciones de
Metro, Metrobús, terminales de camiones etc. Dando como resultado una
gestión inteligente de los peatones y un control más grande de
situaciones de riesgo. Muchas ciudades, como Vicente López en Argentina,
han utilizado sistemas de voceo para enviar mensajes de alerta a la
población y de esta manera interactuar con ellos sin la necesidad de
estar físicamente en el mismo lugar.
2. Demandas de la nueva normalidad
La
pandemia sin lugar a dudas, marco una tendencia muy importante en las
nuevas dinámicas del transporte público, ahora es necesario contar con
un sistema que garantice no solo la seguridad física sino la sanitaria.
Esto va muy de la mano con la tendencia anterior, ya que al haber un
mayor número de habitantes hay una mayor necesidad de hacer cumplir las
normas sanitarias.
Muchos
países a lo largo de Latinoamérica han comenzado a implementar
protocolos de sanidad para garantizar la salud en el transporte, aspecto
donde la videovigilancia ha sido de gran utilidad, pues las cámaras
conectadas a la red, ahora permiten llevar un control de quienes portan
de forma correcta un cubre bocas o una mascarilla, así mismo, permiten
identificar aforos para prevenir que las unidades se saturen y enviar
mensajes con el fin de alertar a los guardias para evitar un
embotellamiento de personas.
Incluso
en ausencia de incidentes específicos, el aforo trae sus propios
desafíos en los entornos urbanos. En el transporte, la gestión de
multitudes es una prioridad importante para la seguridad,
particularmente con la necesidad de un mayor distanciamiento social.
Desafortunadamente, estos serán requisitos continuos y no una necesidad a
corto plazo y en ese sentido, las soluciones de video en red,
combinadas con análisis, pueden ayudar a monitorear el movimiento y la
distancia entre las personas en un área específica.
3. Impactos en el medio ambiente:
Las
preocupaciones por el cambio climático han puesto de manifiesto la
necesidad de reemplazar muchas flotillas por unas que utilicen recursos
menos nocivos al ecosistema, sin embargo, esta necesidad también ha dado
origen a que la videovigilancia busque adaptarse para ayudar al
transporte urbano a hacer frente a estas necesidades. Actualmente hay
una forma de gestión ambiental que se puede lograr mediante el uso de
análisis inteligentes en cámaras conectadas cuando se cotejan con otros
dispositivos en la red.
Por
ejemplo, las estadísticas de tráfico que registra la red de cámaras,
como detalles de obras viales, desviaciones, accidentes y congestión, se
pueden combinar con datos en tiempo real 24/7 de estaciones
meteorológicas conectadas para dar lecturas de partículas, gases,
velocidad del viento y dirección del viento. Esta gran cantidad de datos
podría proporcionar un análisis preciso de la correlación real entre la
calidad del aire y los autos que son fuentes de contaminación. Si las
autoridades pueden evaluar el impacto en tiempo real de la contaminación
causada por el transporte público, podrán gestionarlo de forma más
eficiente y hacer estrategias para buscar optimizar calles y avenidas
para un tránsito más inteligente.
4. Incremento del uso del automóvil
La
pandemia actual, ha llevado a muchas personas a evitar el transporte
público para reducir riesgos de contagio, dando como resultado el
aumento del uso del auto privado, lo que trae consigo un tránsito
vehicular sin precedentes. Sin embargo, una forma de abordar los
problemas que surgen de la combinación de las nuevas tendencias y los
desafíos de transporte existentes es disminuir la congestión y tener un
sistema de transporte público conectado, a través del cual los vehículos
y las redes de transporte público puedan comunicarse entre sí.
La
gestión de movilidad inteligente es más que nunca una estrategia que
deben implementar los gobiernos en sinergia con el sector privado, con
el objetivo de disminuir los impactos correlativos de una mala
planeación de movilidad urbana y prepararse para demandas futuras. Este
modelo de movilidad inteligente se basa en el monitoreo en vivo de las
calles y vehículos mediante soluciones de video y audio en red, que
permiten ofrecer datos en línea sobre las vialidades, con el fin de
tomar las mejores decisiones de transportación al momento de usar una
ruta, esto permitirá: la reducción del flujo de personas y autos en las
calles, disminución de tiempos de traslado, minimizar los impactos al
medio ambiente y la reducción de accidentes viales.
Al
recopilar datos de puntos de toda la ciudad, el flujo de tráfico se
puede mejorar enormemente. Se puede gestionar una mayor visibilidad de
los cuellos de botella y los puntos de apriete en el flujo de tráfico
durante todo el día, lo que garantiza que las rutas con mucho tráfico no
se detengan. Por ejemplo, eventos no planificados como los accidentes
significarán que una avenida estará bloqueada durante varias horas. Una
vez identificado, se puede enviar un mensaje a todos los vehículos de
transporte público para que puedan volver a calcular sus rutas en
función de los datos de ubicación del GPS. Esta gestión inteligente del
tráfico ayuda a resolver los problemas relacionados con los vehículos de
transporte público autónomos y flexibles que se atascan o se pierden
durante el servicio.
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