La
CEPAL dio a conocer hoy su Estudio Económico 2018, en donde realiza un
profundo análisis de la evolución de la inversión en la región.
(23 de agosto, 2018)
En
un contexto internacional marcado por la incertidumbre y la
volatilidad, las economías de América Latina y el Caribe crecerán 1,5%
en promedio
en 2018, gracias a un repunte de la demanda interna, especialmente del
consumo privado, y un leve aumento de la inversión, señaló la CEPAL en
un nuevo informe anual.
El
Estudio
Económico de América Latina y el Caribe 2018,
una de las publicaciones más tradicionales del organismo -editada
ininterrumpidamente
desde el año de su fundación (1948)- fue dado a conocer hoy en una
conferencia de prensa en la Sede Subregional de la CEPAL en México, en
Ciudad de México, por su Secretaria Ejecutiva, Alicia Bárcena.
Según
el documento, el crecimiento promedio general de la región -cuya
proyección disminuyó siete décimas con respecto a la última estimación
entregada
por el organismo en abril pasado- mantiene una tendencia positiva, si
bien muestra signos de ralentización. Al igual que en ocasiones
anteriores, existe una gran heterogeneidad entre los distintos países y
subregiones, ya que se espera que América del Sur
crezca 1,2% en 2018, mientras que América Central lo haría en 3,4% y el
Caribe en 1,7%. En relación a los países, República Dominicana y Panamá
liderarán el crecimiento de la región, con aumentos del Producto
Interno Bruto (PIB) de 5,4% y 5,2%, respectivamente,
seguidos por Paraguay (4,4%), Bolivia (4,3%), Antigua y Barbuda (4,2%),
y Chile y Honduras (ambos con 3,9%).
El
Estudio Económico agrega que este crecimiento regional se
da en un escenario global complejo, caracterizado por conflictos
comerciales entre Estados Unidos, China y otras naciones; riesgos
geopolíticos crecientes; una caída en los flujos de capitales
hacia los mercados emergentes en los últimos meses y un alza en los
niveles de riesgo soberanos; depreciaciones de las monedas locales
frente al dólar; y una expansión económica mundial que tiende a perder
dinamismo.
El
informe indica que la recaudación tributaria de América Latina se
mantiene estable en 2018 en torno al 17,8% del PIB (frente al 17,9%
anotado en 2017),
mientras que la inflación promedio se mantiene dentro de lo esperado
(6,5% a junio frente al 5,3% en 2017, excluyendo a Venezuela). En tanto,
la tasa de desocupación urbana regional ha dejado de crecer y se
mantendría en 9,2%, por debajo del 9,3% del año pasado,
gracias a una mayor generación de empleo asalariado (1,4% en el primer
trimestre de 2018, luego de anotar 0,3% en 2017).
En
el ámbito fiscal, las medidas dirigidas a la consolidación fiscal en
América Latina han dado lugar a una reducción esperada del déficit
primario, que
pasaría de un déficit medio del 0,8% del PIB en 2017 a uno del 0,5% del
PIB en 2018.
“Nuestra
región sigue creciendo, aunque a menor ritmo de lo proyectado hace unos
meses, a pesar de las turbulencias internacionales. Eso es positivo
pero
nos insta a redoblar esfuerzos para generar una reactivación, sin caer
en ajustes fiscales excesivos. Aquí la integración regional puede jugar
un papel fundamental y hacia allá debemos apuntar”, remarcó la
Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena.
En
esta edición, el informe de la CEPAL dedica la mayoría de sus capítulos
a un profundo análisis de la evolución de la inversión en América
Latina y el
Caribe entre 1995 y 2017, con sus hechos estilizados, principales
determinantes y desafíos de política. Señala que la región ha aumentado
sus niveles de inversión en las últimas dos décadas, cerrando la brecha
existente con otras regiones del mundo. Advierte,
sin embargo, que se requiere un esfuerzo adicional para promover los
encadenamientos productivos de esta inversión y así apuntalar el
crecimiento económico.
El
Estudio indica que entre 1995 y 2017 la formación bruta de
capital fijo (inversión fija) aumentó del 18,5% al 20,2% como
proporción del producto internto bruto (PIB) de la región, si bien a
partir del 2012 el dinamismo de la inversión ha tendido
a desacelerarse. Este comportamiento refleja tres ciclos económicos en
este período: de 1995 a 2002, 2003 a 2008, y 2009 a 2017. Agrega que el
sector de la construcción es el de mayor participación en la inversión
en el lapso de tiempo analizado, con un 67,5%
de la inversión total. No obstante, la maquinaria y equipo aparece como
el componente más dinámico en el período, ya que la inversión en este
rubro pasó de representar el 4,7% del PIB en 1995-2003 al 8,1% en
2010-2016. “Esto es positivo para la región, ya
que permite incorporar mayor contenido tecnológico y sentar las bases
para mejorar la productividad y sostener el crecimiento”, indica el
reporte.
En
tanto, los niveles de inversión privada superaron en 2017 a los de la
inversión pública, con un 80,3% frente a un 19,7% de participación,
respectivamente.
Por ello “es necesario tener una mirada estratégica de la inversión
pública, en tanto esta juega un papel importante en potenciar la
inversión privada, genera un efecto de
crowding-in (atracción hacia el sector privado), así como en la
provisión de bienes públicos centrales para impulsar el crecimiento”,
indicó Alicia Bárcena.
“La
región ha hecho importantes esfuerzos para aumentar el flujo de
inversión, pero tenemos el desafío de mejorar su composición sectorial
para incentivar
la productividad de las economías. Aún queda mucho por hacer”, enfatizó
la alta funcionaria de las Naciones Unidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario