jueves, 30 de agosto de 2018

El camino a 5G se construye con base en la fibra óptica

Por: Luiz Henrique Zimmermann, ingeniero y gerente de Aplicaciones Furukawa
 
En la actualidad, no es casualidad que, a nivel global las inversiones y el desarrollo de nuevos servicios y tecnologías de telecomunicaciones estén en un constante proceso de cambio.  Pensemos, por ejemplo, que sólo el sector móvil representa hoy el 4,5% del PIB (Producto Interno Bruto) mundial, según datos de la GSMA, asociación organizadora del Mobile World Congress (MWC).
La razón de este escenario es más o menos evidente, nos estamos aproximando a pasos agigantados a un mundo hiperconectado, en donde las exigencias en la infraestructura de telecomunicaciones serán mucho más demandantes y, a su vez, más determinantes para el desempeño de las economías y la mejora del nivel de vida de los ciudadanos.
Lo anterior tiene que ver, mirando más en detalle, con el desarrollo y consolidación de algunas tendencias tecnológicas, como el Internet de las Cosas (IoT), el Cloud Computing, el Big Data y la Inteligencia Artificial (IA), entre muchas otras, las cuales tienen en común el requerir un canal robusto destinado a soportar un flujo de datos que crece, y seguirá creciendo, en forma exponencial. 
En otras palabras, lo trascendental en el presente y el futuro, es la inminente necesidad de los países de contar con una infraestructura digital apta para potenciar un desarrollo económico y social que estará basado en buena medida en la información.
Este panorama se ve reflejado particularmente en el tema de las Smart Cities, puesto que, gracias al conjunto de tecnologías aplicadas en los diferentes ámbitos de las ciudades, y a partir de la creación de diversos servicios que funcionan con base a la entrega de información en tiempo real, impactan en la calidad de vida de las personas y al mismo tiempo, favorecen la competitividad de las empresas. 
Para que esto sea posible, cada día cientos de miles de nuevos dispositivos, máquinas y sensores se irán conectando a Internet, lo cual incrementará radicalmente el tráfico sobre las redes, dando vida al IoT. De acuerdo con las cifras brindadas por Ericsson, para el año 2022 habrá cerca de 18 mil millones de dispositivos conectados a Internet comunicándose entre ellos.
Sumado al contexto de esta digitalización, el desarrollo de nuevos servicios online bajo demanda los cuales están basados en la nube y la masificación de los dispositivos móviles han ido creando nuevos hábitos en los usuarios y consumidores, lo que se manifiesta en el aumento de transacciones electrónicas y, sobre todo, en el crecimiento del tráfico de videos.
Además del incremento del tráfico de datos por el usuario, vamos a tener un incremento por el tráfico entre dispositivos (maquina a máquina), y aquí es donde emerge el desarrollo de nuevas tecnologías de telecomunicaciones, siendo la 5G (o quinta generación) la más llamativa.
Según datos de la GSMA, en el último y reciente Mobile Word Congress que se realizó en Barcelona, en donde la tecnología 5G fue uno de los temas principales, se estima que para el año 2025 ya habrán alrededor de 1.200 millones de conexiones de este tipo en todo el mundo.  En dicho evento se pudo visualizar un adelanto del significado concreto que tendrán las redes 5G en áreas tales como salud, educación, transporte y otros servicios públicos.     
Las redes 5G, a pesar de que aún hay algunos de sus estándares que están en desarrollo y discusión, se prevé que para el 2020 ya se encuentre en funcionamiento, lo que representará sin duda un salto evolutivo en las telecomunicaciones. Es decir que esta evolución permitirá multiplicar por diez la velocidad de descarga de datos respecto de la tecnología 4G, llegando arriba de los 10 Gigabits por segundo, con una gran disminución en la latencia (el tiempo de demora en la transmisión de datos), punto clave para temas como carros autónomos y sistemas de seguridad.
Las exigencias de este nuevo mundo hiperconectado e inteligente son: no sólo contar con un mayor ancho de banda y velocidad, sino también lograr una disminución en la latencia, es decir, crear verdaderas autopistas digitales, que harán posible que un inmenso volumen de datos sean procesados en tiempo real y se conviertan en información útil para tomar mejores y más rápidas decisiones.
En este punto es donde emerge con gran fuerza la fibra óptica, cuyas cualidades para cumplir con esos objetivos están fuera de discusión.
Lo anterior, se demuestra en el creciente interés en la fibra óptica considerada como un elemento indispensable para soportar las nuevas necesidades de las empresas, ciudades y países que quieran tomar ventaja en las telecomunicaciones de próxima generación, para beneficios de las personas. Esto es tangible incluso a nivel de Latinoamérica en donde vemos fuertes inversiones e iniciativas públicas y privadas relacionadas con fibra óptica.
Por lo tanto, no es exagerado decir que la tecnología 5G tendrá su camino “pavimentado” con fibra óptica. En efecto, la topología de las redes 5G considera una mayor densidad en estaciones radio base, lo que prevé un mayor uso de fibra óptica para las conexiones de todas las small cells. Por ejemplo, una red 4G que tiene una cell para 26km2, con 5G se estiman 60 small cells para 2,5km2.
Es decir que, para apoyar la implementación del 5G vamos a necesitar de mucha Fibra óptica, aplicando nuevas tecnologías como micro cabos y Gpon para los enlaces.
Pero más allá de los aspectos técnicos específicos, las redes 5G y la fibra óptica deben entenderse como sinónimo de autopista digital e inversión inmediata. Puesto que la capacidad, fluidez y seguridad con la que dotemos hoy la infraestructura de telecomunicaciones de nuestros países y organizaciones, dependerá nuestro liderazgo en el mundo inteligente y la sociedad hiperconectada del mañana. 

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