miércoles, 29 de agosto de 2018

La militarización nunca permitirá la paz y la reconciliación

Martes 28 de agosto de 2018
 
Las señales son confusas. Por un lado, a lo largo del país se llevan a cabo Foros para la Paz y la Reconciliación y por otro, fragmentos del discurso que hemos escuchado en los casi 12 años de guerra, se repiten en contraposición del esfuerzo, las expectativas y el momento histórico que vive México.
 
La declaración de Andrés Manuel López Obrador, del pasado 24 de agosto, sobre la necesidad de que las fuerzas armadas permanezcan en las calles llevando a cabo tareas de seguridad pública, al no acompañarse de un compromiso inequívoco de construir un proceso de desmilitarización responsable en el mediano plazo, es preocupante. El Presidente Electo ha omitido comprometerse con lo que en reiteradas ocasiones la CIDH, la ONU, la CNDH y este colectivo han recomendado: el retiro gradual de las Fuerzas Armadas de tareas de seguridad pública y la recuperación de éstas por parte de las policías civiles.
 
Lo anterior, aunado a la ausencia del compromiso de abrogar la Ley de Seguridad Interior, hace oídos sordos a lo que se dice reiteradamente en los foros organizados por quienes integrarán la futura Secretaría de Seguridad Pública y abona a la incertidumbre sobre la voluntad del próximo gobierno para detener la militarización que a lo largo del país ha venido acompañada de un incremento a la violencia y las graves violaciones de derechos humanos. Tampoco existe claridad en la intención de crear una Guardia Nacional y mucho menos de su naturaleza.
 
Desde el colectivo #SeguridadSinGuerra, integrado por más de 300 organizaciones y personas, externamos nuestra preocupación por la falta de claridad sobre un plan de retiro gradual de las Fuerzas Armadas y el restablecimiento del orden constitucional.
 
Reiteramos nuestra disposición para aportar en el debate público y la exigencia de abrogar la Ley de Seguridad Interior, elaborar un plan responsable de retiro gradual de las Fuerzas Armadas y adoptar las medidas necesarias para fortalecer a las policías y acabar con la impunidad que prevalece respecto de los elementos castrenses involucrados en graves violaciones de derechos humanos.
 
Mientras continúe la militarización no podrán empezar a construirse la paz y la reconciliación.

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