Ayer a mediodía se firmó formalmente la primera fase del acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, que busca detener la hostilidad comercial entre ambas potencias y regular sus relaciones comerciales.
El acuerdo está
compuesto de 8 capítulos y resuelve las principales problemáticas
señaladas por la administración estadounidense, como la protección
a la propiedad intelectual, la transferencia forzada de tecnología y
el balanceo de los intercambios comerciales de ambos países para
reducir gradualmente el déficit de EE.UU. Con China.
Además, contempla
la apertura del sector financiero en China, incorpora normas de
política macroeconómica para evitar la manipulación de las
monedas, e incluye mecanismos de solución de controversias.
El acuerdo fue
presentado por el Presidente Donald Trump como un gran logro de las
dos potencias para corregir el comercio bilateral, que había
afectado durante décadas a trabajadores y empresas estadounidenses.
Si bien el acuerdo logra resolver las exigencias fundamentales
estadounidenses, quedan fuera del acuerdo temas relevantes como
subsidios a industrias estratégicas y las sanciones existentes
contra empresas de ambos países. Esos temas se han aplazado para
negociaciones futuras y se espera constituyan la „fase 2‟ del
acuerdo, junto con promesas de reducción de aranceles. EE.UU. sólo
concedió reducir aranceles de forma limitada a partir de febrero,
con la reducción a la mitad del arancel de 15% (que pasará a ser de
7.5%) a $120 mil millones de dólares en productos chinos; mientras
que el resto de los aranceles vigentes hasta hoy permanecen
inalterados: 25% de impuesto sobre importaciones chinas por un valor
de $360 mil millones de dólares. Con esto, 2/3 de las exportaciones
chinas siguen siendo gravadas con aranceles, resultado de la disputa
comercial.
Donald Trump admitió
que aceptará retirar esos aranceles si se logra un acuerdo „fase
2‟, pero de momento los mantendrá como una herramienta de
negociación imprescindible.
Las negociaciones
para una segunda etapa del acuerdo iniciarán de forma inmediata, de
acuerdo al Presidente estadounidense. Sin embargo, el Representante
de Comercio de los Estados Unidos, Robert Lighthizer, aclaró que los
equipos de ambos países se enfocarán primero en la implementación
de este acuerdo, antes de iniciar cualquier nueva negociación. Esto
reafirma la expectativa de que el acuerdo „fase 2‟ no será un
tema central de la relación bilateral sino hasta después de la
elección de noviembre en los Estados Unidos.
Finalmente, el
Vicepremier chino, Liu He, aseguró que China “honrará
estrictamente” el pacto y se permitió leer una carta del
Presidente Xi Jinping, en la que llama a ambos países a implementar
el acuerdo con honestidad y a tratar de manera justa a las empresas
que hacen posible el intercambio bilateral.
Los principales
compromisos
Compras de bienes
estadounidenses
El acuerdo incluye
dos capítulos que contienen los compromisos adquiridos por China
para importar mayores productos estadounidenses. China deberá
importar no menos de $200mm de bienes estadounidenses por encima de
lo importado en 2017 (es decir, adicionales a lo registrado ese año).
El Capítulo 6 establece las disposiciones generales de esta
expansión del comercio. El país asiático deberá comprar en
promedio $40 mil millones de dólares anuales en productos agrícolas
(soja, algodón, granos, carne, etanol, etc.) para alcanzar un
objetivo de $80 mil millones en 2 años. Además, deberá esforzarse
por importar $5mm adicionales por año en el mismo periodo, de ahí
que el objetivo sea colocado entre $40 y $50mm anuales. Esto
significa importar en 2020 hasta $12.5mm por encima de lo registrado
en 2017, y $19.5mm adicionales en 2021 (contra lo importado en 2017).
Medidas similares se contemplan para bienes manufacturados
(maquinaria industrial, equipo eléctrico, aviones, vehículos, etc)
de los que deben importarse hasta $120mm totales en 2020 ($32.9mm
adicionales a la cifra de 2017) y $131.9mm en 2021 ($44.8 adicionales
a lo registrado en 2017). En energía (gas natural licuado, crudo,
carbón metalúrgico) se contemplan compras por no menos de $30.1mm
en 2020 (+ 18.5mm vs 2017) y no menos de $45.5mm en 2021 (+$33.9mm vs
2017). Además, se incluye la mayor importación de servicios
(financieros, seguros, almacenamiento de información, servicios de
viaje) por al menos $99mm en 2020 (+12.8 vs 2017) y $112mm en 2021
(+25.1 vs 2017). El objetivo de esta expansión es reducir el déficit
comercial que sostiene EE.UU. con China y balancear el comercio entre
ambos. El capítulo 3 contempla además disposiciones para la
apertura del mercado de bienes primarios en China, medida
independiente del compromiso de compra de bienes.
Propiedad
Intelectual
El primer capítulo
del acuerdo resuelve las inconformidades de EE.UU. sobre la propiedad
intelectual. Éste trata los temas de protección a secretos
comerciales, patentes relacionadas con la industria farmacéutica,
protección de marcas y medidas contra el comercio de copias o
reproducciones ilegales de bienes (piratería) o comercio de bienes
de contrabando. En general, el capítulo exige mayores esfuerzos de
China para combatir la venta de productos “pirata” y aplicar
sanciones penales a quienes roben secretos comerciales. Además, pide
a Beijing elaborar un plan de acción en los 30 días posteriores a
la entrada en vigor del acuerdo que clarifique cómo pretende cumplir
esos compromisos. Esto es algo que no deberá preocupar a China, pues
el 1 de enero de 2020 entraron en vigor nuevas leyes que atacan estas
mismas peticiones estadounidenses.
Transferencia de
tecnología
El capítulo 2
impide que China presione a compañías estadounidenses para que
éstas compartan tecnología con socios locales si desean invertir y
producir en el país. Cualquier transferencia de tecnología deberá
ser voluntaria y se prohíbe cualquier inversión pública o
incentivos del gobierno para la adquisición de tecnología enfocada
en sectores clave de la política industrial de cualquiera de las
partes.
Servicios
financieros
El capítulo 4
establece los lineamientos para la apertura del sector financiero
chino a la participación e inversión de entidades financieras
estadounidenses. China se compromete a abrir su mercado para el
ofrecimiento de servicios financieros (bursátiles, aseguradoras,
pagos electrónicos, fondos de inversión y bancarios), elimina los
requerimientos o topes de participación extranjera en estos rubros y
permite a empresas calificadoras evaluar emisiones de bonos.
Políticas
macroeconómicas, tipo de cambio y transparencia Este capítulo hace
eco de lo incluido en el T-MEC, pues prohíbe las devaluaciones
competitivas y la manipulación de monedas. El capítulo define
prácticas injustas como la fijación de tipos de cambio y establece
compromisos para evitar estas acciones. La intención es asegurar la
estabilidad macroeconómica y de los tipos de cambio, con la
intención de evitar una devaluación de la moneda china que
incremente la competitividad de sus exportaciones ante empresas
estadounidenses.
Evaluación
bilateral y resolución de controversias.
El último capítulo
(7) y su anexo (7-A) fundan órganos encargados de implementar el
acuerdo, evaluarlo y resolver disputas sobre su aplicación. Se crea
el Trade Framework Group, encabezado por el Representante de Comercio
de Estados Unidos y el Vicepremier de la República Popular de China;
órgano que se reunirá cada 6 meses para asegurar la implementación
del acuerdo, resolver cualquier problema que de ésta se desprenda y
acordará reuniones de trabajo entre ambos equipos. Además, se
designarán oficiales y se establecerán oficinas en cada país para
tratar los problemas de cumplimiento del acuerdo (recibirán quejas,
harán investigaciones y resolverán disputas mediante consultas). El
mecanismo de solución de disputas es bastante simple: una parte
emite una apelación contra otra (que será confidencial), el acusado
la evalúa con la información recibida e inician consultas entre
ambos. Siempre se buscará la solución más eficiente: si no se
logra resolver entre oficiales, se escalará a
titulares
(Vicepremier y Representante de Comercio); si no se resuelve a ese
nivel, el demandante puede tomar medidas de compensación que
considere prudentes; pero si esa medida es considerada
desproporcional o “de mala fe”, entonces la parte afectada puede
terminar o retirarse del acuerdo. Es un mecanismo que no garantiza
instancias imparciales y que se sustenta en la permanente negociación
de soluciones. Éste permite la implementación de aranceles u otras
medidas de sanción 90 días después de aviso, si los oficiales
consideran que alguna de las partes está rompiendo sus compromisos.
Sólo en la evaluación de temas relacionados con la manipulación de
divisas existe un intermediario: el FMI estaría involucrado en el
establecimiento de lo que constituye una práctica desleal de
manipulación de divisas.
Conclusión
El acuerdo resuelve
las principales exigencias estadounidenses en materia de propiedad
intelectual y transferencia de tecnología; mientras que los
compromisos de compras podrían resultar en un impulso al sector
exportador estadounidense. Se estima que el acuerdo podría elevar el
crecimiento del PIB estadounidense hasta en un 0.2-0.3%; o 0.1% en
las estimaciones más moderadas. Sin embargo, no es del todo claro
cómo logrará China cumplir con los volúmenes establecidos. Las
compras de bienes agrícolas implicarían prácticamente duplicar la
demanda de importaciones de estos bienes; mientras que para los
objetivos de energía la solución parece estar en hacer de EE.UU. El
principal proveedor de gas natural. Las evaluaciones bilaterales y el
mecanismo de solución de controversias dejan aún mucho margen
abierto a la subjetividad y la negociación, lo que podría hacer
inestable el acuerdo alcanzado. Sin embargo, es importante reconocer
que con el acuerdo se logra detener (al menos momentáneamente) el
escalamiento de la guerra comercial y se establecen los fundamentos
para lograr entendimientos más profundos que eviten un conflicto
mayor. Esperamos que la firma de este acuerdo reduzca sustancialmente
el riesgo comercial en lo que resta de 2020.
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