La
educación es un instrumento fundamental para el desarrollo personal
y una pieza clave para el desarrollo económico del país.
Es
probablemente, la única herramienta que tiene el poder de dotar de
capacidades que igualen las oportunidades de desarrollo.
Sin
embargo, nuestro sistema educativo dista mucho de ser la vía para
lograr una sociedad más justa, equitativa e incluyente. Enfrenta
diversos problemas que van desde la cobertura escolar hasta la
calidad.
Según
la organización Mexicanos Primero, sólo 57 de cada 100 niños
logran entrar a la educación media superior en tiempo y forma;
mientras que un estudio de la OCDE realizado en 2015 apunta a que
apenas el 16% de los mexicanos logra obtener estudios de educación
superior.
De
los alumnos que permanecen en la escuela, una pequeña minoría
egresa con los conocimientos necesarios. Según los resultados de la
prueba PLANEA, el 33% de los alumnos de tercero de secundaria tuvo un
desempeño insuficiente en las pruebas de Lenguaje y Comunicación,
mientras que casi dos terceras partes del alumnado (64%) obtuvo un
nivel insuficiente en el área de Matemáticas.
En
los últimos meses, la discusión pública sobre este tema se ha
reducido al debate sobre si la llamada reforma educativa aprobada en
2013 debe mantenerse vigente o no.
En
Coparmex sostenemos que reducir el debate a estos términos no
permite atender la amplia problemática que entraña la educación en
México. Creemos que, si bien existen muchas deficiencias que deben
ser corregidas, sería un error echar para atrás, algunos de los
avances y los logros significativos conseguidos en los últimos 5
años en la materia.
El
día de hoy queremos hacer hincapié en 5 principios que desde
nuestra perspectiva deben ser las directrices de la política
educativa nacional:
1.
Educación básica de calidad en todo el país y para todos los
niños.
Los
resultados de la prueba PLANEA 2017 son graves por los resultados de
insuficiencia a nivel general, pero también preocupan por las
disparidades económicas que evidencian.
Los
mayores porcentajes de alumnos con nivel insuficiente en la prueba se
dieron en las telesecundarias y en escuelas comunitarias, ubicadas,
casi todas, en localidades marginadas. En cambio, los mayores
porcentajes de alumnos con nivel satisfactorio o sobresaliente acuden
a escuelas privadas.
La
política educativa de este sexenio debe estar orientada a reducir
estas brechas en los resultados educativos. De lo contrario, lograr
una verdadera movilidad social será imposible.
2.
El alumno y su aprendizaje deben estar al centro del proceso.
Es
importante tener en cuenta que toda la política educativa nacional
debe enfocarse en mejorar el aprendizaje de los alumnos. Mejorar las
condiciones que posibilitan la enseñanza, como la infraestructura de
las escuelas o conceptos abstractos que no consideran a los alumnos y
su diversidad, puede resultar en un proceso con serias limitaciones.
Es importante procurar al alumno el mejor proceso de aprendizaje
posible de tal forma que las evaluaciones individuales reflejen esas
mejorías.
3.
Permanencia y profundización de la evaluación al alumno, de forma
oportuna y accesible a los padres.
Uno
de los aspectos que la reforma educativa intentó enfatizar fue la
concentración en una educación de calidad. Para garantizar la
calidad en la educación es indispensable una evaluación del
aprendizaje que realizan los alumnos.
Creemos
que la próxima administración debe continuar con los logros
obtenidos en esta materia, así como mejorar los procesos y tiempos
de evaluación de la prueba PLANEA como se planteaba en el calendario
anterior: evaluación en los tres grados terminales de cada nivel
educativo. Además habría que hacer accesible la prueba a los padres
de familia para que puedan seguir el desempeño escolar de sus hijos
año con año.
Se
ha demostrado internacionalmente que, a un mayor involucramiento de
los padres en el proceso educativo, corresponde una mejoría en el
desempeño de los alumnos. Si bien el sistema educativo tiene la
obligación de ofrecer el material suficiente, no podemos perder de
vista el rol que juegan los padres en los procesos de aprendizaje y
lo importante que es que sepan cuáles son sus objetivos.
4.
Evaluación a maestros como parte de su formación sólida y
continua, con instrumentos para entender la práctica docente.
Si
queremos garantizar la calidad de la educación, debemos enfocarnos
en la calidad de la práctica docente. Hasta antes de la reforma
educativa, 1 de cada 3 normalistas se titulaba sin los conocimientos
necesarios para desempeñar la docencia.
Es
por eso que la evaluación de los profesores debe continuar,
repensando la posibilidad de ofrecer formación permanente. La
profesionalización no debe experimentarse como un castigo, sino como
la oportunidad de destacar y servir a sus comunidades.
5.
Profundización de los procesos de selección y promoción de
maestros, directores y supervisores, basado en perfil y evaluación.
En
2017, sólo el 61% de las plazas concursadas contaba con candidatos
idóneos para su ocupación. Se debe buscar un mejoramiento en el
diseño de los perfiles y los procesos de selección, así como
evaluar de manera rigurosa la efectividad de los procesos de
promoción para garantizar que los candidatos a puestos de dirección
tengan capacidad de liderazgo y un conocimiento profundo de sus
escuelas.
Aunado
a estos cinco principios, creemos que existen otras acciones que se
deben llevar a cabo para redondear este esfuerzo.
Por
ejemplo, de manera fundamental debemos garantizar que todas las
escuelas del país cuenten con las condiciones materiales necesarias
para aprender. Es necesaria una mayor inversión en la modernización
de la infraestructura y el equipamiento.
También
se deben implementar más programas, que se apoyen en el uso de la
tecnología, siempre y cuando tengan su efectividad esté comprobada.
La presencia de tecnologías no es suficiente, si no se emplea
correctamente. Para esto pueden analizarse experiencias
internacionales concluyentes.
Por
último, creemos que hace falta ampliar el Programa de Escuelas de
Tiempo Completo, que ha demostrado tener un impacto positivo en el
aprendizaje, tomando en cuenta la compatibilidad con los horarios
laborales de los padres.
Muchos
padres, sobre todo madres, no pueden participar en la fuerza laboral
mientras sus hijos están en edad escolar porque las labores de
crianza recaen principalmente en ellas. Es importante atender esto y
ampliar la cobertura de las escuelas con modalidades de tiempo
completo.
Estimados
amigos,
Coincidimos
con la organización Mexicanos Primero, en que los impactos de la
reforma educativa de 2013 no pueden reducirse al debate sobre su
marco normativo. La verdadera transformación educativa es una tarea
permanente e inacabada.
No
creemos que cancelar de tajo los cambios legislativos de 2013 en
materia educativa abone a la tarea de mejorar la educación en
México. Varios de esos cambios han representado verdaderos logros
con respecto a la política educativa anterior. Muchos de ellos
permiten, precisamente, identificar y subsanar las deficiencias
persistentes.
Hacemos
un llamado al Presidente Electo a que revise con detenimiento estos
logros y a que se aboque a la implementación de los grandes
pendientes.
Nosotros
presentamos cinco principios en los que confiamos, pero estamos
seguros de que muchas voces podrán participar en esta labor.
Finalmente,
es una labor que nos concierne a todos. Es el futuro de nuestros
hijos y de nuestro país.
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