Ciudad
de México, 28 de agosto de 2018. La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México invita a la
presentación de la obra escrita del gran ensayista, novelista y diplomático
ecuatoriano Benjamín Carrión (1897-1979), que se llevará a cabo el próximo
jueves 30 de agosto a las 17:00 horas.
La
edición de los seis volúmenes de sus escritos entre 1928 y 1977 ha sido
realizada por el Ministerio de Cultura y
Patrimonio del Ecuador y la
sede académica de la Flacso en
ese país. La presentación estará a cargo del embajador de Ecuador en México, Leonardo Arizaga Schmegel; el ministro de Cultura y Patrimonio de
Ecuador, Raúl Pérez Torres; y el
director de la Flacso ecuatoriana, Juan
Ponce
Para Benjamín Carrión, México fue un país con el que tuvo
fuertes vínculos intelectuales, políticos, literarios y culturales. No en vano
se ha dicho que probablemente ha sido el “latinoamericano que más quiso a
México”.
El vínculo de Carrión con México comenzó el 13 de febrero
de 1933, cuando fue nombrado Ministro Plenipotenciario del Ecuador. Durante
esta estancia dio a luz una de sus obras más emblemáticas, la novela Atahuallpa, publicada en 1934.
Tanto su actividad intelectual y su obra, como su impulso
por la cultura latinoamericana le valieron estrechos lazos con los escritores y
filósofos mexicanos más destacados de su época: Rosario Castellanos, José
Vasconcelos, Jaime Torres Bodet,
Vicente Lombardo Toledano, y más
tarde con Juan Rulfo y Carlos Fuentes.
Recordado continentalmente por la fundación de la Casa de la Cultura del Ecuador, Carrión
fue distinguido en vida por México con el Premio Benito Juárez, la única que
vez que fue otorgado en el año de 1968, compartiéndolo con el arquitecto
brasileño Oscar Niemeyer y el
científico argentino Luis Federico
Leloir.
Carrión hizo de México su segunda casa, su cercanía
emocional incluso lo llevó a escribir 25 años después de su llegada al territorio
mexicano “Mis bodas de plata con México
(1933-1958)”, ensayo en el que describe cómo este país le ofreció una
visión utópica política y cultural para América Latina:
“Buscábamos México
y su Revolución. A México, realidad geográfica e histórica, lo íbamos
encontrando día tras día [...] conjugado el impacto de la lectura con el sueño
revolucionario que entonces vivíamos en casi toda América los hombres jóvenes y
libres, estábamos dispuestos a pedirle a la Revolución Mexicana todos los
avances, todas las purezas, todos los heroísmos. Pretendíamos que la Revolución
Mexicana hubiera sido hecha y continuara viviendo, “a imagen y semejanza” de
nuestros deseos, de nuestras prefiguraciones. Y, claro: en mucho nos satisfizo
la realidad, pero en mucho también nos desilusionó”.
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