Aquiles
Córdova Morán
Sin
reticencias y hablando en alta voz, el antorchismo nacional se
pronunció, en tiempo y forma, a favor de la candidatura del Dr. José
Antonio Meade Kuribreña, y llegada la hora, honramos nuestra
palabra. Nuestra decisión se basó, como también lo dijimos a
tiempo, en razones de fondo, en argumentos sólidos que estimamos
trascendentales para el país, y no en elogios floridos, capacidades
sobrehumanas y virtudes milagrosas inventadas por quienes buscan
favores y canonjías a cambio de su apoyo. Nuestra decisión no fue
rastrera ni interesada, sino serena y responsable.
Todos
conocemos ya los resultados y no hay necesidad de repetirlos. Sí
creo necesario, en cambio, insistir en que las cifras abrumadoras que
dieron el triunfo a Andrés Manuel López Obrador no pueden leerse
como una prueba irrefutable de que él y sus seguidores tenían
razón, y sus oponentes, todos, estábamos rotundamente equivocados.
Nosotros seguimos sosteniendo, como dije hace poco, las mismas dudas
y objeciones que durante la campaña; y aunque admitimos que podemos
estar equivocados, total o parcialmente, también seguimos
convencidos de que un diferendo como este solo podrá resolverlo, de
modo inapelable, la realidad misma. A ella nos atenemos.
Reafirmo,
pues, que a partir del 1 de julio, nuestra tarea principal no es
criticar y poner obstáculos al nuevo gobierno, sino dedicarnos de
lleno a defender, junto con ellos y cuando sea necesario, los
intereses legítimos de los más pobres y marginados, y a seguir
despertándolos y organizándolos para futuras batallas políticas.
En esto ni un paso atrás; y espero que el cambio progresista y
democrático que ofrece el nuevo presidente también sea para los
antorchistas; que abarque su derecho a la organización independiente
y a una vida mejor. Esperamos ser tratados ahora con respeto y
equidad; no como dicen y quieren los enemigos del progreso y del
bienestar de los más débiles. Esta será una de las muchas piedras
de toque para la sinceridad del discurso y las promesas
lopezobradoristas.
Dicho
esto, retomo el hilo de mi artículo. Apoyamos al Dr. Meade, repito,
y fuimos con él hasta el final. Estamos orgullosos y satisfechos de
ello y no lo vamos a negar ahora por miedo o por oportunismo. Sí,
dirán algunos, pero, ¿qué necesidad hay de repetir lo que a nadie
le importa realmente? El motivo que me mueve a hacerlo no es baladí.
Como dije en dos artículos de reciente publicación, hay un grande e
inocultable interés por borrar del mapa al Movimiento Antorchista
por gente que ve en él un peligro, una grave amenaza para sus
intereses (“para el ratón no hay peor fiera que el gato”, reza
el refrán). Uno de los grupos que nos ven con esos ojos y con ese
temor mezclado con odio, lo constituyen priistas dinosáuricos, los
“verdaderos priistas” como se autocalifican. Ese grupo (o
grupos),
muy poderoso y temible por cierto, nunca aceptó nuestra
incorporación al PRI, y han utilizado todo su poder, influencia y
recursos para desprestigiarnos y expulsarnos del partido del cual se
sienten dueños legítimos.
Ahora
bien, varios medios y columnistas que gozan de credibilidad, aseguran
que esas mismas corrientes no estuvieron de acuerdo con que el PRI
lanzara un candidato no-priista. Se dice que, por eso, en el mejor de
los casos, alentaron una “huelga de brazos caídos” de la
militancia en la campaña del Dr. Meade; y en los peores, allí donde
su poder e influencia les garantizó secrecía e impunidad, operaron
activamente en favor de MORENA. Así explican que muchos candidatos a
los distintos cargos fueran realmente priistas disfrazados, gentes
puestas y propuestas por poderosos priistas inconformes que buscaron
y encontraron refugio y desquite en MORENA, a cambio del voto por
López Obrador.
Y
ahora, quizá para borrar huellas delatoras, han iniciado una campaña
asegurando que Antorcha engañó al Dr. Meade porque no le dio los
dos millones de votos que dijo; que muchos antorchistas votaron por
MORENA, por traición de los líderes (entre los cuales voy en primer
lugar) según unos, porque no hicieron caso al llamado de sus
dirigentes, según otros. Sea como sea, la conclusión es la misma y
es la que les interesa divulgar: Antorcha no cumplió y el Dr. Meade
no debe sentirse obligado, de ninguna manera, con nosotros. No deja
de ser curiosa la mentalidad perversa de estas gentes: se afanan por
meter cuña entre Antorcha y el Dr. Meade, solo para esconder su
propia apostasía. Olvidan que nosotros no pedimos ni esperamos nada
del Dr. Meade, ni antes ni ahora, y que él tampoco nos ha hecho
ningún guiño en este sentido. ¿Entonces?
La
campaña, como siempre, es más intensa en Puebla. Los medios
poblanos, antes del 1 de julio, se cansaron de acusarnos de
traicionar al PRI y a su candidato a gobernador, Enrique Doger, por
habernos vendido al ex gobernador Rafael Moreno Valle a cambio de la
presidencia municipal de Atlixco para Hersilia Córdova Morán
(“hermana de Aquiles”) y las diputaciones federales para Soraya
Córdova Morán y para Lisandro Campos Córdova (“hermana y sobrino
de Aquiles”) amén de otras migajas electorales. Hoy, cuando
resulta evidente que esos tres candidatos perdieron, no tanto por la
ola morenista sino por la activa operación en su contra de la gente
de Moreno Valle y del priismo “marinista” (como se le conoce por
el ex gobernador Mario Marín), lejos de reconocer su error, se han
dedicado a burlarse cobardemente de los perdedores y a recalcar con
saña que “se fueron hasta el tercer lugar”. Y rematan sin falta:
“¿dónde quedaron los dos millones de votos que Aquiles le
prometió a Meade?”.
Esto
es lo que me obliga a poner las cosas en su lugar. Es muy probable,
en efecto, que no hayamos llegado a los dos millones de votos para
nuestro candidato. Estamos haciendo el recuento exacto y en su
momento haré público el resultado. Es verdad, además, que un
número no despreciable de antorchistas votó por MORENA por su libre
decisión, es decir, que “no nos hizo caso”, pero otra parte no
votó por el PRI porque vio, oyó, comprobó, que varios candidatos
“priistas”, incluso alguno a gobernador, hablaban pestes de
Antorcha y llamaban a la gente a votar por MORENA. Eso fue,
precisamente, lo que ocurrió en Puebla, Atlixco y Tehuacán, y de
eso nada dicen quienes se burlan de nosotros. Pero hubo más. El PRI
poblano impuso a nuestros candidatos en Puebla capital, Tehuacán y
Atlixco, a todos los RCs (representantes de casilla) y RGs
(representantes generales) que fueron especialmente escogidos entre
los enemigos de Antorcha. En el Distrito VI de Puebla Ciudad, donde
competía Soraya Córdova, desde la una de la tarde se desató el
terror armado, la quema y el robo de urnas, las amenazas pistola en
mano a los que protestaban. Hubo denuncia, petición de auxilio al
gobierno de Puebla, pero todo fue en vano. La violencia, pues, venía
de ellos. ¿Y el PRI poblano? ¿Y los medios, tan celosos de la
legalidad en otros casos? Silencio total hasta el día de hoy.
Y
ahora, con todo descaro, mienten sobre los resultados reales. Solo
por ser el caso más reciente, pongo como ejemplo lo dicho por 24
Horas Puebla, el día lunes 16 de julio de 2018. Según el reportero,
Antorcha solo ganó en cuatro municipios y dio al PRI apenas “115
mil 86 sufragios”, prueba irrefutable de que al Dr. Meade le dimos
lo mismo o menos. Esto es pura basura mediática. Aquí va la verdad:
Antorcha ganó todos los municipios que venía gobernando en el país
entero. No perdimos uno solo. En Puebla pasó lo mismo: ganamos
Tecomatlán, Huitzilan de Serdán, Santa Clara Ocoyucan, Tepexi de
Rodríguez, Santa Inés Ahuatempan e incluso Cuayuca de Andrade,
aunque el caso está en tribunales por las trampas y abusos de
quienes manejaron las casillas.
Es
decir, la gente volvió a votar por los candidatos antorchistas
porque los conoce y confía en su honradez y eficiencia para
gobernar. La ola morenista se estrelló aquí contra la firmeza de
los antorchistas; no nos barrió como dice 24 horas. ¿Quién más
puede presumir lo mismo? Y no solo eso. Ganamos municipios nuevos,
vecinos a los anteriores: San Juan Ixcaquixtla, Atexcal, Cañada
Morelos, Guadalupe Santa Ana, Soltepec, Vicente Guerrero, Caltepec,
Totoltepec y Zapotitlán. Nueve municipios más. Es verdad que son
municipios pequeños comparados con Puebla capital, Tehuacán y
Atlixco, pero muchos priistas “verdaderos” perdieron en lugares
así, y perdieron porque gobernaban, es decir, porque la gente los
conoce y los repudia. Y además, aquí, afortunadamente, los mapaches
priistas, panistas y morenistas no operaron. El voto fue realmente
libre y lo ganó Antorcha.
Sumando
solo los votos en estos lugares, el total es de 202,763 votos para el
PRI. Falta contar los emitidos allí donde no llevamos candidatos,
que deben ser poco más de 50 mil. En total, pues, 250 mil votos. ¿Es
poco? Y no faltaré a mi palabra de publicar puntualmente la cifra
total que aportamos al Dr. Meade, para cerrar la boca a los
calumniadores. El PRI debe refundarse, se oye decir con insistencia.
¿Se refundará con estas mismas gentes en el timón del barco?
¿Habrá el personal sano y la voluntad firme de ir al fondo de las
razones del fracaso para corregirlas? ¿Se escuchará, por fin, a las
voces disonantes, como la de Antorcha, que hace tiempo vieron venir
el diluvio y dieron la voz de alarma, cosechando solo burlas y odio
de los que lo saben todo? El tiempo dará su veredicto inapelable.
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