miércoles, 14 de septiembre de 2022

IMEF. COMENTARIOS AL PAQUETE ECONÓMICO 2023


 

El 8 de septiembre pasado, el Ejecutivo Federal a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público envió al Congreso de la Unión el Paquete Económico 2023, que integra los Criterios Generales de Política Económica, la Iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el próximo año, incluyendo las proyecciones macroeconómicas y las estimaciones de finanzas públicas. Las proyecciones se presentan sin incluir reformas a la Ley del Impuesto sobre la Renta, la Ley del Impuesto al Valor Agregado, la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, la Ley Federal del Impuesto sobre Automóviles Nuevos o al Código Fiscal de la Federación.

 

En nuestra opinión, el Paquete Económico 2023:

 

1.    Contiene supuestos macroeconómicos muy optimistas, principalmente el crecimiento esperado del PIB.

2.    Relaja las metas de finanzas públicas al tener como objetivos un balance fiscal de -3.6% del PIB, un balance primario de -0.2% del PIB y RFSP por 4.1% del PIB

3.    Contempla un crecimiento importante en el gasto por 11.6% real respecto al aprobado para 2022, lo que difícilmente puede considerarse austero.

4.    Asigna más recursos a los programas y proyectos prioritarios en detrimento de otros renglones importantes como la mejor provisión de servicios públicos esenciales.

5.    Comienza a recurrirse a un mayor endeudamiento.

 

Lo anterior plantea un riesgo de vulnerabilidad para las finanzas públicas que podrían generar también riesgos para la estabilidad macroeconómica de México ante cambios que se anticipan en el entorno económico y financiero global. 

El 8 de septiembre pasado, el Ejecutivo Federal a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público envió al Congreso de la Unión el Paquete Económico 2023, que integra los Criterios
Generales de Política Económica, la Iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de
Egresos de la Federación para el próximo año, incluyendo las proyecciones macroeconómicas y las
estimaciones de finanzas públicas. Las proyecciones se presentan sin incluir reformas a la Ley del
Impuesto sobre la Renta, la Ley del Impuesto al Valor Agregado, la Ley del Impuesto Especial sobre
Producción y Servicios, la Ley Federal del Impuesto sobre Automóviles Nuevos o al Código Fiscal
de la Federación.
En nuestra opinión, el Paquete Económico 2023:
1. Contiene supuestos macroeconómicos muy optimistas, principalmente el crecimiento esperado
del PIB.
2. Relaja las metas de finanzas públicas al tener como objetivos un balance fiscal de -3.6% del
PIB, un balance primario de -0.2% del PIB y RFSP por 4.1% del PIB
3. Contempla un crecimiento importante en el gasto por 11.6% real respecto al aprobado para
2022, lo que difícilmente puede considerarse austero.
4. Asigna más recursos a los programas y proyectos prioritarios en detrimento de otros renglones
importantes como la mejor provisión de servicios públicos esenciales.
5. Comienza a recurrirse a un mayor endeudamiento.
Lo anterior plantea un riesgo de vulnerabilidad para las finanzas públicas que podrían generar
también riesgos para la estabilidad macroeconómica de México ante cambios que se anticipan en
el entorno económico y financiero global.
Marco Macroeconómico 2023
En nuestra opinión, las previsiones del marco macroeconómico que presenta el Paquete, y a partir
de las cuales se construyen las estimaciones de ingresos públicos con los que se determina el gasto
a realizar, es demasiado optimista, por lo que probablemente tendrá que sufrir ajustes de
consideración durante su implementación.Proyecciones económicas
En lo referente al crecimiento del PIB, los CGPE se construyen sobre tasas mayores a las que
estima el IMEF y a las que se recogen en diversas encuestas, especialmente para el 2023, con un
pronóstico de 3.0%, comparado con los pronósticos más optimistas, que llegan a 2.3%. Incluso el
Fondo Monetario Internacional tiene un pronóstico considerablemente más bajo para México, de
1.2%. Cabe notar que el balance de riesgos para el crecimiento económico está sesgado a la baja,
ante los desafíos que plantea el entorno global. Como los ingresos públicos dependen del
crecimiento económico, al anticipar una tasa de expansión elevada y poco probable, se genera una
sobre estimación de los ingresos públicos.
Otra variable que nos preocupa es la estimación de la inflación para 2023, ubicada en 3.2%, menor
a nuestra estimación de 4.8%. Los resultados más recientes muestran una inflación en ascenso con
más fuerza de lo previsto, y hay en el horizonte factores que continuarían impulsando los precios al
alza, como los efectos de la fuerte sequía sobre productos agrícolas o la posibilidad de que los
precios de la energía vuelvan a repuntar con fuerza, ante el cierre del suministro de gas ruso a
Europa.
Aparejada a la inflación está la tasa de interés de la política monetaria, que nuevamente luce
demasiado optimista en el escenario de los CGPE para 2023. Aunque la diferencia no luce tan
grande respecto a lo anticipado por el IMEF, debe tomarse en cuenta la posibilidad de que los
bancos centrales impulsen nuevos aumentos. Hay que notar que los CGPE ya contemplan un fuerte
crecimiento de 288 billones de pesos en el costo financiero respecto al aprobado para 2022, que
alcanzaría un monto de 1.1 billones de pesos y que estaría subestimado por la expectativa de la
tasa de interés.
En cuanto al tipo de cambio, la proyección para 2023 de 20.6 pesos por dólar podría considerarse
conservadora. En el IMEF estimamos un nivel de tipo de cambio de 21.5. La sensibilidad neta del
Presupuesto, ante un incremento en el supuesto de tipo de cambio, es positiva.Ingresos
En cuanto a los ingresos fiscales, se está proponiendo un crecimiento sustancial, de casi 10% real,
respecto a lo aprobado en la Ley de Ingresos de la Federación (LIF) para el 2022. Destaca un fuerte
crecimiento en los ingresos tributarios, que por un lado suponen que ya no se requerirá continuar
con el subsidio a los combustibles y esto permitirá la recuperación del IEPS, pero por otro lado
anticipan un vigoroso repunte en el resto de los ingresos tributarios, que como ya señalamos, puede
ser una sobre estimación ante el entorno previsto de crecimiento económico.
Egresos
Por el lado de los egresos se contemplan crecimientos significativos respecto al presupuesto
aprobado para el 2022. El gasto total se incrementa 11.6% real para alcanzar 8.3 billones de pesos,
lo que difícilmente podría considerarse un presupuesto austero. De los grandes renglones del gasto,
destaca el aumento de casi 30% real en el costo financiero de la deuda, que superará el billón de
pesos y que muy probablemente esté subestimado por las consideraciones que hicimos
anteriormente.
Destaca también un fuerte crecimiento de 21.7% real en la inversión física, que bajo condiciones
usuales sería una muy buena noticia, ya que la inversión en la infraestructura adecuada que
requiere el país es una de las mejores formas de utilizar los escasos recursos públicos. Sin embargo,
buena parte de este monto irá destinado hacia proyectos de infraestructura emblemáticos y que
tienen una dudosa rentabilidad financiera y social. También destaca el renglón de subsidios del
gasto corriente, con un fuerte incremento, de 16.9% real anual para llegar a los 845.3 miles de
millones de pesos. Si bien es deseable que se atiendan las necesidades concretas de los
segmentos más desfavorecidos de la población, es igualmente deseable que se cuenten con
mecanismos transparentes que permitan evaluar que estos abundantes recursos están cumpliendo
cabalmente sus objetivos.Cuadro 3. Resumen del Presupuesto de Egresos
Balance y Deuda
Para el 2023 se está proponiendo recurrir a un mayor déficit fiscal para financiar la propuesta de
gasto público, lo que representa un deterioro en la posición fiscal. El déficit fiscal -medido por los
Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP)-, como se puede apreciar en la Gráfica 1,
se incrementa a 4.1% del PIB, lo que sería el déficit más abultado desde el 2014. También el balance
primario, que excluye el costo financiero de la deuda, se convierte en un déficit de 0.2% del PIB
para el 2023. Las presiones sobre el balance fiscal podrían ser mayores a las que se estiman en
los CGPE por la sobre estimación de los ingresos y la subestimación del costo financiero de la
deuda, lo que colocaría a las finanzas públicas en una posición de mayor fragilidad, lo que parece
poco prudente ante el cada vez más complicado entorno económico y financiero global.
Para el 2023 el paquete no contiene reformas a la Ley del Impuesto sobre la Renta, la Ley del
Impuesto al Valor Agregado, la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, la Ley
Federal del Impuesto sobre Automóviles Nuevos o al Código Fiscal de la Federación.
No obstante, es importante tomar en cuenta las modificaciones que entrarán en vigor en 2023,
derivadas de las reformas efectuadas en 2022 en materia de comprobantes fiscales digitales, tales
como aquellas referentes a la emisión de complementos de pago y carta porte.
Lo anterior, en un escenario de fortalecimiento de ingresos tributarios, derivará principalmente en
de la implementación de mejoras en la eficiencia recaudatoria y en el establecimiento de una serie
de medidas tributarias que buscan cerrar espacios para prácticas de evasión y elusión fiscal, tales
como las modificaciones en la emisión de comprobantes fiscales digitales que permiten a la
autoridad tributaria obtener información veraz y oportuna sobre las transacciones que llevan a cabo
los contribuyentes.
Hacemos votos para que los esfuerzos recaudatorios no sean factores que inhiban aun más la
inversión o que afecten la capacidad administrativa y operativa de las empresas, en detrimento de
su sano desarrollo que es benéfico para la generación de empleo y de bienestar en general.
Consideramos que sigue quedando pendiente una reforma fiscal integral que promueva la inversión
y que garantice el uso eficiente y productivo de los recursos públicos, que asegure la provisión de
servicios públicos de forma efectiva y con la calidad que requiere la población, que consolide
finanzas públicas sostenibles en el largo plazo y que, a su vez, promueva la formalización de la
actividad económica.

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