A medida que el verano en el hemisferio
norte se acerca a su fin y nos preparamos para celebrar nuestros Premios
WOLA de Derechos Humanos y Gala Benéfica 2022, que por primera vez
serán en persona tras la pandemia, quisiera tomarme un momento para
reflexionar sobre mi primer año como presidenta de WOLA, sobre todo lo
que hemos logrado juntos y sobre los muchos desafíos que la región aún
enfrenta.
Escribo este “cafecito” mientras regreso a
D.C., después de viajar a Colombia, Brasil, Venezuela y México. Este
viaje de un mes culmina un año de viajes que me ha llevado a reunirme
con muchas personas y organizaciones aliadas y con quienes he
intercambiado muchísimas ideas. Considero que esta es una de las partes
más importante de mi rol: trabajar con nuestro equipo de programas para
asegurar que WOLA se mantenga relevante y conectada con la región. A lo
largo de mis viajes he tenido la oportunidad de trabajar junto a
personas increíblemente valientes que me recuerdan por qué es tan
crucial nuestra lucha para que los derechos humanos sean una realidad
para todas las personas en las Américas.
Durante mi estancia en Caracas nuestro
director para Venezuela Geoff Ramsey y yo nos reunimos con expresos
políticos y con familiares de presos políticos. También me reuní con las
madres y padres de personas jóvenes ejecutadas durante protestas y
operativos de seguridad, así como con organizaciones de la sociedad
civil, quienes les apoyan en su búsqueda de justicia. Las historias y el
dolor que compartieron me recordaron a las personas defensoras de
derechos humanos de El Salvador, Cuba y Nicaragua que también siguen
luchando por la liberación de quienes han sido encarcelados
injustamente. Durante mi estancia en México me reuní con activistas de
Guatemala y Nicaragua que ahora viven en el exilio. Fue un sombrío
recordatorio de la magnitud de la crisis a la que se enfrenta la región,
ya que muchas de las personas con las que trabajamos se ven obligadas a
huir de sus países, escapando de regímenes autoritarios y de la
persecución. Lamentablemente, a pesar de dar cobijo a estos activistas,
el gobierno mexicano está haciendo oídos sordos a las demandas de la
sociedad civil y ha profundizado la militarización
de la seguridad pública como forma de abordar la violencia, una
estrategia miope y peligrosa que ha demostrado ser ineficaz durante
décadas.
En Brasil, tuve la oportunidad de
compartir experiencias, ideas y planes con un increíble grupo de
organizaciones de la sociedad civil que trabajan por los derechos
humanos. Discutimos cómo podemos enfrentar colectivamente los retos más
acuciantes de América Latina. Fue una forma de recordar la importancia
de crear espacios donde podamos debatir y repensar nuestras estrategias
para trabajar por un futuro mejor para nuestra región. Mientras Brasil
espera un acontecimiento político decisivo en el contexto de las
elecciones presidenciales del 2 de octubre, nuestra directora para los
Andes Gimena Sánchez-Garzoli y yo viajaremos a São Paulo y Río de
Janeiro para acompañar a nuestros aliados en este momento crucial de su
historia.
A pesar de las dificultades a las que nos
enfrentamos en nuestra lucha por la mejora de los derechos humanos en la
región, seguimos teniendo la esperanza y la determinación de que se
puede avanzar y de que el cambio es posible, por pequeño que parezca. La
situación en Colombia, por ejemplo, parecía gravísima hace unos meses
frente a las preocupaciones de personas expertas por la posibilidad de
altos grados de violencia electoral. Sin embargo, Colombia experimentó
una transición de poder pacífica. Tampoco podemos olvidar que a
principios de este año Colombia se convirtió en el más reciente país de
la región en despenalizar el aborto hasta las 24 semanas, una enorme
victoria para los derechos sexuales y reproductivos, en línea con la
tendencia de muchos países de América Latina y que tristemente contrasta
con Estados Unidos. Durante mi viaje a Bogotá tuve la oportunidad de
reunirme con el nuevo ministro de Defensa de Colombia Iván Velásquez,
así como con el nuevo alto comisionado para la Paz Danilo Rueda. También
me reuní con actores internacionales, incluyendo donantes, diplomáticos
y personas y organizaciones aliadas que siguen de cerca el cambio de
gobierno en Colombia. Seguimos comprometidos con la promoción de la paz,
la seguridad y el pleno disfrute de los derechos humanos para todas las
personas en Colombia, incluidas las y los refugiados y migrantes que
ahora viven allí. Colombia será un escenario clave para algunas de
nuestras innovadoras actividades relacionadas con políticas de drogas,
entre las que se incluye destacar el papel de la prohibición de las drogas
en el agravamiento de los daños medioambientales y la crisis climática,
especialmente debido a la deforestación. Esperamos compartir más
noticias sobre este programa pronto.
A medida que se acercan nuestros Premios
WOLA de Derechos Humanos y Gala Benéfica 2022, me gustaría centrarme en
la importancia de celebrar los logros en materia de derechos humanos que
se consiguen a pesar de desafíos abrumadores. En enero, un grupo de
mujeres Maya Achí de Rabinal, Guatemala, lograron dar un paso hacia la
justicia, luego de que cinco exparamilitares tuvieran que rendir cuentas
por la violencia sexual que cometieron contra ellas durante el
conflicto armado.
Permítanme terminar este “cafecito”
diciendo que ha sido un verdadero privilegio liderar WOLA en este primer
año, que ha pasado tan rápido. Mientras nuestra lucha por los derechos
humanos continúa, espero estar en el terreno trabajando con el equipo de
WOLA para acompañar a nuestra red de aliados en la región y asegurar
que nuestro trabajo esté fuertemente conectado con cada rincón de
América Latina. Es igualmente importante que sigamos abogando por una
política exterior estadounidense que defienda los derechos humanos, la
democracia y el Estado de derecho. Nos enfrentamos a enormes retos y
cambios en toda América que requieren nuestra atención. A pesar de ello,
espero que podamos dedicar un momento a reflexionar sobre los logros y
la valentía de muchas personas inspiradoras, como las mujeres mayas achí
de Rabinal y las mujeres mayas q'eqchi' de Sepur Zarco en Guatemala;
David Morales, principal abogado de la masacre de El Mozote en El
Salvador; y el congresista estadounidense Joaquín Castro (D-TX).
Que su inquebrantable determinación en la lucha por la justicia nos recuerde a todos y todas por qué seguimos trabajando.
Muchas gracias,
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