El
nuevo modelo de ciberindustria, o industria 4.0, ha llegado para
quedarse y transformar su entorno a todos niveles. Ha cambiado
la forma en la que los negocios operan, y claro, todo el contexto en el
que compiten.
Por
Jorge Fernando Bayá, Director General MI Latam.
La
tecnología no podía quedar al margen de la industria y, por tanto, era
más que previsible su incursión cada vez mayor en ella. Sin embargo, el
nuevo
modelo de industria 4.0, o ciberindustria, ha cambiado la forma en la
que se planea, diseña, implementa y opera una fábrica en el mundo de
hoy, dado que alterna técnicas de producción vanguardistas y operaciones
con la nueva camada de tecnologías inteligentes
que se integrarán de forma paulatina en las organizaciones y personas.
La
industria 4.0 establece, en teoría, una cuarta etapa de la evolución
técnica-económica de la humanidad, contando a partir de la 1ª.
Revolución Industrial,
la cual empezó a mediados del siglo XVIII en Gran Bretaña. El
desarrollo de esta cuarta etapa industrial se viene gestando desde hace
al menos una década y se consolidará a partir de la década que estamos
por entrar, la de los años 20 del siglo XXI.
Los
baluartes tecnológicos de la Industria 4.0 son, ni más ni menos,
herramientas tecnológicas de las que hemos oído hablar mucho en los
últimos años,
como la robótica, la analítica, la inteligencia artificial (IA), el Big
Data - acumulación creciente de grandes cantidades de datos- y el
Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), entre otras más,
como la interconexión masiva de sistemas y dispositivos
digitales.
Para
muchas grandes empresas manufactureras, el riesgo estriba en que si no
comprenden y aplican los cambios que está marcando este nuevo modelo
industrial,
además de aprovechar las oportunidades que presenta, correrán el riesgo
de perder su participación de mercado, e incluso, de desaparecer.
Las
cabezas de las organizaciones también tendrán que cambiar, por
supuesto. Muchos, acostumbrados al esquema tradicional con información y
comunicaciones
lineales, les costará asumir el cambio, pero tendrán que hacerlo si
quieren sobrevivir en la nueva jungla que representa la Industria 4.0 y
las nuevas tecnologías en las que está soportada. Estos líderes ahora
empiezan a tener los acceso a los datos en tiempo
real y la inteligencia de negocio transformará la forma en que operan
sus negocios.
Suena
casi obvio decirlo, pero la llamada 4ª. revolución industrial no solo
afectará los procesos de fabricación en todo el mundo, sino tendrá
repercusiones
en todas las ramas industriales y sectores, con su consecuente
afectación social.
De
esta manera, la industria 4.0 puede mejorar las operaciones y la
rentabilidad del negocio al transformar los productos, la cadena de
suministro y
abastecimiento, además de las expectativas de los clientes. Es probable
que dicha revolución cambie la forma en que hacemos las cosas, pero
también podría afectar la forma cómo los clientes interactúan con ellas y
las experiencias que esperan tener mientras
interactúan con las empresas.
Aunado
a ello, las tecnologías relacionadas con la Industria 4.0 también
podrían llevarnos a productos y servicios 100% nuevos. Por ejemplo, el
uso de
sensores y dispositivos portátiles, la analítica y la robótica, entre
otros, posibilitarán nuevos desarrollos y mejoras en los productos de
múltiples formas, que van desde idear, desarrollar y crear prototipos,
hasta la inclusión de conectividad en toda clase
de productos, lo que a su vez transformará la cadena de suministro,
proveedores y, al final, los clientes.
Empero,
las repercusiones de la Industria 4.0 pueden percibirse en múltiples
niveles, desde los grandes ecosistemas, a nivel corporativo, así como a
nivel de empleados, clientes y proveedores. Todos ellos tienen o
tendrán afectaciones en un momento dado, unos más, otros menos.
La
recomendación es estar informados y ampliar la capacidad de adaptarse,
ajustarse y aprender de los nuevos tiempos que demandan una mente
abierta al
cambio. Contar con datos fidedignos y actualizados en tiempo real hará,
necesariamente, que
las organizaciones sean más receptivas, proactivas y predictivas. Por otro lado, las firmas aumentarán su productividad y eliminarán tiempos muertos, entre otras ventajas.
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