miércoles, 6 de octubre de 2021

INTERCAM BANCO. OPINIÓN ANÁLISIS. Economía 6 de octubre de 2021. Disrupciones en las cadenas de suministro

Los problemas en las cadenas productivas iniciaron con la pandemia, pero no han
logrado corregirse desde entonces y más bien se han agravado. La crisis sanitaria
provocó el cierre simultáneo de economías completas que se tradujo en un
colapso tanto de la demanda como de la oferta.
Principales productores semiconductores
% cuota de mercado al 2T20
TSMC 51.5
Samsung 18.8
Global Foundries 7.4
UMC 7.3
SMIC 4.8
Fuente: Bloomberg.
Por el lado de la oferta, las empresas buscaron reducir al mínimo sus estructuras
operativas para atravesar un periodo en el que las ventas serían bajas, y esto se
reflejó en altos niveles de desempleo y una capacidad productiva menor. Encima
de ello, varias fábricas concentraron su producción en los productos con mayor
rentabilidad ante una perspectiva de una demanda que disminuiría. El caso más
claro ha sido el de los semiconductores, donde la principal empresa de Taiwán
(TSMC) migró su producción hacia chips más rentables irrumpiendo la cadena de
suministro de los automóviles. TSMC acapara el 51.5% del mercado de chips a
nivel mundial, ya ahora se espera una normalización de su producción hasta la
segunda mitad del 2022. Recientemente, países asiáticos han cerrado sus fábricas
por 45 días, como el caso de Vietnam, por el impacto de la tercera ola de COVID-
19. La disparidad en los impactos de las diferentes olas ha traído aparejado
constantes disrupciones en la oferta, cuellos de botella importantes y afectaciones
en el sector manufacturero a nivel global.
Por el lado de la demanda, el consumo de servicios fue el más afectado y el que
más sufrió las consecuencias de la pandemia. Sin embargo, para aquellas familias
que conservaron su empleo o percibieron ayudas fiscales, hubo cambios en los
patrones de consumo. El gasto que ya no podía ser destinado a servicios como
viajes, esparcimiento, etc. comenzó a canalizarse al consumo de bienes, en
particular electrónicos y tecnología (relacionado con el empleo a distancia), la
remodelación de casas, ropa y otros bienes. Esto elevó la demanda en el sector
manufacturero, que fue el primero en recuperarse de la pandemia. Pero al estar
acompañado de persistentes limitaciones a la producción por las medidas de
mitigación del virus (empresas que debían operar con esquemas de seguridad en
términos de salud) y una menor planta laboral, la recuperación de la demanda por
bienes comenzó a alcanzar y superar la capacidad de oferta; especialmente una
vez que se intentó retomar la actividad normal a través de la reapertura económica.
Las ventas minoristas de bienes duraderos alcanzaron su pico en el mes de abril
y se han desacelerado lentamente, superando por mucho las estimaciones de
recuperación.
A ello se sumaron una serie de problemas en las industrias de transporte y logística
a escala mundial. Con la pandemia, varios puertos y empresas de transporte
redujeron también sensiblemente sus plantillas laborales para hacer frente a un
periodo de contracción en la demanda. Más aún, las restricciones de movimiento
de personas entre fronteras limitaron mucho su capacidad de cumplir con
procedimientos normales de entrega de pedidos. La sorpresiva resiliencia de la
demanda por bienes y la eventual reapertura económica terminaron por poner gran
estrés sobre estas industrias que comenzaron a encontrar muchos obstáculos
para completar entregas. Los primeros en elevarse fueron los costos de transporte,
una vez que comenzó a hacerse evidente la escasez en el número de
contenedores disponibles para el transporte marítimo; o la falta de choferes para
el movimiento de bienes por medio terrestre. Este último resultado de un efecto
provocado por los estímulos fiscales, que en cierta medida desincentivaron la
vuelta al empleo (no sólo en la industria del transporte, sino también para
trabajadores de otras industrias). Los costos de logística han aumentado
significativamente: la congestión de los puertos en China y en Estados Unidos
Ver información importante al final de este documento.
1INTERCAM BANCO
Disrupciones en las cadenas de suministro
WCI composite container benchmark
alcanzan más de 1.2 millones de contenedores en el caso de Hong Kong y más
de 600 mil para Estados Unidos. Como consecuencia, los precios de los
contendores han subido en 10 veces su costo, por lo que no es descartable ver
que los márgenes de algunos sectores minoristas se vean afectados.
Rate per 40ft. box
12000
Con la reapertura económica, la demanda fue mucho más veloz en recuperarse;
pero la oferta he tenido que afrontar obstáculos más complicados. El virus y las
medidas de mitigación siguen limitando buena parte de las actividades de
producción y distribución a nivel global. A penas hace unos meses dos grandes
puertos de China fueron cerrados para contener brotes de COVID-19 en las
instalaciones; fenómenos similares limitan tanto la producción como la distribución
en varias regiones del mundo. Esto ha aumentado los retrasos en la entrega de
pedidos entre empresas y generó precios más altos para los insumos. En los
momentos iniciales de la reapertura, las empresas hicieron uso de inventarios para
afrontar la gran demanda, pero eventualmente tuvieron que iniciar procedimientos
para reponerlos, elevando aún más la demanda a nivel global y ejerciendo mayor
presión sobre las cadenas productivas y de distribución. Dentro de la escasez de
insumos que sobrevino tras la pandemia se cuentan tanto metales industriales,
como madera y mano de obra. Sin embargo, el más sonado sigue siendo el de
semiconductores.

La oferta de la energía ha sido la última gran víctima de los problemas de escasez
por los bajos niveles de capacidad productiva. La reapertura económica aceleró
sobremanera la demanda por energía a nivel global en 2021, y si bien los retrasos
en entregas por problemas de logística no son tan palpables en esta industria
como en otras, lo que ha limitado mucho la capacidad de oferta de energía es algo
distinto. Nos referimos a la transición energética, que busca migrar la producción
hacia fuentes limpias o renovables, mediante firmes regulaciones que limitan la
capacidad de producir energía con combustibles fósiles. La demanda por energía
en la reapertura ha superado con creces la capacidad de oferta desde fuentes
renovables o limpias, por lo que han comenzado a aparecer preocupaciones de
escasez en Europa, mientras que en China ya hay disrupciones en el suministro
de la electricidad. El panorama se complica aún más de cara al invierno, cuando
se espera un incremento sustancial de la demanda; en especial si el invierno es
más frío de lo normal. Esto ha llevado a un incremento importante en los precios
del gas natural (+130% en 12 meses), el carbón (+300% en 12 meses) y el petróleo
(210% 12 meses) que se ha acelerado en semanas recientes. Los mayores
precios de la energía amenazan con reforzar el incremento en los costos de
producción de las empresas e incluso provocar mayor escasez: productores de
fertilizantes en Europa han comenzado a cerrar plantas ante la imposibilidad de
producir con precios tan altos del gas natural, lo que amenaza con impactar a otras industrias por la escasez de un insumo esencial para el cultivo de productos
agrícolas o para productores de carne animal. En China, se estima que el 44% de
la actividad industrial ha sido afectada por falta de electricidad en las redes del
país, con impactos negativos en la producción de industrias como la del acero, el
aluminio, cemento y fertilizantes.
Una de las implicaciones más importantes de este fenómeno es que la inflación
global mantenga su trayectoria de alza o sea más persistente de lo inicialmente
estimado. Esta alza de precios podría tener consecuencias en la estabilidad
financiera global, pues sólo podría resolverse de dos maneras: una postura
monetaria restrictiva en los bancos centrales o una caída del consumo ante
crecientes precios. Por un lado, los bancos centrales podrían verse obligados a
acelerar el proceso de retiro de estímulos para contener en la medida de lo posible
las presiones inflacionarias; aunque, derivado de que una parte del alza en
inflación proviene de choques de oferta, una política monetaria menos laxa tendría
un efecto marginal en la trayectoria de los precios. Por otro lado, la inflación podría
reducir el consumo y desacelerar aún más a la economía. En cualquier caso,
presiones inflacionarias persistentes podrían precipitar una nueva recesión
económica y los efectos de la pandemia se confirmarían más prolongados.
De momento, al mes de octubre se han conjugado una serie de elementos que
hacen sumamente difícil pronosticar la inflación en el corto plazo y por lo tanto la
conducción y re calibración de la política monetaria. Aún se desconoce por cuánto
tiempo se mantendrán las disrupciones en las cadenas de suministro, aunque se
estima que podrían extenderse a finales de 2022 o hasta 2023. Además, el
reciente impacto en el mercado de la energía contribuye con un nuevo choque que
amenaza con mantener vigentes los riesgos de alza en la inflación a nivel global.
De confirmarse que la trayectoria de inflación a nivel global en los próximos meses
será persistentemente alta, las probabilidades se incrementan para que los bancos
centrales tengan que reaccionar más pronto que tarde, lo que podría traer
volatilidad a los mercados financieros.

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