miércoles, 6 de octubre de 2021

Contracargos, el reto del comercio electrónico


 

Los pagos digitales enfrentan retos en México que dificultan su penetración en el país. Uno de esos, del lado de los vendedores, son los contracargos. Sin embargo, la evolución tecnológica permite hacer frente, minimizar riesgos e incrementar la confianza en el ecosistema.

 

Un contracargo es una reversión como medida de protección del cliente, es decir, el usuario solicita el reembolso a su banco, posterior a una compra, lo cual podría ocurrir por diferentes motivos como: no ha recibido su artículo, ha recibido un producto dañado o defectuoso, no reconoce uno de los cargos en la tarjeta o simplemente no autorizó un pago. Aunque no siempre sucede lo anterior y el comercio pudo ser estafado.

 

El 81% de las compañías que aceptan pagos en línea fueron blanco de fraudes durante 2019, de acuerdo con la Encuesta de Control y Fraude de Pagos de AFP de 2020. Actualmente, México ocupa el segundo lugar, después de Brasil, en América Latina, en el número de estos ilícitos y el costo total del cibercrimen podría exceder 2 billones de dólares, solo en el país[1].

 

Al continuar el crecimiento del e-commerce el riesgo de sufrir engaños aumenta exponencialmente. Para 2030, las ventas en línea aportarán hasta 28% del total de ventas minoristas, de acuerdo con el reporte The Power of Omnichannel Storesde la consultora Bain & Company.

 

Al cierre de 2020, este sistema de compra venta representó el 9% de las ventas totales al menudeo, y tuvo un crecimiento de 81%, con respecto al año anterior, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO). Esto nos muestra que cada vez son más los negocios que ofrecen sus productos y servicios en línea, ya sea por medio del navegador web o por apps.

 

Condusef registró que, durante el primer trimestre de 2021, las transacciones con tarjetas de débito y crédito son la manera más común de pagar de los mexicanos. Del total de compras autorizadas en comercios electrónicos, 29% corresponde a tarjetas de crédito y 71% a tarjetas de débito. Sin embargo, se realizaron 968,639 contracargos con respecto a las 176 millones de compras autorizadas, en el mismo periodo, lo cual equivale al 0.55%.

 

Pero ¿por qué pasa esta situación? Eduardo Rivera, Chief Financial Officer de Dapp menciona que se debe a que “la tienda es virtual, pero la tarjeta no. El usuario puede hablar a su banco para desestimar la compra y, al no haber firma de por medio, el comercio tiene que hacer esa devolución”.

 

Por lo anterior, es recomendable aprobar transacciones a través de datos biométricos, como reconocimiento facial o huella dactilar, ya que se comprueba que el usuario sí hizo la compra y, por ende, se garantiza la seguridad del ecosistema.

 

“El reto más grande del sector es asegurar que tanto usuarios, como comercios, tengan la certeza de que la innovación de los procesos digitales llega a resolver distintos problemas. El mejor ejemplo es que, por medio de la tecnología, se realicen pagos seguros, que minoricen los fraudes en ambas vías, y que generen una confianza sobre el uso de plataformas para la venta de productos, servicios y soluciones”, concluyó Rivera.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario