Por
Mario Sánchez, Director de Ventas de D2L para América Latina
“El mayor
enemigo del conocimiento no es la ignorancia, sino la ilusión del
conocimiento”, decía Stephen Hawking. Esa brillante frase tiene mucho
sentido en estos días ya que nos hemos dado cuenta que vivíamos
en una burbuja que nos impedía ver lo complicado que puede volverse el
mundo ante una pandemia. Aunque la crisis de salud actual ha permitido
demostrar que las universidades pueden ser templos de aprendizaje,
también ha evidenciado los grandes retos que tiene
el mundo para continuar educando a sus jóvenes cuando se presentan
estas emergencias.
Para
tratar de responder a ese enorme reto las instituciones educativas del
mundo deben considerar al Aula Invertida como uno de los mejores
esquemas de aprendizaje para la contingencia y, de hecho, también para
las etapas posteriores. Este sistema ha estado presente en el sector
educativo como parte de numerosas universidades en el mundo.
En el Aula
Invertida hay un cambio en el rol docente, quien ya no es el único
depositario del saber y ahora está centrado en apoyar a los estudiantes.
Aunque sigue siendo el experto en las materias, la presencia
social del maestro es más importante que la académica. Es decir, deja
de ser el sabio del lugar y se convierte en un orientador que está al
lado de cada estudiante y no solo al frente de la clase.
Por otra
parte, en el Aula Invertida también hay un cambio en el rol del
estudiante, quien ahora es responsable de su propio aprendizaje porque
se debe involucrar y ser más consciente de lo que está haciendo.
En dicho
sistema las metodologías también cambian, de pasivas a activas. En el
sistema presencial tradicional el maestro da la clase y el estudiante
toma notas, lo cual hace pasivo el método. En cambio, en el
Aula Invertida el alumno está involucrado y colaborando en el
intercambio de conocimientos e información con los otros estudiantes y
maestros. En este esquema el aprendizaje es multidireccional porque se
puede aprender en cualquier momento y en cualquier lugar
a través de los dispositivos digitales.
Es
importante resaltar que las clases en video son una parte del
aprendizaje en el sistema de Aula Invertida, es decir, son una de las
herramientas pero no son el Aula Invertida en sí misma.
La prevención es la clave
Siendo realistas, son pocas las escuelas del mundo que estaban totalmente preparadas y conscientes de lo que se requería para
enfrentar
la situación actual de salud, tal vez porque se imaginaron que nunca
sucedería o tal vez porque simplemente despreciaron las ventajas y
alcances de las nuevas tecnologías. Incluso, habrá algunas instituciones
que insistan en aplicar las técnicas y herramientas del pasado para
resolver los problemas actuales.
Es
necesario que aprendamos a ver a las tecnologías educativas y sistemas
alternos de aprendizaje, incluyendo al Aula Invertida, como verdaderas
herramientas amplificadoras de modelos de enseñanza de ayer y de
hoy para preparar la respuesta ante retos de enormes dimensiones, como
el que nos presenta el Covid-19.
Se ha
despreciado el alcance que las nuevas tecnologías educativas nos brindan
y me atrevo a decir que a pesar de eso hoy estamos mejor preparados que
nunca para enfrentar esta crisis.
En el
sector educativo ha habido quienes mostraron cierta resistencia para no
querer aceptar los modelos de educación a distancia y los modelos de
educación en línea. Decían que no tenía calidad, y tal vez sea
verdad hasta cierto punto, porque es lógico que haya grietas en todos
los esquemas de enseñanza. Incluso, la educación tradicional en el
salón, en muchos casos, también carece de calidad.
Casi una revolución educativa
Tenemos
que hacer una reflexión sobre hacia dónde vamos. Estas revoluciones
educativas van de abajo hacia arriba, es decir, están impulsadas muchas
veces por los propios docentes. Esa evolución no sucede de un
día a otro ya que implica cambios culturales, de mentalidad y de salir
de la zona de confort. Los profesores que no aspiren a evolucionar la
forma de dar la clase, porque hasta ahora todo les ha funcionado bien,
se estancarán.
Como
miembros del sector educativo debemos promover la evaluación de esas las
tecnologías amplificadoras de los modelos de enseñanza. No tiene
sentido mantenerse alejados de la tecnología que ya está presente
en la vida, como Facebook, Uber, apps de bancos, que son parte de la
vida de muchas personas y que nos ayudan de muchas formas. La educación
debe beneficiarse de esas herramientas ahora más que nunca.
Afortunadamente
estamos viendo en la mayoría de profesores una muy buena actitud
deseando hacer la transición hacia el uso de estas nuevas tecnologías de
aprendizaje. Ellos también tienen ganas de aprender porque
de alguna manera también siguen siendo estudiantes.
Una de las
muchas lecciones que nos está dejando esta crisis es que debemos dejar
de ser necios como sociedad al resistirnos a usar herramientas que ya
están aquí desde hace varios años.
En
resumen, no solo por dar respuesta a la contingencia se debe promover el
uso de la tecnología en la educación. Que los estudiantes usen redes
sociales no significa que las sepan usar para el aprendizaje. Los
maestros deben estar en el mismo caso. Las tecnologías digitales y
esquemas alternos de aprendizaje como el Aula Invertida ya no deben ser
vistas como complemento, sino que deben estar presentes permanentemente
en las universidades con criterio y coherencia.
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