viernes, 6 de agosto de 2021

Ciberseguridad, uno de los principales jugadores en Tokio 2020

 

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Por Chris Harris (*)

A medida que hay más personas conectadas en el mundo, la ciberseguridad es una preocupación creciente y las olimpiadas no son la excepción sobre todo para las naciones anfitrionas y el Comité Olímpico Internacional (COI). La creciente dependencia de la infraestructura de TI ha dado lugar a un aumento de los requisitos de ciberseguridad para planificar y mitigar posibles ciberataques.

Ante esta gran necesidad tecnológica, la dependencia de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 ha enfatizado en lo relevante que es la protección de los sistemas, redes y programas de ataques digitales y con ello evitar riesgos potenciales que existen si un sistema fuera infiltrado. Por lo tanto, es evidente que para el COI la ciberseguridad es prioritaria.

Amenazas Olímpicas

Las amenazas de ciberseguridad a los Juegos Olímpicos no carecen de precedentes. Los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 en Pyeongchang fueron testigo del nivel más alto de ataques. Los hackers rusos llevaron a cabo ataques a las redes olímpicas antes de la ceremonia de apertura, lo que ralentizó la entrada de los espectadores, desconectó las redes Wi-Fi y se alteraron partes de la transmisión.

Históricamente la atención se ha centrado en la seguridad física, pero a medida que las audiencias crecen en este mundo cada vez más conectado, el potencial de interrumpir un evento global como los Juegos Olímpicos o de utilizarlo como plataforma para propósitos maliciosos, radicales o de desinformación demuestra que la ciberseguridad es clave para garantizar que los eventos continúen sin interrupciones. 

En este sentido, los riesgos de vulnerabilidad que se tienen ante un evento como las Olimpiadas son muy altos sobre todo por estar en un escenario tan visible y con un objetivo de alto perfil. 

De acuerdo con RAND Corporation los tipos de amenazas a las que se enfrenta Tokio son: 

  • Ataques dirigidos a activos, individuos u organizaciones olímpicas de alto perfil.
  • Ataques distribuidos de denegación de servicio (DDoS) contra la infraestructura de Tokio 2020 o las redes asociadas.
  • Ataques de ransomware que podrían afectar a una amplia gama de dispositivos, servicios e infraestructura subyacente que respaldan los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
  • Propaganda cibernética o información errónea para dañar la reputación de las personas, las organizaciones patrocinadoras o la nación anfitriona.

Según la misma investigación, los responsables más probables de las amenazas son los servicios de inteligencia extranjeros, los ciberterroristas, los ciberdelincuentes, los hacktivistas o los miembros descontentos, y los revendedores de entradas.

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