martes, 17 de julio de 2018

Jesucristo. Adolescencia y Juventud (9 a los 29 años).

Manuel Frias Alcaraz

Durante el origen y expansión de la República de Roma (periodo histórico de 482 años: 509 AC a 27 AC), comenzó todo un proceso de cambios culturales y de formas de gobierno que continúan en la actualidad. Al transformarse en Imperio Romano con duración de 503 años: 27 AC a 476 DC, representó una amplia era de influencia política-económica y control militar de Roma en el Mundo Antiguo (cuenca del Mar Mediterráneo). En su máxima extensión (117 DC), este poderoso imperio comprendía del océano Atlántico-Península Ibérica al Mar Caspio y del  Mar Rojo al Golfo Pérsico -rumbo oeste al este-. Del desierto del Sahara -norte de África- a los ríos Rin y Danubio -centro y sur de Europa-, además de la zona centro-sur de las Islas Británicas.

La superficie máxima del Imperio Romano se estimaba en siete millones de kilómetros cuadrados y su duración fue de un milenio... En tan especial época histórica, nació, vivió, predicó, murió crucificado y resucitó al tercer día el más grande e irrepetible ser humano de todos los tiempos: Jesús de Nazaret.

En el año cero de la Era Cristiana, durante el gobierno del Emperador César Augusto (27 AC al 14 DC), nació en Belén, Judea (7 km al sur de Jerusalén) el Hijo de Dios. Según los evangelios, fundamentos de la Biblia-Nuevo Testamento: Lucas, Marcos, Mateo y Juan, sus Padres Terrenales -Virgen María y San José-, emigraron al norte de Egipto. Transcurridos algunos años, la Familia Sagrada retornó a Nazaret, Galilea, ubicado a 103 km al norte de Jerusalén. Es decir a partir de que Jesús tenía 9 años y hasta los 29 años (adolescencia y juventud) en la Biblia-Nuevo Testamento No se menciona absolutamente nada de tan importante época de su vida.

Los evangelios oficiales retoman la narración cuando elige a sus doce apóstoles e inicia sus actividades públicas para predicar la palabra de Dios. Concluyen con la crucifixión-resurrección de Jesús a la edad de 33 años.

Estos sucesos bíblicos fueron durante el régimen del Emperador Julio César Tiberio (14 DC a 37 DC)... Es posible que en los 20 años sin crónicas ni evidencias, el Maestro Jesucristo recorriera y predicara por toda la región hoy conocida como Oriente Medio-Tierra Santa (12% de la superficie del otrora Imperio Romano).

Por lo que de acuerdo a los Evangelios, los apóstoles-discípulos de Jesús fundamentan y reseñan su existencia a partir de los 30 años y simbolizan el mayor contenido del Nuevo Testamento. En ningún pasaje y/o versículo se menciona la adolescencia y juventud del Maestro Jesucristo. Implica, este lapso de la vida del Hijo de Dios en Tierra Santa es un completo misterio... Después de 20 siglos (cien generaciones), no existen testimonios, inscripciones ni documentos o vestigios arqueológicos que permitan dilucidar esa época de Jesús de Nazaret.

Aún cuando no se tienen profecías, reseñas o incluso leyendas en el Nuevo Testamento de los 9 a los 29 años del Maestro Jesucristo, es posible inferir la estancia conforme a las condiciones de esa época en Tierra Prometida-Tierra Santa y las limitaciones territoriales y circunstancias políticas impuestas por las Autoridades Romanas.

Ante esta perspectiva, la existencia inédita del Maestro Jesucristo, es muy factible que se desarrollara en un radio máximo de 500 km, considerándose como centro de gravedad al poblado de Nazaret. De aceptarse así, Jesús visitó y recorrió en su adolescencia y juventud los territorios de Palestina (Galilea, Samaria y Judea...), sur de Asia Menor-Turquía, Líbano, Siria (Río Éufrates-Babilonia-Mesopotamia), así como regiones del norte de Egipto y la Península Arábiga, a fin de predicar y enseñar la Palabra de Dios...

Es importante precisar, que con insistencia el Maestro Jesucristo en sus exposiciones públicas y con los apóstoles, externo: Mi Padre Celestial es espíritu no carne. Es decir Dios no es materia ni presencia física. Asimismo, enfatizó: El Hombre no sólo vive de pan; sino esencialmente de la Palabra de Dios. Al reflexionar en estos sui generis y concluyentes conceptos y pensamientos, se infiere que la omnisciencia y omnipresencia del Altísimo es TermoEnergía en su más pura y sublime manifestación; energía que concentra y cubre toda existencia universal.       

De visualizarse así y al considerar: Dios es el Universo y el Universo es Dios, aunado a que el contenido cósmico es el alma celestial y la materia es su transformación tangible, es factible afirmar: La Energía como Dios está por doquier, en todas formas de calor, luz y en cualquier ámbito. De acuerdo a estas condiciones, presencias y funciones subliminales, el Reino de Dios-Padre, Jesucristo (Dios-Hijo) y Dios-Espíritu Santo se ubica en cada estrella del vasto e inconmensurable Firmamento; donde las estrellas, al tener sus propios sistemas planetarios, es factible afirmar que existe un planeta y/o satélite habitable, conforme a la reciprocidad e interrelación cósmica.         

De modo que cuando Jesús invoca: Mi Padre está en los Cielos, es muy probable que se refiera como residencia divina al Sol, pues esta estrella es la fuente fundamental de vida en el Planeta HidroTerra. Entonces el paraíso y la residencia de la Santísima Trinidad es precisamente el Astro Rey, el cual se localiza a 150 millones de kilómetros de HidroTerra. De ninguna manera la residencia solar es ficción o ilusión. El Sol simboliza la TermoEnergía en su plena exposición y expresión. Para fines de la humanidad, su luminosidad, radiación y candencia es interminable como es la omnipresencia y el poder absoluto e integral de Dios. De ahí que en cualquier estrella-solar se encuentra un planeta y/o satélite con las condiciones favorables para la vida -tal vez- análogas a HidroTerra.           

Al discurrir en las explicaciones de Jesús mediante parábolas a sus apóstoles y seguidores, en las cuales siempre enfatizó que el Reino de Dios queda allende de los límites terrestres, en cielos destellante luz y calor, sin duda se refería al Astro Rey. Como complemento en los evangelios se describe a la Estrella de Belén como el cuerpo espacial para indicar el lugar del nacimiento del Niño-Jesús y guiar a los feligreses y Reyes de Oriente a conocer y adorar al Hijo de Dios. También el Todopoderoso emplea el poder de la TermoEnergía para castigar y destruir aquellas poblaciones y ciudades inmersas en la perversidad e inmundicia como ocurrió con la devastación de Sodoma y Gomorra a través de lluvia de meteoritos, crónica bíblica acaecida hace más de 3900 años (1900 AC).

Es necesario destacar que por su sabiduría, predicación, milagros y enseñanzas en las inmediaciones y dentro de la conflictiva ciudad de Jerusalén, Judea, el Poder Judío-Sanedrín -cuestionando su Doctrina y Palabra Divina-, lo acusó de Blasfemia y Sentenció a Muerte. La Crucifixión fue ejecutada por la Autoridad Romana… El Judaísmo siempre recurre y aprovecha a otros pueblos y sociedades para concretar sus objetivos y alcanzar sus metas...

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