miércoles, 6 de junio de 2018

El costo ambiental de la muerte




Por Óscar Chávez, Director de Planeación
y Nuevos Negocios de Grupo Gayosso


Vivimos en un mundo de 7,300 millones de personas, y de acuerdo a proyecciones del World Population Prospects (WPP), se estima que para el año 2030 el número de personas en el mundo aumente mil millones más. Este crecimiento tan drástico implica, proporcionalmente hablando, un aumento exponencial en los decesos y un significativo impacto para el Medio Ambiente.

Sin duda los seres humanos nos hemos vuelto más conscientes y receptivos en el cuidado del medio ambiente, sin embargo, pocos pensamos en nuestro destino final y la reintegración de nuestros restos en armonía con el medio ambiente, una decisión que, multiplicada por miles de millones de personas en el mundo, sin duda impacta exponencialmente a la madre tierra. Por ejemplo, si elegimos ser inhumados la elección entre un tipo de ataúd y otro puede marcar la diferencia entre una desintegración de 100 años o un par de años

Los dos métodos funerarios tradicionales son dignos para un debate amplio y profundo, sobre todo por su costo ambiental.

Las consecuencias de las actuales practicas funerarias

A nivel mundial la inhumación representa el principal método funerario con el 79% de los casos, seguido por la cremación con el 20% y la Aquamación® con el 1%, de los cuales se estima una proporción de 60% madera y 35% metal y 5% otros materiales para los ataúdes y urnas que acompañan cada ceremonia.

En México, la incineración representa cerca de un 35% Vs. 65% inhumación. Año con año la cremación va ganando terreno en nuestro país con un crecimiento anual del 2%, principalmente por un tema de ahorro económico al no requerir de un lote en el panteón ni costos adicionales como exhumación, lápida o cuotas de mantenimiento. En países con poco espacio, como Japón, la cremación representa poco más del 90%, y a diferencia de México donde las urnas se almacenan en mausoleos, en este país asiático la costumbre es enterrar la urna bajo tierra.

La cremación del cuerpo humano es realizada en hornos crematorios que alcanzan de 870 a 980 grados Celsius de temperatura, durante un proceso que puede durar entre una y cinco horas. Gran parte de estos hornos se alimentan de gas natural, por lo que se estima que para incinerar un cuerpo se utiliza cerca de 92 metros cúbicos de gas, lo equivalente a un viaje en auto de 800 kilómetros.

En cuanto al proceso de inhumación, su impacto medioambiental tiene también sus matices. Lo que más daña al Medio Ambiente en este proceso es el material del ataúd. Un ataúd metálico requiere entre 24 y 45 kg de acero, se emplean 4 personas para su fabricación y toma cerca de 100 años su proceso de desintegración. Se estima que, a nivel mundial, la producción de ataúdes metálicos es de 100 millones al año aproximadamente.

Sector funerario eco-friendly.
Con el drástico aumento de la población a nivel mundial y la inevitable huella de carbono que deja el ser humano durante su paso, el futuro del sector funerario en el mundo se centrará en la concientización ambiental, buscando la forma de una reintegración de los restos humanos en armonía con el Medio Ambiente a través de nuevas tecnologías limpias, y nuevos productos que faciliten nuestra desintegración, preservando los hábitos y costumbres en los rituales funerarios de cada región o país.

Una interesante solución ecológica en caso que prefieras la inhumación es el ataúd de mimbre, un material ligero y robusto que abunda en diferentes regiones de México y que facilita la reintegración de los restos humanos al Medio Ambiente con un muy bajo impacto ambiental, ya que este se desintegra en un periodo de un año o año y medio (dependiendo de la humedad del subsuelo).

Recientemente llegó a México el tercer método funerario, que actualmente representa el 1%, para despedir a nuestros seres queridos es conocido como Aquamación®, una nueva práctica funeraria ecológicamente innovadora. Una tecnología que hasta hace poco sólo era posible en países como Estados Unidos, Canadá o España, pero que recientemente introdujo, por primera vez, Grupo Gayosso en México y Latinoamérica.

Aquamación® está basada en una novedosa combinación de agua y temperatura, que a través de un método físico-químico de hidrólisis permite acelerar el proceso natural de la desintegración de las células. Además de su innovadora tecnología, Aquamación® es una técnica limpia que brinda beneficios tangibles para el Medio Ambiente al utilizar 90% menos de energía que la cremación tradicional y al emitir 160 veces menos de partículas finas.

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