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de Política Monetaria
Los indicadores
disponibles sugieren que la economía mundial aumentó su ritmo de
expansión durante
el segundo trimestre
de 2018. No obstante, se advierten indicios de divergencia entre las
principales
economías
avanzadas. En particular, en Estados Unidos se espera un repunte más
fuerte de la actividad
económica, en parte
en respuesta al estímulo fiscal adoptado, lo cual en un contexto de
baja holgura,
puede conducir a
mayores presiones sobre la inflación. Así, como se anticipaba, la
Reserva Federal
incrementó en 25
puntos base el rango objetivo para la tasa de fondos federales en
junio.
Adicionalmente,
reiteró su previsión de aumentos graduales para dicha tasa y su
expectativa de que la
inflación se
ubicará alrededor de su objetivo simétrico de 2% en el mediano
plazo. Si bien los pronósticos
de crecimiento para
la economía mundial para 2018 y 2019 se han mantenido prácticamente
sin cambio,
ha aumentado la
incertidumbre en el corto plazo y se han acentuado los riesgos a la
baja para el mediano
plazo. Entre estos
destacan un aumento en las medidas proteccionistas, un posible
apretamiento en las
condiciones
financieras derivado de sorpresas inflacionarias, y el escalamiento
de riesgos geopolíticos.
En este entorno, se
ha observado un fortalecimiento generalizado del dólar y una mayor
aversión al
riesgo a nivel
global. A ello también han contribuido las tensiones en materia
comercial y otros factores
de índole
geopolítico. Todo ello ha conducido a una recomposición de carteras
de inversión hacia activos
más seguros. En
este contexto, la mayoría de las divisas de economías emergentes
registraron una
depreciación
considerable y una mayor volatilidad. En el caso de México, desde la
última decisión de
política monetaria
el peso presentó una depreciación adicional y un aumento en la
volatilidad. Dicho
comportamiento
estuvo influenciado tanto por el entorno externo adverso antes
descrito, como por otros
factores, tales como
la falta de acuerdos en el proceso de renegociación del TLCAN y la
incertidumbre
asociada al proceso
electoral. Por su parte, las tasas de interés presentaron
incrementos, especialmente
las de menores
plazos.
En el primer
trimestre de 2018 la actividad económica en México continuó
mostrando una reactivación,
incluso a un ritmo
mayor al observado en el trimestre previo, lo cual condujo a cierto
estrechamiento en
las condiciones de
holgura de la economía. Si bien, como se anticipaba, los indicadores
oportunos para
el segundo trimestre
sugieren cierta desaceleración de la actividad económica, se
mantiene la previsión
para el año. Al
respecto, ante la incertidumbre derivada del complejo entorno que
enfrenta la economía,
se considera que el
balance de riesgos para su crecimiento continúa sesgado a la baja.
La política
monetaria adoptada para mantener ancladas las expectativas de
inflación de mediano y largo
plazos, aunada al
cumplimiento de las metas fiscales y a la resiliencia que ha
mantenido el sistema
financiero, han
contribuido a que la economía mexicana esté en mejor posición para
enfrentar
escenarios adversos.
No obstante, se prevé que la economía seguirá transitando por un
panorama
complejo, tanto en
el ámbito externo como en el interno, lo que hace particularmente
relevante que,
además de seguir
una política monetaria prudente y firme, se impulse la adopción de
medidas que
propicien una mayor
productividad y que se consoliden sosteniblemente las finanzas
públicas.
La inflación
general anual continuó disminuyendo, al pasar de 4.55% en abril a
4.51% en mayo. En
particular, la
inflación subyacente se redujo de 3.71 a 3.69% en este periodo, en
respuesta a las acciones
de política
monetaria y al desvanecimiento de los choques que la afectaron el año
pasado. Por su parte,
1la no subyacente
disminuyó de 7.07 a 6.99% en el mismo lapso, derivado en buena
medida de
reducciones en los
precios de productos agropecuarios, las cuales fueron parcialmente
contrarrestadas
por incrementos en
los de las gasolinas y del gas L.P. Las expectativas de inflación
general para el cierre
de 2018 se ajustaron
de 3.98 a 3.94% de abril a mayo, mientras que las de mediano y largo
plazos
permanecieron
alrededor de 3.50%.
La disminución de
la inflación registrada en los primeros cinco meses de 2018 es
congruente con la
trayectoria
convergente de la inflación hacia su meta prevista en el último
Informe Trimestral. No
obstante, algunos de
los riesgos al alza para la inflación señalados por este Instituto
Central han
comenzado a
materializarse. En particular, se ha observado una mayor depreciación
del tipo de cambio
y presiones sobre
los precios de las gasolinas y del gas L.P. asociadas a incrementos
en sus referencias
internacionales. En
caso de persistir estos factores, se afectaría el ritmo de
disminución de la inflación.
En cuanto a los
aranceles impuestos por Estados Unidos y las medidas equivalentes
anunciadas
recientemente por
México, se estima que su impacto sobre la inflación sea acotado y
de corta duración.
Tomando en cuenta lo
anterior, se ha acrecentado el riesgo de que la inflación presente
un ritmo más
lento de
convergencia a su objetivo que el previsto anteriormente, lo que
podría retrasar el logro del
objetivo de 3% de no
modificarse la postura monetaria.
El escenario
anterior continúa sujeto a riesgos y a una marcada incertidumbre.
Entre los principales
riesgos al alza,
destaca que la cotización de la moneda nacional continúe presionada
en respuesta tanto
al entorno de
mayores tasas de interés externas y de fortaleza del dólar, como a
la incertidumbre
asociada a la
renegociación del TLCAN y al proceso electoral del presente año. Al
respecto, es
importante aclarar
que, en caso de que la economía enfrente un escenario que requiera
un ajuste del
tipo de cambio real,
el Banco de México estará atento a que este se dé de manera
ordenada y sin efectos
de segundo orden
sobre el proceso de formación de precios. Por otro lado, persiste el
riesgo de continuar
enfrentando
presiones al alza en los precios de algunos energéticos o de
enfrentar choques en los
precios de los
bienes agropecuarios. Además, considerando las condiciones cíclicas
de la economía, la
evolución de los
costos unitarios de la mano de obra podría presionar a la inflación.
En cuanto a los
riesgos a la baja
que podrían presentarse, destaca una posible apreciación de la
moneda nacional en
caso de que se
alcanzara un resultado favorable en las negociaciones del TLCAN. En
suma, el balance
de riesgos respecto
a la trayectoria esperada para la inflación se deterioró desde la
última decisión de
política monetaria
y mantiene un sesgo al alza, en un entorno de marcada incertidumbre.
Para guiar sus
acciones de política monetaria, la Junta de Gobierno da seguimiento
cercano a la
evolución de la
inflación respecto a su trayectoria prevista, considerando la
postura monetaria adoptada
y el horizonte en el
que esta opera, así como la información disponible de los
determinantes de la
inflación y sus
expectativas de mediano y largo plazos, incluyendo el balance de
riesgos para estos.
Considerando que
algunos riesgos para la inflación han comenzado a materializarse, y
que se ha
deteriorado el
balance de riesgos para esta, lo cual podría afectar el proceso de
convergencia de la
inflación a su
meta, la Junta de Gobierno ha decidido por unanimidad incrementar en
25 puntos base el
objetivo para la
Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 7.75%.
Hacia adelante, la
Junta mantendrá una postura monetaria prudente y continuará dando
un seguimiento
especial al traspaso
potencial de las variaciones del tipo de cambio a los precios, a la
posición monetaria
relativa entre
México y Estados Unidos y a la evolución de las condiciones de
holgura en la economía.
Ante la presencia y
posible persistencia de factores que, por su naturaleza, impliquen un
riesgo para la
inflación y sus
expectativas, la política monetaria se ajustará de manera oportuna
y firme para lograr la
convergencia de esta
a su objetivo de 3% y fortalecer el anclaje de las expectativas de
inflación de
mediano y largo
plazos para que estas alcancen dicha meta.
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